Diálogo presencial «¿A dónde nos lleva la creciente rivalidad entre Superpotencias?»

Alicia García Herrero y Mira Milosevich

La Fundación Rafael del Pino organizó, el 6 de junio de 2022, el diálogo presencial en el auditorio Rafael del Pino «¿A dónde nos lleva la creciente rivalidad entre Superpotencias?. Orden o desconcierto en la seguridad y la economía globales» en el que participaron Alicia García Herrero y Mira Milosevich.

Alicia García Herrero es investigadora senior asociada del Real Instituto Elcano, economista jefe de Asia-Pacífico en NATIXIS, Senior Fellow en Bruegel y Research Fellow no residente en el Emerging Market Research Institute de la Johnson Cornell University. Actualmente es profesora adjunta en la City University de Hong Kong, y profesora visitante en la University of Science and Technology (UST) y en el China-Europe International Business School (CEIBS). Anteriormente, Alicia García Herrero ha sido Chief Economist for Emerging Markets en el BBVA, miembro del Programa de Investigación sobre Asia en el Bank of International Settlements (BIS), jefe del Departamento de Economía Internacional del Banco de España, miembro del Consejo del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo, jefe de Economías Emergentes en el departamento de Investigación del Banco Santander y economista en el Fondo Monetario Internacional. Doctorada en Economía por la George Washington University, ha publicado numerosos libros y artículos en revistas académicas especializadas.

Mira Milosevich-Juaristi es investigadora principal del Real Instituto Elcano y profesora asociada de Russia’s Foreign Policy del Instituto de Empresa (IE University). Es doctora en Estudios Europeos por la Universidad Complutense de Madrid y ha obtenido Diploma de Estudios Avanzados en el área de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales en la misma universidad. Es licenciada en Sociología y Ciencias Políticas por la Universidad de Belgrado. Ha impartido docencia en postgrado de Ciencia Política y Relaciones Internacionales en los Programas de Doctorado del Instituto Universitario de Investigación José Ortega y Gasset.

Resumen:

El 6 de junio de 2022, la Fundación Rafael del Pino organizó el diálogo “¿A dónde nos lleva la creciente rivalidad entre Superpotencias? Orden o desconcierto en la seguridad y la economía globales”, que contó con la participación de Alicia García-Herrero, economista jefe de Asia-Pacífico en NATIXIS y Mira Milosevich-Juaristi, investigadora principal del Real Instituto Elcano y profesora asociada de Russia’s Foreign Policy del Instituto de Empresa.

Para Mira Milosevich, la guerra de Ucrania es el resultado de dos fracasos. El primero es el fracaso de Rusia de tratar de influir en Ucrania con instrumentos no militares. Cuando vio que no conseguía influir, decidió invadir el país. El segundo fracaso es de Occidente y de la misma Ucrania en disuadir a Rusia para que no atacase. Al decir públicamente Occidente que no iba a involucrarse, dio alas al Kremlin para planificar una invasión.

Cada conflicto tiene tres niveles, el político, el estratégico y el táctico. Respecto a los objetivos políticos de Rusia, ha renunciado al objetivo de cambiar el gobierno y controlar toda Ucrania con un gobierno títere o mediante la ocupación de todo el país. En esto ha fracasado. En el nivel estratégico, Rusia sigue bombardeando los depósitos de armas e intenta desmilitarizar a Ucrania, pero ha empujado la ofensiva en el sureste con el objetivo de bloquear sus puertos y ahogar la economía y la mayor parte de las exportaciones de Ucrania. En el nivel táctico, hemos sobrevalorado las capacidades militares rusas. Ahora Rusia avanza lentamente, pero avanza en la zona del sureste de ucrania y no van a devolver fácilmente lo conquistado.

En este momento, ambos actores creen que pueden ganar la guerra, por lo que va a ser una guerra prolongada, basada en un equilibrio, en el sentido de que Rusia esperará que Occidente rompa su unidad y Occidente espera que las sanciones debiliten tanto a Rusia que se vea obligada a parar la guerra.

