Europa frente a una geopolítica multipolar

Luis Garicano, Manuel Muñiz y Susana del Río

La Fundación Rafael del Pino organiza, el 2 de junio de 2021 a las 18,30, el diálogo en directo a través de www.frdelpino.es titulado «Europa frente a una geopolítica multipolar» en el que intervendrán:

Luis Garicano es Eurodiputado, Vicepresidente de Renew Europe y Portavoz de este grupo en la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo, miembro del Center for Economic Policy Research. Licenciado en Ciencias Económicas y Derecho por la Universidad de Valladolid, cuenta con un Máster en Estudios Económicos Europeos en el Colegio de Europa de Brujas, Master en Ciencias Económicas y Doctorado por la Universidad de Chicago. Luis Garicano ha desarrollado su amplia carrera docente en la Universidad de Chicago y London School of Economics, donde ha ejercido como profesor titular y catedrático; también ha sido Director del Centro para la Economía Digital en el IE Business School; además ha sido profesor visitante en MIT y London Business School. Asimismo, ha ocupado posiciones como economista de la Comisión Europea y en McKinsey & Company.

Manuel Muñiz Villa es secretario de Estado de la España Global. Ostentó el decanato de la Escuela de Asuntos Globales y Públicos del IE entre enero de 2017 hasta enero de 2020.Durante ese periodo también fue director del Centro para la Gobernanza del Cambio del IE. Ostentó asimismo la Cátedra Rafael del Pino de Transformación Global y dirigió el Programa de Liderazgo Global de la Fundación Rafael del Pino. Asimismo, entre los años 2015 y 2017 el Dr. Muñiz dirigió el Programa de Relaciones Transatlánticas de la Universidad de Harvard. Desde 2017 es «fellow» y uno de los promotores del Proyecto sobre Europa y la Relación Transatlántica del Harvard Belfer Center for Science and International Affairs. El Dr. Muñiz posee una Licenciatura en Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, un Master en Bolsa y Mercados Financieros del Instituto de Estudios Bursátiles, un Master en Administración Pública de la Kennedy School of Government y un Doctorado en Relaciones Internacionales de la Universidad de Oxford. Ha sido, asimismo, David Rockefeller Fellow de la Comisión Trilateral y Millennium Fellow del Atlantic Council. En el año 2016 fue nombrado por Esglobal como uno de los 25 intelectuales que están redefiniendo el pensamiento iberoamericano.​

Susana del Río Villar es Doctora en Ciencias Políticas y Sociología, Premio Extraordinario de doctorado en Ciencias Sociales y Jurídicas. Directora del Programa Integral Unión Europea de Deusto Business School. Académica de la Academia Europea de Ciencias y Artes. Miembro del Comité de expertos independientes de la Comisión Europea. Ponente científica para el Parlamento Europeo. Profesora de UE en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Directora del Grupo de expertos «Convención sobre el futuro de Europa», Fide. Autora de tres libros sobre política y gobernanza multinivel europea.

Resumen:

El 2 de junio de 2021 tuvo lugar en la Fundación Rafael del Pino el diálogo sobre “Europa frente a una geopolítica multipolar”, en el que participaron Luis Garicano, eurodiputado y vicepresidente de Renew Europe; Manuel Muñiz, secretario de Estado de la España Global, y Susana del Río, directora del Programa Integral Unión Europea de Deusto Business School.

El diálogo comenzó analizando los cambios que se han producido en la Unión Europea, en clave geopolítica, a raíz de la pandemia de Covid-19. En este sentido, Luis Garicano recordó que la pandemia se produjo al mismo tiempo que el Brexit, gracias a lo cual el Reino Unido no ha sido una rémora a la hora de adoptar opciones conjuntas. La Unión Europea ha dado un salto enorme en respuesta a la pandemia.

