Hispanoamérica, un futuro compartido

Guadalupe Jiménez Codinach, Carlos Leáñez Aristimuño, José Luis López-Linares, Juan Miguel Zunzunegui y Manuel Lucena Giraldo.

La Fundación Rafael del Pino, Lopez-li Films y la Asociación Unidos por la Historia organizaron, el próximo 4 de abril de 2024, el encuentro «Hispanoamérica, un futuro compartido» en el que participaron Guadalupe Jiménez Codinach, Carlos Leáñez Aristimuño, José Luis López-Linares, Juan Miguel Zunzunegui y Manuel Lucena Giraldo.

Guadalupe Jiménez Codinach es licenciada y maestra en Historia en la Universidad Iberoamericana y doctora en la University of London. Investigadora y profesora en la Universidad Iberoamericana y asesora de Fomento Cultural Banamex, ha realizado trabajos de curaduría para este organismo y diversos museos mexicanos y tiene numerosas publicaciones sobre la historia de México del siglo XV al XIX.

Carlos Leáñez Aristimuño es profesor universitario venezolano creador de las cátedras “La guerra de los idiomas” y “Lengua, ciudadanía y nación hispanohablante” en la Universidad Simón Bolívar de Caracas, conferenciante internacional, articulista de El Mundo, asesor en lenguas y liderazgo en medio corporativo.

Juan Miguel Zunzunegui es un Historiador mexicano. Licenciado en Humanidades y Comunicación por la Universidad de Anáhuac y especializado en Filosofía por la Universidad Iberoamericana UIA. También es Doctor en Materialismo Histórico y Teoría Crítica por la Universidad Complutense de Madrid y catedrático en diversas universidades privadas, centros e institutos culturales de México. Zunzunegui es un experto en comunicación y humanidades, siendo autor de numerosos artículos y libros de divulgación histórica, turismo de aventura y mitología mexicana. Ha trabajado como presentador de programas de radio y como investigador para programas de televisión. Es autor de los éxitos de venta Los mitos que nos dieron traumas, de la trilogía de la Independencia y de la serie La revolución humanaentre otros.

José Luis López-Linares es un Productor cinematográfico, director y escritor español, José Luis López Linares nació en Madrid el 11 de abril de 1955. Se popularizó en los círculos de cine como director de fotografía en películas para directores como Víctor Erice, Carlos Saura, Fernando Trueba o Alain Tanner. Como director ha destacado en el formato documental y entre sus trabajos cabe mencionar Asaltar los cielos (Premio Ondas), Un instante en la vida ajena (Goya al Mejor Documental) o Extras (Goya al Mejor Cortometraje Documental). También ha escrito con Olivia Hetreed el guión de la película Altamira. En 2016 publicó El pintor de Altamira, su primer trabajo literario junto al escritor y director español Juan Fernández Castaldi. En 2022 vio la luz su primer libro en solitario, España. La primera globalización, versión escrita de su documental homónimo.

Manuel Lucena Giraldo es Historiador. Investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC), profesor asociado del Instituto de Empresa/IE University y ESCP Business School Europe. Fue profesor visitante en la Universidad de Harvard, Lecturer BOSP en Stanford University e investigador y profesor visitante en Tufts University (Boston), Pontificia Universidad Javeriana (Colombia), IVIC (Venezuela), Universidad de los Andes (Chile y Colombia), Colegio de México y St. Antony’s College de la Universidad de Oxford. Ha sido agregado de educación en la Embajada de España en Colombia y ha desempeñado cargos de gestión de educación superior. Fue representante del CSIC en la Fundación europea de la ciencia, gestor de redes COST y asesor de proyectos de investigación en la Fundación Carolina. Es miembro de los consejos de redacción de Culture & History y Revista de Occidente. Forma parte del consejo asesor de “National Geographic” en historia global. Es académico correspondiente de la Real Academia de la Historia de España, la Academia colombiana de historia y miembro del comité de área de Academia Europaea. Forma parte de la junta directiva de Hispania Nostra. Sus publicaciones se han ocupado de viajeros, expediciones científicas, ciudades, imágenes nacionales, imperios y globalización. Es coautor de la “Oxford Illustrated History of the World” y profesor de no-ficción, negociación y empresa en la escuela de escritura de Penguin Random House. Su investigación, Un imperio de ingenieros, patrocinada por la Fundación Rafael del Pino, destaca el papel central de los ingenieros en la forja del Imperio español. Esta investigación se ha plasmado en la publicación de un libro, titulado “Un imperio de ingenieros”, escrita con las características agudeza, ingenio e inteligencia de uno de los más eminentes historiadores internacionales.