El mundo va hacia dos bloques: Occidente y el resto. En el resto hay muchas diferencias entre países

Según Alicia García-Herrero, desde antes de la guerra, China quiere cambiar las reglas de juego del mundo y sabe que hay un vecino amado y odiado, Rusia, que quiere hacer lo mismo, que tiene una cierta potencia militar en armas nucleares y no tanto en armas convencionales, que puede dar el primer paso. ¿Por qué le parece bien a China? Porque es una avanzadilla de algo que quiere China conseguir, pero no le cuesta nada. No le cuesta que le impongan sanciones porque eso le resulta muy caro. A pesar de la narrativa, China va a cumplir con las sanciones. Con un coste mínimo, tiene esa avanzadilla de confrontación con Occidente. Rusia es un instrumento de debilitación desde la perspectiva china, y más si la guerra es larga.

Occidente tiene la clave de la solución aquí. Occidente no es solo Occidente, sino también Japón, Corea del Sur y Australia. Esto ya viene de antes y Japón ya impuso antes sanciones a las exportaciones de semiconductores a Rusia. Singapur está ahí, intentando sobrevivir, y la India está haciendo doble juego, ha vuelto a reaparecer. Xi Jinping anunció la iniciativa de seguridad global en su territorio hace unas pocas semanas, en Boao, el Davos de China. Con ello intenta aunar en ese resto a ese grupo que no forma parte de Occidente, con China en el centro apoyando a Rusia. Los BRICS entran en este juego porque tienen a Rusia, a Brasil y Sudáfrica. La India tiene un papel clave en apoyar o no esta iniciativa. La India no se pronuncia al respecto y juega ese doble juego. Pero ya ha entendido que no puede formar parte de esta liga. De ahí la importancia de la alianza del Indo-Pacífico. Xi Jinping intentó evitar la reunión de democracias en Washington. A la primera solo fue singapur y a la segunda fueron todos a decir que hay de lo mío. Asia está perdido. Esto ya es un recuento de alianzas, quién tiene más peso en estas alianzas. Occidente más japón, Corea del Sur y la India y, por otro lado, los que han expresado interés por la indicativa de seguridad global son Cuba, Siria, Uruguay. Hay una serie de intereses paramilitares y de seguridad que están moviendo esto. Occidente tiene que reaccionar de manera inmediata y urgente porque, si no, el peso se desequilibra.

Xi Jinping no habla de seguridad en Davos, sino de relaciones comerciales, inversión, pero ahora habla de seguridad. Biden entiende que Asia no va de comercio, sino de que necesita la seguridad de Estados Unidos, pero la Asean tiene la economía con China y la seguridad con EEUU. Por eso, Xi ofrece la seguridad y la alianza con Rusia lo confirma. Él ahora puede ofrecer eso porque entiende que Rusia va a acabar a sus pies. Después hay otras motivaciones como Taiwán, o la sensación de seguridad mayor, pero eso es defensivo. Pero aquí hay algo más porque algunos pasos se dan antes de que empiece la guerra. Es esa idea de que se acabó que Occidente esté siempre creando las reglas del juego. Biden ofrece a la Asean y a India un pacto económico porque, si no, es imposible que países con necesidades de desarrollo económico evidentes antepongan la seguridad, sobre todo después de las cicatrices del Covid. La inversión directa que va a llegar a la india va a ser brutal, parte escapa de China y parte entiende que ya no es el momento de ir a China.

