La Fundación Rafael del Pino acogió la Conferencia Magistral de Juergen B. Donges titulada «Recuperación económica, a diferentes velocidades y con desequilibrios persistentes» el día 25 de noviembre de 2010.
Juergen B. Donges afirmó que «La espada de Damocles que planea sobre la zona euro es que una insolvencia de Estado pondría en serios aprietos a la entidades bancarias en Alemania y Francia, lo que podría desencadenar nuevas turbulencias financieras de gran alcance en todo el área y más allá. No es de extrañar que, nada más detonar la crisis de Irlanda, el consejero delegado del Deutsche Bank, Josef Ackermann, exhortara la Unión Europea a salvar, con todos lo medios disponibles, a todo país del área que tenga dificultades de solvencia (‘Europa merece pagar cualquier precio’). Es un ejemplo ilustrativo del problema del ‘riesgo moral’: una vez que una entidad financiera ha adquirido relevancia sistémica, el llamado Mecanismo Europeo de Estabilización Financiera se convierte en un mecanismo de protección encubierta (pero eficaz) para esa entidad, a costa del contribuyente, con independencia de los errores que hayan podido ser cometidos en la gestión al no haberse evaluado con el rigor necesario la calidad del país-prestamista. Esto no es compatible con el ‘principio de la responsabilidad’, que es fundamental para el buen funcionamiento de la economía de mercado. No es aceptable que la banca internacional considere que los beneficios son suyos, mientras que las pérdidas son de todos».
Respecto a la competitividad alemana y sus efectos, Juergen B. Donges sostuvo que «Fuertes subidas salariales en Alemania mejorarían relativamente la competitividad-precio de las otras economías de la zona euro frente a la economía alemana; pero al mismo tiempo tanto Alemania como la Eurozona perderían competitividad frente al resto del mundo. Alemania sola no va a salvar a Europa. Sólo con un compromiso serio de reformas estructurales por parte de todos los países europeos, la nueva agenda ‘Europa 2020’ puede lograr su objetivo, que es el de hacer de la Unión Europea un espacio económico dinámico y con capacidad de competir con las economías asiáticas y americanas tanto en los mercados de bienes y servicios (vía comercio), como a la hora de atraer inversiones directas y personal cualificado de afuera (movilidad de los factores».