Oposición rusa a Putin e impacto de las sanciones

Natalia Arno, Vladimir Milov y José Ignacio Torreblanca

La Fundación Rafael del Pino organizó, el 1 de Junio de 2023 , el diálogo «Oposición rusa a Putin e impacto de las sanciones» en el que participaron Natalia Arno, Vladimir Milov y José Ignacio Torreblanca

Natalia Arno, entre 2004 y 2014 trabajó para la oficina rusa del International Republican Institute, y en 2014 fundó la Free Russia Foundation con el objetivo de promover la democracia y cambios en positivo en su país. La Free Russia Foundation cuenta con delegaciones en EEUU, Europa y el Cáucaso, a través de centros muy activos en Bruselas, Berlín, Praga y Vilnius. Esta fundación fue declarada indeseable por el gobierno ruso en el año 2019.

Vladimir Milov fue Viceministro de energía de la Federación Rusa en los gobiernos de Vladimir Putin y Mikhail Kasyanov y, hasta el año 2013, Presidente del Instituto de Políticas Energéticas, un Think Tank independiente. Muy cercano a Alexei Navalny, Mílov tiene una carrera política marcada por su fundación y participación en tres sucesivos partidos democráticos y en coaliciones anti-corrupción hasta que dejó el país en el mes de abril de 2018.

José Ignacio Torreblanca se doctoró en ciencia política por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Es profesor titular de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) Y Doctor Miembro del Instituto Juan March de Estudios e Investigaciones. Ha sido becario del Programa Fulbright, Unión Europea- Estados Unidos, Profesor en la George Washington University (D.C.) así como investigador posdctoral en el Instituto Universitario Europeo de Florencia (EUI). También ha sido Investigador Principal, Área Europa, en el Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales (2004-2007) y miembro del Consejo Editorial y Director de Opinión del Diario ELPAIS (2016-2018). Desde 2008 es director de la oficina en Madrid del European Council on Foreign Relations (ECFR). José Ignacio Torreblanca es un colaborador habitual de medios de comunicación nacionales y extranjeros. En la actualidad, es columnista en el Diario El MUNDO y colaborador en RNE1 y RTVE. Es miembro del Consejo Editorial las revistas esglobal.es, Política Exterior y Ethic, así como miembro del Consejo Científico del Real Instituto Elcano, de los Patronatos de la Fundación Felipe González y del Institut Barcelona d’Estudis Internacionals (IBEI) así como miembro del Consejo Asesor y Director del Comité Científico del Instituto Hermes y del Open Internet Governance Institute de ESADE.

Resumen:

El 1 de junio de 2023, la Fundación Rafael del Pino organizó el diálogo “Oposición rusa a Putin e impacto de las sanciones”. El acto contó con la participación de Natalia Arno, fundadora de la Free Russia Foundation, y de Vladimir Milov, ex viceministro de energía de la Federación Rusa en los gobiernos de Vladimir Putin y Mikhail Kasyanov y con una carrera política marcada por su fundación y participación en tres sucesivos partidos democráticos y en coaliciones anticorrupción hasta que dejó el país en abril de 2018.

Natalia Arno: Hay bastantes similitudes entre Rusia y España. Ambos países son ricos en términos de historia y cultura. Por eso es una pena que haya sucedido lo que ha sucedido. ¿Por qué Rusia no es capaz de sacar lo mejor de su gente, como hace España? Se nos conoce como un país agresor, de hackers, de criminales de guerra. Esta agresión contra Ucrania es terrible, es el peor escenario posible y afecta a todo el mundo. También es terrible para la Federación Rusa.

También hay mucha gente dentro del país que están en contra de la guerra. He sido una de las primeras que se tuvo que marchar de Rusia en 2012. Tuvimos que marcharnos muchos que trabajábamos en pro de la democracia. En diciembre de ese año se me dijo, a punta de pistola, que tenía cuarenta y ocho horas para hacer la maleta y marcharme.

El primer país al que fui es Lituania. Allí me di cuenta de que podía seguir luchando por la libertad rusa desde cualquier lugar del globo. Me fui a vivir a varios países, y luego me fui a vivir a California, donde cree la fundación. La primera oficina regional la establecimos en Kiev y trabajamos mucho con los ucranianos. Ahora estamos intentando ayudarlos con el tema de los ucranianos presos en cárceles rusas. Nuestra segunda sede está en Bruselas y tenemos oficinas en muchos lugares del mundo.

En 2019, el gobierno ruso designó a nuestra fundación como non grata, por lo que se puede encarcelar a cualquier persona que trabaje con nosotros. El coste que supone hablar con libertad en Rusia es altísimo. A pesar de eso, muchos rusos protestan. Hay mucha gente que sí apoya a Putin, porque tiene el cerebro lavado, pero también hay mucha gente muy valiente. Empezaron a producirse protestas un día tras otro, pero se sabe muy poco de ellas porque no hay medios de comunicación independientes.

