Resumen
El 28 de febrero de 2017 la Fundación Rafael del Pino organizó el diálogo sobre la relación entre el crecimiento económico y el empleo en España, con motivo de la presentación del libro “Crecimiento y empleo” de Juan Francisco Jimeno. Además de Jimeno, presidente de la Asociación Española de Economía, el acto contó también con la participación de Emilio Ontiveros, catedrático de Economía de la Empresa de la Universidad Autónoma de Madrid, y de Guillermo de la Dehesa, presidente honorario del Centre for Economic Policy Research (CEPR) de Londres. Juan Francisco Jimeno comenzó recordando que una de las preguntas más habituales que se hacen los economistas es cuánto tiene que crecer una economía para que se cree empleo. Jimeno considera que es una cuestión poco útil porque la respuesta general sería “depende”, ya que el crecimiento económico y el del empleo se determinan de forma conjunta. Lo que está pensando quien hace esta pregunta es algo así como cuánto tendría que hacer de política económica para generar puestos de trabajo. El problema es que no está garantizado que más gasto público implique más crecimiento económico y más empleo. Para Emilio Ontiveros, la clave para aumentar el empleo y mejorar su calidad reside en incrementar la productividad total de los factores productivos. Para ello hay que tener en cuenta, conjuntamente, los aspectos institucionales, regulatorios y de organización y calidad empresarial, incluyendo el tamaño de las empresas, porque estos elementos también influyen. Por su parte, Guillermo de la Dehesa advirtió de los retos que supone para todo ello la evolución de la población española, el cambio climático y el desarrollo tecnológico. En relación con la reforma del mercado de trabajo, Jimeno afirmó que la economía española tiene una característica muy peculiar: es muy volátil. Cuando crece, crece mucho; cuando cae, destruye mucho empleo. En este sentido, las reformas laborales han incidido más en esa relación que en que se traslade todo el crecimiento económico al empleo porque ninguna reforma laboral consigue por sí misma que aumente la productividad. Ontiveros, por su parte, destacó que la regulación del mercado de trabajo deja mucho que desear y generan mecanismos de defensa en las empresas, como la utilización excesiva de los contratos temporales, especialmente por parte de las microempresas. A su vez, De la Dehesa señaló que el paro no ha evolucionado con el crecimiento económico debido a la cantidad de reformas que se han hecho en el mercado de trabajo que, en general, lo empeoraron. La reforma de 2012, sin embargo, fue un poco mejor que las anteriores. El problema es que las reformas no inciden en otros problemas que afectan al empleo, como el bajo nivel educativo de determinados tramos de la población, la falta de cualificación profesional de otros o la desconexión entre el sistema educativo y las necesidades de las empresas. Otro de los asuntos debatidos fue la dualidad del mercado de trabajo. En este sentido, Jimeno recordó que se trata de un problema que España tiene desde hace tiempo, desde 1984, como consecuencia de la temporalidad en el empleo, que es la principal razón de la volatilidad de la economía española, de la baja productividad y de la dualidad del mercado de trabajo, que se extiende a todos los tramos de edad y es socialmente injusta. El modelo de contratos temporales se inició por desesperación, ante la renuncia a reformar el Estatuto de los Trabajadores, pero lo que se pensó que sería una medida temporal se ha convertido en permanente porque las empresas la utilizan para eludir los altos costes del despido u otras rigideces de la regulación laboral. De la Dehesa destacó que otra parte del problema es el mal funcionamiento del Servicio Estatal de Empleo, que no está capacitado para colocar a los parados. Y Ontiveros añadió que es necesaria una simplificación del número de contratos, con el fin de reducir los privilegios de los empleados indefinidos y la manifiesta desprotección de los temporales. También destacó el papel de la negociación colectiva en la dualidad del mercado laboral. Jimeno señaló, también, que la dualidad tiene que ver con la regulación de los despidos objetivos, que está por resolver. Es lo que explica que la temporalidad sea tan alta. Por ello, es preciso diseñar mecanismos de ajustes que permitan a las empresas reaccionar de otra forma. Otra parte del problema, según Jimeno, son los convenios colectivos, que tienen fuerza de ley pero quienes los firman son poco representativos tanto de las empresas como de los trabajadores. Los convenios también afectan a la calidad empresarial porque afectan al tamaño de la empresa, dijo Ontiveros, quien también se refirió a la calidad de funcionamiento del sistema financiero y de las instituciones.
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