Resumen:

El 4 de abril de 2024, la Fundación Rafael del Pino, López-li Films y la Asociación Unidos por la Historia organizaron el encuentro “Hispanoamérica, un futuro compartido” en el que participaron Guadalupe Jiménez Codinach, licenciada y maestra en Historia en la Universidad Iberoamericana y doctora en la University of London; Carlos Leáñez Aristimuño, profesor universitario venezolano creador de las cátedras “La guerra de los idiomas” y “Lengua, ciudadanía y nación hispanohablante” en la Universidad Simón Bolívar de Caracas; José Luis López-Linares, productor cinematográfico; Juan Miguel Zunzunegui, catedrático en diversas universidades privadas, centros e institutos culturales de México, y Manuel Lucena Giraldo, Investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC).

Carlos Leáñez: Desde 1492 se despliega en América un imperio generador. Es un imperio generador porque entrega a su dios lo máximo que tenía, que entrega su sangre en el mestizaje, que hace del otro un semejante y no un esclavo. Es uno que funda no factorías en la costa para explotar, sino ciudades en la costa y tierra adentro que acarrean culturas, civilización, una transferencia masiva de tecnología que cambia por completo América.

Varios siglos después, en 1824, ese experimento es interrumpido, porque estamos en una latencia que dura doscientos años pero que está próxima a concluir. En 1824 tiene lugar la batalla de Ayacucho, en la que sella la secesión de la mayoría del imperio, se fragmenta y se genera una sensación de impotencia, de dependencia. Las repúblicas americanas somos los restos del naufragio de un galeón y vivimos aferrados a un pedazo de galeón, creyendo que allí está nuestro destino político. No es así. Fuimos más y podemos volver a serlo. Solo hace falta rasgar una serie de velos que han ido encubriendo nuestra historia. En 1824 también, solo el 30% de los hispanoamericanos, como máximo, son hispano hablantes.

Vamos a 2024. La fragmentación política y la dependencia continúan, pero hay algo que ocurre, un cabo suelto que quedo, ese 30%. El 94% de los hispanoamericanos habla español y prácticamente todos como lengua materna. Es un hecho que el español es una de las tres mega lenguas del mundo, junto con el chino mandarín y el inglés. Tenemos un espacio simbólico que no estamos aprovechando a fondo. Esto implica que el 7,2% de la población mundial es hispano hablante. Esto implica que el español es la segunda lengua materna del mundo. Esto implica que en español se produce el tercer PIB del mundo. Esto implica que, en la inteligencia artificial, que es algo que está cambiando el mundo, los tres lenguajes más perfectos que hay son el inglés, el español y otra lengua que no es el chino mandarín por una serie de complicaciones. Estamos en la cresta de la ola.

Es un hecho que, en 2024, ha terminado de emerger un territorio nuevo que se comenzó a forjar desde finales del siglo XX, que es internet. Somos una humanidad nueva, no vivimos como nuestros abuelos, que vivían en un territorio físico. Nosotros vivimos en un territorio físico y en un territorio virtual, que también es real, también es parte de nuestra vida. El español es la tercera lengua en internet. El 70% de los hispano hablantes tiene acceso a internet. Los anglosajones el 79%. Ese 70% pasa alrededor de siete horas al día en internet. Este es un cambio del que tenemos que tomar nota porque no está siendo mensurado, no está siendo percibido y esto nos beneficia enormemente.

Hay una receta de poder que aplicó muy claramente Estados Unidos de América, que es aunar gran escala con una sola lengua común y un gran territorio. Gran escala, 335 millones de personas; una lengua común, el inglés, y un gran territorio compartido, diez millones de kilómetros cuadrados. Eso es algo que nosotros, los hispano hablantes ya lo tenemos en la mano. Ya tenemos la gran escala, 500 millones de personas; tenemos la lengua común, el español, y tenemos un territorio mundial virtual, internet. Los hispano hablantes están hablando entre sí como nunca antes. Madrid es la punta de lanza de ello. Madrid prefigura un poco esto.