Cada vez más gente está insatisfecha con lo que sucede en Rusia, están despertando. Muchos rusos quieren apoyar a Ucrania. Hay muchos activistas en Rusia. Tenemos estudios sobre la influencia del Kremlin en Occidente. Rusia abusa de las instituciones en el extranjero. Un capítulo está dedicado a España, sobre como Rusia intenta desestabilizar los procesos electorales en el extranjero.

Cuando empezó la guerra, ayudamos a muchos ucranianos a llegar a la frontera con Polonia. El régimen cometió un error al invadir Ucrania como lo hizo, porque a todo el mundo le quedó claro que esto no puede ser así y porque, tarde o temprano, todas las dictaduras caen. La democracia es la única garantía de estabilidad y es lo que los rusos necesitan porque lo que hace Putin es perturbarlo todo, es un agente del mal. Apoyar a Ucrania supone apoyar el movimiento hacia la democracia de Rusia.

Vladimir Milov: Muchos rusos siempre han sentido mucho afecto hacia Ucrania y los ucranianos. Han tenido la fortuna de tener a esa nación con mucho talento como vecinos. Desde la Unión Soviética dependíamos mucho de la energía y hemos tenido a muchos ucranianos trabajando en ella. El creador del sistema eléctrico ruso también era de origen ucraniano. Lo que está haciendo Putin dicen que es en nombre del pueblo ruso, pero eso no es cierto.

¿Cómo llegamos hasta aquí? Una respuesta breve es con el poder autoritario secuestrando el propio país. Pero uno no llega, gana las elecciones y dice que es un dictador. No. Se hace de forma gradual, controlando los jueces, los medios, paso a paso. Luego pasó lo que pasó en Georgia, en Ucrania. Los pueblos libres del mundo siempre tienen que estar alerta porque cuando un líder fuerte dice que es más perfecto que las instituciones, hay que estar alerta. Eso nos afecta a todos porque cuando un líder abusa de los derechos humanos en su país, quiere exportar ese comportamiento. ¿Quién apoya a Hizbola, quién amenaza a Taiwán? Así es que el mundo tiene que estar alerta.

En Rusia, la gente está en una situación difícil. Llevan veinte años soportando la propaganda y está desconectada del resto del mundo. Hay muchos responsables. En primer lugar, el pueblo ruso, que lleva muchos años alejado de la realidad. Putin reprimió cada vez más las manifestaciones, prohibió participar en las elecciones, metió en la cárcel a quién pedía más libertad, cualquiera que le desafiara tenía que exiliarse o sería encarcelado. Si en 2018 hubiera habido unas elecciones libres, no estaríamos en lo que estamos ahora porque ya había mucho nivel de protesta en las calles. Putin nos odia por esa imagen distinta que tenemos de lo que puede ser Rusia un día. Esta Rusia responsable, pacífica, existe y estamos haciendo todo lo posible para hacerla realidad.

La victoria militar de Ucrania es esencial para derrotar a Putin. Todos lo necesitamos porque necesitamos que el mundo libre pueda defenderse de estos atentados contra la paz internacional. Necesitamos también que el pueblo ruso dentro de Rusia reaccione. Si no se desafía a Putin en casa, va a volver a atacar. Él o el loco que le sustituya. Es ayuda mutua, las dos cosas van juntas.

Natalia Arno: La victoria de Ucrania es importantísima y justísima. Pero no será suficiente. Para los rusos demócratas, la batalla será en la misma Rusia. El pueblo lleva tanto sometido a esa propaganda que hay que explicarle todo claramente. Además, la propaganda que hizo Putin fue muy inteligente y así fue como empezó a tener cada vez más poder. Le dicen a la gente que no crean que viven en una democracia y es así de fácil. Hay que defenderlo.

La gente disfrutaba de la vida y las primeras libertades que se vieron fueron algo diferente. Pero luego empezó a interferir la política y las cosas fueron cambiando. Un historiador político ruso que estuvo encarcelado habló con sus compañeros de celda y al cuarto día pusieron el único canal que no es de propaganda sino de cultura. Uno de los principales errores del Kremlin fue el campeonato del mundo, cuando a los rusos se les había dicho durante muchos años que todos quieren destruir a los rusos, pero viendo los partidos de fútbol se dieron cuenta que no había esa enemistad que les habían contado.

Luego, hacer la guerra a través de los drones, los sabotajes, muestra a la opinión pública que el régimen no es tan resistente como se les ha hecho crear. En muchas ciudades rusas, para ellos no es una guerra a gran escala, sino una operación militar limitada. Quienes van a la guerra a Ucrania son las regiones más pobres. Hubo una política deliberada para empobrecer a esas repúblicas. Ahí es donde están reclutando a los soldados que envían a Ucrania. Los drones son algo que ven, algo real, con lo que pueden empezar a entender lo que está pasando.

Vladimir Milov: Muchos rusos antes de los ataques con drones se habían dado cuenta de que Putin nos había metido en algo horrible. El ataque con drones se lo confirmó. Ahora la gente se da cuenta de que están atrapados como un ratón en una trampa, que no tienen derechos políticos, que si quieren protestar van a la cárcel. Ya hemos pasado ese punto. Hubo un artículo en un diario ruso. El corresponsal estaba en la región en conflicto y habló con los residentes. Hace cinco años votaron el 80% por Putin. Habló con ellos y le dijeron que no estaban de acuerdo con lo de los ucranianos. Otro dijo que lo que tenían que hacer los líderes rusos es ir allí y vivir durante un año. No odian a los ucranianos.

