¿Ha llegado a su final el milagro económico alemán?

Wolfgang Münchau y Miguel Otero Iglesias

La Fundación Rafael del Pino organizó, el día 12 de febrero de 2025 el diálogo «¿Ha llegado a su final el milagro económico alemán?» en el que intervendrán Wolfgang Münchau y Miguel Otero Iglesias con motivo de la publicación del último libro de Wolfgang Münchau «Kaput. El fin del milagro aleman» editado por Plataforma Editorial.

Wolfgang Münchau, es el fundador de Eurointelligence. Comenzó su carrera periodística en The Times en Londres y más adelante fue corresponsal de Financial Times, donde cofundó Financial Times Deutschland. Es considerado uno de los principales expertos del mundo en la eurozona, que ha analizado y descrito en diversas obras, entre las que cabe destacar “The Meltdown Years: The Unfolding of the Global Economic Crisis”, reconocido con el prestigioso premio GetAbstract y “Kaput, el fin del milagro alemán” en la que analiza las debilidades de la economía alemana. Es columnista de la revista política y cultural New Statesman en Londres y escribe una columna semanal sobre asuntos europeos que se publica en El País, Corriere della Sera y Handelsblatt. En 1989 recibió el Premio Wincott al mejor periodista joven del año y en 2012 el Premio SABEW al mejor columnista internacional.

Miguel Otero Iglesias es investigador principal del Real Instituto Elcano y profesor del IE School of Global and Public Affairs. También es investigador asociado en el Instituto para la Unión Europea y Asia en la ESSCA School of Management de Paris. Anteriormente fue profesor titular de economía política internacional en ESSCA Paris, profesor adjunto para Queen Elisabeth House en la Universidad de Oxford, investigador postdoctoral en la London School of Economics y profesor asociado en la Universidad Oxford Brookes, donde obtuvo su doctorado en economía política internacional (IPE, por sus siglas en inglés). También tiene un Master en IPE por la Universidad de Manchester y ha sido investigador visitante en el Instituto de Relaciones Internacionales de la Pontifica Universidad Católica de Rio de Janeiro, en el Instituto de Economía y Política Mundial en la Academia China de las Ciencias Sociales de Pekín, en la Escuela de Negocios de la Universidad Alfaisal de Riad y en el Instituto Mercator para Estudios de China (MERICS) de Berlín. Es fundador y coordinador del European Think Tank Network on China (ETNC).

Resumen:

El 12 de febrero de 2025, la Fundación Rafael del Pino organizó el diálogo «¿Ha llegado a su final el milagro económico alemán?» con Wolfgang Münchau y Miguel Otero Iglesias, con motivo de la publicación del libro Kaput. El fin del milagro alemán. Durante la conversación, se abordaron las causas del estancamiento económico de Alemania, los errores estratégicos en energía y digitalización y el auge de la extrema derecha.

El declive del modelo económico alemán

El modelo económico de Alemania, basado en la industria pesada, las exportaciones y la disciplina fiscal, está en crisis. Münchau explicó que los problemas actuales tienen su origen en la reunificación de Alemania en 1990, cuando las políticas económicas favorecieron los intereses de la Alemania Occidental en detrimento del Este. La integración económica no se hizo de manera progresiva, sino que se impusieron salarios y condiciones equivalentes a las del Oeste, lo que llevó al colapso de muchas industrias locales y a una dependencia de las transferencias públicas.

Otro de los grandes problemas es el sistema financiero. A diferencia de otros países que han fomentado el capital de riesgo y la inversión en nuevas tecnologías, Alemania sigue dominada por bancos públicos y cajas de ahorro que financian principalmente a la industria tradicional. Este modelo ha impedido el desarrollo de un ecosistema emprendedor robusto y ha dejado al país rezagado en sectores clave como la inteligencia artificial, la digitalización y la transición energética.

Dependencia energética y errores estratégicos

Uno de los temas centrales del debate fue la política energética alemana. Desde principios de los años 2000, Alemania apostó por una mayor dependencia del gas ruso, con la idea de que el comercio fortalecería las relaciones políticas y garantizaría estabilidad. Sin embargo, esta estrategia resultó ser un error de cálculo grave, ya que dejó al país en una posición vulnerable tras la invasión de Ucrania.