Hay una dinámica centrípeta que ocurre por la gran escala, la lengua común y el territorio virtual mundial. Pero no somos conscientes de ello porque no somos capaces de verla y porque debemos salir urgentemente de unos relatos que nos hacen víctimas en América y, por otro, victimarios en España, los españoles malos que vinieron acá. Estas víctimas y victimarios están todos aferrados a una canoa: Venezuela, España, México, Argentina, Ecuador. Hace falta una aceleración de la historia, que veamos la realidad de nuestro bloque histórico cultural, que veamos el coste de oportunidad a todo nivel que implica el vivir en dinámicas centrífugas y en la inconsciencia de que somos familia. Somos una casa gigantesca con muchos patios y hemos quedado confinados en los patios. Tenemos que volver a abrir los pasadizos entre los patios y volver a armar una casa grande, hermosa, poderosa y darnos cuenta de que no somos el patito feo del cuento, sino cisnes.

La hispanidad tiene un futuro radiante. Solo tenemos que tomar conciencia de una serie de factores y echar por la borda los relatos inhabilitantes.

Guadalupe Jiménez Codinach: Andar por los pueblos de la comunidad hispana es algo que nos une, hay que vivirlo, porque los que tenemos esa herencia común la tenemos que sentir en nuestros pueblos. Vayan a cualquier pueblecito en Chile, en Argentina, en Perú, en México y verán esa iglesia, esas casas reales que después se convirtieron en los ayuntamientos, esos patios, esas calles con sus cerradas con esas entradas tipo árabe, y nos sentimos todos hermanos. Eso somos y si no recobramos esa fraternidad no podremos lograr lo que podemos lograr.

Tenemos muchos problemas con el uso de las palabras y, desgraciadamente, esto que se viene de la inteligencia artificial, mucha de esa información va a ser informada por personas que no nos conocen ni comprenden, que usan palabras para definirnos que no somos nosotros.

Si vamos al diccionario mixto de la Real Academia no van a encontrar el término hispanoamericano, no van a encontrar el término Latinoamérica, no van a encontrar el término Iberoamérica, tampoco Hispania. ¿Qué está pasando que otros nos están definiendo?

Mi experiencia en Washington es que América son los Estados Unidos únicamente, nada más. En 1991 celebró llevar el primer mapa de América dibujado en 1507 en el monasterio de Saint-Dié, en Alsacia, se lo prestaron a la National Gallery de Washington. Estando expuesto, hubieran visto la reacción de los estadounidenses. Ahí se ve por primera vez la palabra América. En el mapa se ve un pedacito de Venezuela y un pedacito de Brasil. Esa es la América que vio Américo Vespucio. Los monjes de Saint-Dié escribieron que se habían enterado por las cartas de este viajero que esto no son islas, sino otra cosa. Los ríos son enormes. Este viajero dice que son una cuarta parte de la humanidad. Y dijeron una cosa muy hermosa: como conocemos tres partes y tienen nombre de mujer -África, Asia y Europa-, le hemos llamado a estas tierras América. Ahí aparece por primera vez la palabra América. 1507. Ni Isabel la Católica, ni Colón la conocieron. Estaban muertos. Esta América, la que hoy nos une, treinta y cinco países. Pero, en Estados Unidos, América son nada más que ellos. Nosotros no somos América.

Estando en el colegio de los Sagrados Corazones en México, mis compañeros decían que estábamos en América del Sur. Yo dije que estábamos en América del Norte. La hermana religiosa me mandó a la biblioteca a por un atlas. Claro que estamos en América del Norte, somos vecinos, pero para ellos estamos en América del Sur.

No nos entienden, pero ellos nos han definido. La gran parte de los problemas de lenguaje que tenemos es porque hemos aceptado esto en España y en otros países. Por ejemplo, la palabra spanish colony es un invento del norte europeo, sobre todo los ingleses. Empieza a aparecer con una gran fuerza en el siglo XVII. La palabra aparece en los documentos europeos, pero nunca en los documentos españoles porque nunca fueron colonias. (20:40) Fuimos otra cosa. Al hablar de españoles estamos hablando de algo más que españoles. Los quinientos hombres que acompañaron a Cortes venían del norte de África, de Grecia, de la península Itálica, de Portugal, de Flandes. Ahí hay un mestizaje enorme. Eso es uno de los méritos de lo que soy. El mestizaje ha sido algo positivo para nosotros, algo que nos ha hecho ser más abiertos a los otros.

