La Fundación Rafael del Pino albergó, el día 24 de noviembre de 2011, la Conferencia Magistral “Eurozona: alta tensión con perspectivas inciertas”, pronunciada por Juergen B. Donges Catedrático Emérito de la Universidad de Colonia (Alemania).
Juergen B. Donges sostuvo que: “La UE se ha visto obligada a interpretar un papel al que no estaba acostumbrada: el de solicitante, en busca de apoyos por parte de los países emergentes (inversiones en el Fondo de rescate EFSF) y del FMI (líneas preventivas de crédito). ¿Va a jugar Europa en una liga por debajo de las potencias que lideran la política internacional? Incluso para Alemania ya hay un toque de atención, al no poder el Tesoro colocar ayer toda la emisión de bonos prevista al bajísimo tipo de interés que pudo ofrecer en subastas anteriores. El codiciado ‘bund’, que los inversores financieros suelen tomar como referencia para determinar la prima de riesgo de la deuda de los demás países europeos, ya no es considerado como un refugio tan seguro. Las cosas podrían empeorar más, porque la crisis de deuda soberana en la periferia europea en vez de remitir, se prolonga aparentemente sine die. Y esto se debe a una gestión de la crisis por parte de la clase política muy cuestionable. La grave crisis financiera que está padeciendo la Eurozona ha sido causada por los Gobiernos, no por los mercados. Son políticos, no inversores financieros, los que han decidido aumentar el gasto público y financiarlo con deuda más allá de lo que era sostenible en el tiempo”.
Los mecanismos de control europeos no han funcionado de manera eficiente, en opinión del Profesor Donges:”Hemos aprendido que las normas sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas en el Tratado de la UE y el Pacto europeo de Estabilidad y Crecimiento no han sido eficaces para imponer la disciplina presupuestaria. Por eso hay que buscar otra fórmula, una con la que los Estados auto-decreten la estabilidad presupuestaria en el medio plazo. La fórmula más creíble es la de fijar, por vía constitucional, un techo al déficit público estructural. Al ‘constitucionalizar’ el déficit, la presión sobre un gobierno para que justifique -en el Parlamento y ante la opinión pública- una eventual infracción es mucho más intensa que si incumple preceptos de Bruselas. Si, en todos los países del euro, los gobiernos entienden que la solidez de las finanzas públicas es su responsabilidad y sólo suya y, si actúan de forma seria conforme a ello, ningún Estado tendrá que salir en socorro de otro: cada país podría refinanciarse en el mercado de capitales a condiciones razonables y no harían falta los eurobonos que en Bruselas gustan tanto y en Berlín nada”.