El cierre de las centrales nucleares, acelerado por el gobierno de Angela Merkel tras el desastre de Fukushima en 2011, agravó aún más la situación. Al eliminar una fuente de energía estable sin una alternativa viable, Alemania se vio obligada a depender de combustibles fósiles y de importaciones energéticas más costosas, lo que afectó a la competitividad de su industria.

En el sector automovilístico, Alemania ha quedado rezagada en la transición hacia el vehículo eléctrico. Aunque es el segundo mayor productor de coches eléctricos en el mundo, la falta de inversión en software y baterías ha hecho que las empresas alemanas pierdan competitividad frente a China y Estados Unidos. Las marcas alemanas han apostado por modelos de alta gama, dejando de lado el segmento de coches eléctricos accesibles, donde los fabricantes chinos han tomado la delantera.

Factores políticos y el auge de la extrema derecha

El ascenso del partido de extrema derecha AfD es una de las grandes señales de alarma en la política alemana. A diferencia de crisis anteriores, en las que el voto de protesta se limitaba a sectores específicos, el apoyo a la AfD se ha extendido a todas las generaciones, incluyendo a los jóvenes. En la antigua Alemania del Este, el partido ha conseguido convertirse en la fuerza más votada en muchas regiones, reflejando el descontento con la gestión económica y la percepción de que el Estado ha fallado en proporcionar estabilidad.

Uno de los temas que más ha alimentado el crecimiento de la AfD es la inmigración. En el debate político alemán, la cuestión migratoria ha pasado a ocupar un lugar central, desplazando incluso a la economía. Friedrich Merz, líder de la CDU y posible próximo canciller, ha hecho de la inmigración su principal bandera política, lo que indica que el próximo gobierno podría centrarse más en esta cuestión que en abordar las reformas económicas necesarias.

Desafíos europeos y el papel de Alemania en la UE

Alemania enfrenta un dilema en su papel dentro de la Unión Europea. Münchau enfatizó que el país necesita una unión de mercados de capitales y una unión fiscal para impulsar la inversión en sectores estratégicos, pero es poco probable que un gobierno liderado por Friedrich Merz lo impulse. Alemania ha sido históricamente reticente a la mutualización de la deuda y a la integración fiscal europea, lo que ha dificultado la creación de una política industrial común en la UE.

Uno de los escenarios más inciertos es el impacto que tendría la reelección de Donald Trump en la relación transatlántica. En su primer mandato, Trump ya mostró su desinterés por el papel de Estados Unidos en la defensa de Europa, y en un segundo mandato podría presionar aún más para que los países europeos asuman un mayor gasto militar. Esto pondría a Alemania en una situación difícil, ya que su gasto en defensa sigue por debajo del 2% del PIB y no hay consenso político sobre cómo aumentar el presupuesto sin afectar otras partidas.

El gran reto para Alemania será definir su relación con Francia dentro de la UE. Si Merz llega al poder en 2025, coincidiría con los últimos dos años de Macron en la presidencia de Francia. Ambos líderes tienen visiones diferentes sobre la integración europea: mientras Macron ha abogado por una mayor integración fiscal y un papel más activo de la UE en la industria, Alemania ha sido más cautelosa en estos aspectos. La relación entre Berlín y París será clave para determinar si Europa avanza hacia una mayor autonomía estratégica o sigue dependiendo de Estados Unidos y de acuerdos intergubernamentales.

Alemania se encuentra en un punto de inflexión. Tras décadas de éxito basado en la industria y las exportaciones, el país enfrenta una crisis estructural que pone en duda su modelo económico. Los problemas de digitalización, la dependencia energética, la falta de inversión en innovación y el auge de la extrema derecha han debilitado la confianza en el futuro del país.

La pregunta central sigue siendo si Alemania podrá adaptarse a los desafíos del siglo XXI o si seguirá atrapada en un modelo industrial en declive. Sin una transformación profunda, el milagro económico alemán podría haber llegado definitivamente a su fin.

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