Siempre recuerdo nuestro primer virrey en la Nueva España, en el año 1535, que fue Antonio de Mendoza. En Granada le llamaban el moro, andaba siempre vestido de moro, amaba esa cultura de Granada. Es natural que esta gente que va a llegar allá está abierta al mestizaje. Van a llamar mezquitas a las pirámides prehispánicas, van a llamar sátrapas a los sacerdotes. Vienen de un mundo que ya ha sido mezclado a otra religión, a otro idioma, a otras costumbres. No les es extraño. Desde el siglo XVI se produje un mestizaje inmediato. Los que van llegando quieren casarse enseguida con las mujeres de allí, porque les van dando propiedades a las mujeres. La aristocracia hispana, la más importante y antigua, toda tiene mezcla indígena. No era visto como algo que rebajaba a la gente. En Estados Unidos, sí, rechazan el mestizaje.

Quiero decirles algo que no está en los libros de texto. De 1810 a 1821, la guerra de independencia de Nueva España hizo tronar el sistema mundial económico, en Asia, en Europa, en África, en todo el mundo, porque el primer productor de plata del mundo era Nueva España. Se tronó completamente. Nunca lo verán en un libro de Economía. ¿Ven en los libros de Historia de España quién pagó las tres cuartas partes del avituallamiento de las dos armadas, la francesa y la española, para lo que sucedió en Cádiz? Tres cuartas partes las pagó Nueva España, la otra la pagó Perú. Lo que hizo Inglaterra para acabar con el poderío de Napoleón, del año 1808 en adelante, fue conseguir plata de Veracruz para pagarle a Prusia, a Dinamarca, a Noruega, a Rusia para destrozar todas las alianzas de Napoleón con dinero de Nueva España. Eso no está en los libros de texto.

No saben cuánto estuvieron dando nuestros países al resto de la humanidad. Ni en España se conoce. En el pasado, lo que pasaba en Lima, o en Santiago de Chile, lo conocían inmediatamente todas las demás ciudades porque siempre se hacían cinco documentos originales.

Juan Miguel Zunzunegui: En la escuela, vemos la historia de México y es un año completo sobre los aztecas, sobre que eran los seres humanos más maravillosos, misteriosos, mágicos y místicos que ha dado la humanidad. Luego llego al segundo año y es la conquista de España. Después de un año de escuchar que los aztecas eran lo más maravilloso, el primer día del segundo año de primaria me entero que cuatrocientos barbajanes conquistaron a los aztecas. Me dije que algo no cuadraba. Esto no tiene ningún sentido. Esto fue en 1982, el año del Mundial de España en el que, como México no se había clasificado, todos los mexicanos apoyaban a España. Y todo este desmadre me lo están contando en español.

Me dediqué a estudiar un montón de cosas porque nada me quedaba claro. Lo que más me dediqué a estudiar al principio fue lengua. Con ello descubres una cosa maravillosa. Es tan terrible la narrativa de la conquista que te hacen que respondo “ahora dime lo mismo en nahua”. Porque mientras no me lo puedas decir en nahua solo eres un hispano confundido. Y entonces me llegan a decir “sí, porque hasta la lengua nos impusieron esos desgraciados”. Eso me lleva a dos reflexiones. Una, que en 1821 el 90% de la población no hablaba español, sino las lenguas indígenas. Eso solo quiere decir que España no impuso nunca la lengua en 300 años. Eso es fundamental.

El problema de este discurso de odio hacia nosotros mismos, que es odiar el español, es que ya estás despreciando la lengua en la que te expresas. Si ese veneno de leyenda negra llegó a su punto, si odias la lengua en la que te expresas, odias lo más profundo de tu alma, odias lo más profundo de tu ser. Que hables en español no solo sígnica que hablas español; significa que piensas en español, que entiendes el mundo en español, que tu cosmovisión está en español, que amas en español y que, si crees en Dios, crees en Dios en español, y en el que llevaron los españoles, además. Lo más hermoso de tu vida ocurre en español.

Tengo un ancestro austriaco, mi tatarabuelo, que llegó en el siglo XIX cuando los austriacos impusieron a Maximiliano. Allí, en México, mi tatarabuelo se enamoró de mi tatarabuela otomí, que es uno de los pueblos de las lenguas centrales de Mesoamérica. Mi tatarabuela otomí se enamoró de mi tatarabuelo austriaco, que era noble y lo desheredaron. Se enamoraron en español, porque es el único idioma que medio balbuceaban los dos. Eso es muy bonito. Y entender todo lo que nuestra lengua implica, porque trae una raíz greco-romana, latina y judeocristiana que nos hace en Latinoamérica ver que la tercera Roma es la América hispana, es la España americana, que denota la realidad que es que los españoles se fueron al otro lado del océano y se mezclaron a todos los niveles. Luego hay que entender que doce frailes, porque llegaron doce frailes en 1524, le impusieron la religión a todo un continente. Entonces te das cuenta de algo muy simple: a los tlascaltecas les gustó más la religión de los españoles.