El consejo de seguridad de Rusia se reúne todos los viernes y el 99% de este consejo nunca ha sido elegido en unas elecciones. Es una junta militar que ha conseguido el poder. Y la gente se ha empezado a dar cuenta de que ahí hay un problema.

Natalia Arno: Fui de las primeras en marcharse de Rusia en 2012. Con la anexión de Crimea y de los asesinatos de líderes políticos se marcho más gente, ahora es ya prácticamente un millón de personas las que se han exiliado. En 2021 ya se vio que Putin se estaba preparando para la guerra. Con la invasión hubo una nueva ola de exiliados y la segunda vino con la movilización.

Los rusos exiliados se sienten como parias, como personas sin nacionalidad. Tampoco saben si se van a quedar en esos países. Algunos países conceden un visado especial y otros no. Por tanto, su situación es muy difícil. Hay mucha gente que está todavía en lugares en tránsito, pero hay otra gente a la que se le está deportando a Rusia, porque sus permisos temporales están caducando. Queremos darles asistencia para que puedan hacer lo que saben hacer mejor, que puedan ayudar a los ucranianos.

Protestar dentro de Rusia es peligroso porque te pueden encarcelar. Pero ¿por qué no protestan los que están en el extranjero? Nosotros pensamos que es mejor que formemos a los rusos en el extranjero para ayudar a los ucranianos.

Vladimir Milov: Las sanciones funcionan, están produciendo efectos importantes. Su efecto avanza poco a poco con el tiempo. Ahora están empezando a tener efecto. El déficit federal de los cuatro primeros meses del año superó la cifra prevista para todo el año. El presupuesto federal se está gastando a tope, pero no reciben todo el dinero que esperan. Todo tiene que ver con la capacidad del gobierno de financiar las cosas, porque la inversión privada está desaparecida y los capitales han huido en masa. El banco central prevé que seguirán las fugas de capitales en el futuro, por lo que no va a haber inversiones privadas. El año pasado no llegó ninguna procedente de India o China. Por tanto, Rusia está descubriendo una verdad muy incómoda porque en los últimos cuarenta años Occidente era la principal fuente de ingresos y tecnología de Rusia. A China e India no les interesa ayudar a Rusia porque la ven como competidora.

También Rusia acumuló muchas reservas, por temor a la desconexión del sistema SWIFT. Pero las sanciones sí que funcionan. Putin restableció importaciones de terceros países, de peor calidad y mucho más caras, pero la industria consigue sus insumos. Por tanto, es importante controlar el cumplimiento de las sanciones. No se puede embarcarse en un proyecto como éste con un número reducido de personas.

En cuanto a los activos congelados, se habla de su utilización para financiar la reconstrucción de Ucrania. Hay que reunir este dinero, analizar las vulnerabilidades y utilizar el dinero para esta cuestión. No se puede esperar, la reconstrucción tiene que empezar ya. Es culpa de Rusia y es Rusia la que tiene que financiarla. Hay muchos activos congelados, pero no se están utilizando para nada. Es dinero de oligarcas que se puede utilizar para algo bueno. Los rusos consideran que el dinero enviado a cuentas en el extranjero es dinero mal adquirido, por lo que utilizarlo para la reconstrucción de Ucrania es una solución satisfactoria para todas las partes.

Putin era una persona mediocre, muy gris. Se trata del líder de un grupo de crimen organizado al que se le ha dado mucho poder. El poder es lo que le guía. Tenemos que mostrar fuerza y resistencia a este tipo de gente. Rusia nunca experimentó el tipo de autoritarismo que tenemos ahora. Putin empezó a prepararse ante cualquier intento de derrocarle desde el primer momento de su mandato. Quitó todos los sistemas de comunicación a lo que antiguamente era el KGB para dárselo a su propia guardia pretoriana. Nadie sabe dónde está, tiene múltiples residencias. Cuando se autoriza a un general a estar en la misma habitación que Putin tiene que dejar las armas fuera.

Lo que tenemos que hacer es seguir debilitando su debilidad para que, como en los setenta, todo el mundo empiece a decir como decía entonces que había que quitarse de encima al partido comunista porque ya no puede gobernar este país. La gente empezó a sentir que la guerra iba mal y a pensar que Putin estaba equivocado.

Natalia Arno: Fuimos las primeras víctimas del régimen de Putin, fuimos como una especie de laboratorio para los experimentos del Kremlin. Siempre creímos que éramos parte del mundo democrático. Había muchas narrativas en muchos países contra los rusos y dijimos que había que diferenciar entre la Rusia democrática y los rusos de Putin. Cuando se dice que es la guerra de Rusia, es más fácil para Putin.

Necesitamos algo de certidumbre en nuestras vidas. Entonces podemos centrarnos en lo que podemos hacer, en cómo trabajar con la opinión pública y en ayudar a Ucrania. Necesitamos medios para ayudar.

 

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