Hemos inflado la capacidad tecnológica de China. China tiene un gasto en I+D de 2,2% del PIB que es inferior al de Estados Unidos y Corea del Sur y está al nivel de Europa. De esa cantidad, solo el 6% es investigación básica, que es muy inferior a Europa. Dos tercios de la I+D la realizan empresas estatales con muchos descartes, es decir, buena parte de esa I+D no es tal. En algunos ámbitos, han dado grandes pasos, pero hay una serie de limitaciones relacionadas con la naturaleza del régimen. Los incentivos al éxito en el ámbito de la I+D no son los mismos que en una economía de mercado, lo que genera distorsiones. Esos incentivos chinos cada vez son más perversos. Lo hemos visto con la pandemia. China no es una economía de mercado. Algo tan importante como evitar un contagio en la pandemia, que se basaba en algo tan básico como aceptar unas vacunas que se podían haber replicado, pero el mero hecho de decir que esa vacuna era Occidental lo ha parado y ha costado puntos y puntos del PIB. Alguien que está dispuesto a pagar este precio por razones ideológicas no puede desbancar a una economía de mercado. En lo que pueda ayudar a sostener el régimen, como la inteligencia artificial, el desarrollo es mejor porque los incentivos están alienados.

Xi Jinping dice a los europeos que tienen que seguir empujando la autonomía estratégica. Esto significa depender de China. Es algo que nunca hemos tenido. ¿Voy a ser más independiente sin que esté Estados Unidos? ¿Importar gas de Estados Unidos es un problema? En Taiwán se ve a diario el riesgo de una invasión. ¿Queremos esa situación para Europa? No podemos engañarnos, no somos autónomos. Si queríamos serlo, tendríamos que haber diseñado Europa de otra manera. Si China lo escucha, te empuja hacia ella porque le conviene. No tenemos los instrumentos, no tenemos capacidad militar, energética, tecnológica en las nuevas tecnologías relevantes. Tenemos que aceptar una realidad que no podemos cambiar en 2022, que es cuando está la guerra.

La invasión de Taiwán es un riesgo para el orden global más grande que Ucrania porque es la puerta del Pacífico. Japón sin Taiwán está perdido. La ambigüedad de Estados Unidos sobre Taiwán la genera Clinton. Era la época en que las empresas americanas querían entrar en China y entonces acepta esa ambigüedad. Es el parche que salva la situación a corto plazo, pero genera una bomba de relojería a medio plazo y va en contra de un documento legal, que es el compromiso de defender a Taiwán, y pone en riesgo a Filipinas o Japón, cuyos acuerdos con Estados Unidos no son muy diferentes. El resto de Asia acepta esa ambigüedad porque le viene bien. Los taiwaneses son los principales inversores en China. Lo que hace Biden es recordar que hay una contradicción en la política hacia Taiwán y lo recuera ahora porque es una nota de atención a China.

El 1 de junio, China ha dejado de ejecutar la política de Covid cero. Puede volver a ocurrir en cualquier momento. Las consecuencias de los confinamientos son muy graves. La economía china ha estado en fuerte recesión. Es un shock raro. China no importa desde marzo. La idea es que todo lo que puedan sustituir lo sustituyan para crear crecimiento. El shock no ha acabado porque China no puede abrir, no hay inmunidad de rebaño. La situación fiscal de China es muy dura y el bienestar económico es cada vez menor, los sueldos aumentan menos, hay más desempleo. Por eso el shock es tan grande. Cuando China exporta un tercio de los bienes intermedios del mundo, si sus puertos se cierran y surgen las presiones inflacionistas generadas por los cuellos de botella, tenemos un shock enorme, pero está envuelto como en una nebulosa. El cierre de China al mundo es un shock global de dimensiones gigantescas.

¿Qué podría hacer Occidente para hacer entender al resto del mundo que el problema no son las sanciones sino el imperialismo ruso? Debe hacer ver que este problema no lo ha generado Occidente. También debería utilizar sus reservas estratégicas. China está cometiendo un gran error porque tiene enormes reservas estratégicas. Uno se pregunta por qué. El temor es que China diga que resuelve el problema con sus reservas estratégicas y ponga a los países de su lado. Occidente debería hacerlo antes de que lo haga China. Tiene que dar pasos para hacer ver que está resolviendo el problema. China tampoco porque está imbuida en su discurso interno, en una lucha de poder interna porque el sector privado chino teme un régimen más cerrado.

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