Eso nos lleva a un problema porque hoy en día, siglo XXI, somos muy modernos y negamos la existencia de Dios, la Iglesia huele mal y todo esto, pero no hay que olvidar que el pensamiento humanista de España es un pensamiento cristiano. Y que el pensamiento humanista de España es lo que hace que España sea mestiza (36:09). De pronto resultó que el cristianismo fue una gran amalgama cultural, amalgamó a Roma, amalgamó a España y amalgamó a toda América. Eso lleva a los españoles a ciertos valores, los valores con los que llegan los españoles. Hubo un caso muy interesante en Nueva España, que nació un bebé mestizo, indígena, siamés, y murió a los pocos días. Las autoridades dijeron que se precisaba un doctor y un sacerdote. Un doctor porque se precisaba hacer una autopsia porque había que saber cuantos corazones había en ese cuerpo porque el alma reside en el corazón y los siameses estaban pegados por el costado. Si hay un solo corazón, quiere decir que este es un ser humano con deformidades y hacemos un funeral. Pero si hay dos corazones, quiere decir que eran dos seres humanos pegados y hay que hacer dos funerales. ¿Quién se preocupa de estas cosas o de algo que tiene tanta profundidad como hacer un concilio en España para determinar si los indios tienen alma? Hoy puede parecer muy bobo, pero en su momento era fundamental, porque, si tienen alma, los indios no pueden ser esclavos. O Carlos V, que paró la conquista para preguntar a los sabios si estaba bien lo que España estaba haciendo. O fray Bernardino Sahagún, que decía que tenía que aprender su lengua, para comprender realmente quienes eran y poder transmitirles en serio la religión. Es importante entender que los españoles de aquella época tenían mucha fe. Hoy en día tampoco valoramos la fe. ¿Qué movió a los anglosajones en su conquista de América? Lo que los ha movido siempre: poder y dinero. Los conquistadores también buscaban poder y dinero, pero también fueron los frailes, que son los sabios de España. Y además eran máquinas todo terreno. ¿Qué hay que repoblar el norte de Nueva España? Se manda a seis jesuitas y un año después hay una ciudad.

Carlos Leáñez: Internet nos está desenclavando. Lo vemos claramente en un fenómeno como la música. La música fluye de una manera extraordinaria. Si vemos algo que podemos mensurar, Spotify, las diez canciones más escuchadas en 2023 son seis anglo y cuatro hispanas. Eso va prefigurando una presencia cultural impresionante. El mero hecho de hablar una lengua común y tener un puente como internet nos desenclava.

No sé si recuerdan el boom de la literatura hispanoamericana. ¿Qué fue eso? Los talentos existían, los novelistas, Carlos Fuentes, Julio Cortazar, García Márquez. Existía ese grupo de escritores que vivieron el boom de la literatura hispanoamericana. Pero había que crear el fenómeno editorial. ¿Quién creó el fenómeno editorial? Personas ajenas o no directamente metidas en la comunidad hispanoamericana. Unos editores catalanes. Es decir, unos editores catalanes ven el fenómeno, lo ven como un objeto de negocio, ven la escala, lo ponen a rodar y ese fue el último momento de Hispanoamérica con una presencia vibrante mundial. ¿Qué pasó después? Cuando comienzo a estudiar bachillerato, mi manual de estudio era literatura hispanoamericana. A través de eso me abro a toda la herencia de la lengua española. Cinco años después, ese mismo alumno estaba recibiendo un manual que se llamaba literatura venezolana. Es decir, fraccionar, fortalecer el Estado nación, pensar que hay una literatura de altura venezolana. Hay una literatura de altura en español cuyas personas nacieron en Venezuela. Jugar con esos parámetros no es convincente, no es exacto. Esto ocurrió por la industria editorial actual que, esencialmente, actúa sobre la base de los mercados nacionales. No aprovecha el mercado mundial. Marcelo Gullo no es distribuido en Argentina porque su empresa, que es global, tiene una sede local que decide no distribuirlo. Tenemos que entender que nuestro territorio es la lengua. No es posible que esto no sea un gran negocio y se apueste a la gran escala. Siento que los otros centros de poder sí tienen muy claro lo que fuimos y lo que podemos volver a llegar a ser y están haciendo todo para que eso no tenga lugar.

 

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