Este salto no se ha debido al Banco Central Europeo, cuya política monetaria hubiera sido igual a la que ha aplicado en esta ocasión. Tampoco ha sido por el MEDE. Ha sido por la presencia de un gran plan de recuperación, que supone que Europa va a hacer por primera vez algo que había prometido no llevar a cabo nunca: la emisión de eurobonos. Esto supone que Europa decide que, para ciertas cuestiones, va a ser una potencia económica y fiscal, no solo comercial y monetaria.

También ha decidido proceder a una compra conjunta de vacunas. Esto son dos pasos en los que la Unión le dice a los ciudadanos que las dos decisiones más importantes para ellos en esta situación son cuestión de las que la UE se va a responsabilizar como una unión.

Este cambio es muy importante y requiere mecanismos para tomar decisiones conjuntas en materia fiscal o respecto al papel de la ley. También requiere que la UE tenga posiciones externas comunes. Todas esas decisiones adjuntas son necesarias, pero no se han tomado. Europa, por tanto, vuelve a ser un gigante con pies de barro. La toman el pelo los bielorrusos, que son una economía mucho más pequeña que la UE. La toman el pelo los rusos, etc.

Los ciudadanos piensan que la UE va a ser capaz de controlar a los gobiernos de los Estados miembros, pero no tiene mecanismos de gobernanza para ello. Esos mecanismos son muy pobres.

En la relación con Estados Unidos se ha producido un cambio dramático desde el 31 de diciembre. La llegada de Biden a la Casa Blanca pone a Europa en una situación en la que Estados Unidos demuestra una capacidad de actuación muy ágil y pone a la UE frente a la necesidad que tiene de dar ese salto adelante.

Manuel Muñiz consideró que se abre una ventana muy particular para la relación trasatlántica en cuatro campos. El primero es la defensa de la democracia liberal. La Administración Biden ha hecho un diagnóstico sobre este tema que no difiere mucho del de Europa. La piedra angular del sistema internacional es la democracia. Ahí se puede abrir un espacio de colaboración muy amplio.

El segundo campo es en el ámbito multilateral. Estados Unidos ha vuelto al acuerdo de París sobre el cambio climático. Ha recuperado su pertenencia a la Organización Mundial de la Salud. Ha desbloqueado el nombramiento de la directora general de la Organización Mundial del Comercio. Ha expresado interés en regresar al acuerdo nuclear con Irán. Ha congelado los aranceles bilaterales con la UE por el caso Airbus.

En el ámbito económico tenemos una relación bilateral muy intensa en comercio e inversión. Biden ha aprobado un paquete de estímulos de 1,2 billones de dólares y tiene preparados otros dos. Los tres, en conjunto, suman un total de 6 billones de dólares. El primer paquete ya ha tenido una contribución importante al crecimiento económico de la Unión Europea en este ejercicio. La Administración americana concluye que de esta crisis hay que salir apoyando más a la clase media, recalibrando impuestos. Eso tendrá consecuencias en la UE.

En el cuarto capítulo, la seguridad, se abre una oportunidad por el nuevo compromiso de Estados Unidos con la OTAN y por los nuevos riesgos, como la ciberseguridad.

Susana del Río señala que, con la llegada del Covid-19, la UE se ha mirado al espejo y se ha preguntado qué es capaz de hacer. Ha sabido cambiar de forma muy rápida. Ahora, cuando se mira al espejo, puede estar orgullosa de esa capacidad de cambio a través de su engranaje institucional y de su modelo político. Ha sido capaz de encontrar la forma de sacar adelante un plan de recuperación europeo y una vacunación supranacional, que son dos hitos importantísimos.

De cara a los ciudadanos tiene más credibilidad que nunca porque ha demostrado ser una unión que sabe tejer política, decidir y dotar de voz a cada una de sus instituciones. Es una Unión Europea más tangible que nunca porque es la que va a hacer posible que se recupere la economía de todos y cada uno de los estados miembros, porque está vacunando a todos con independencia de si los ciudadanos son de un país más o menos rico.

También cuando el Parlamento Europeo ha tejido sus resoluciones, ha buscado un consenso, ha mostrado su capacidad de enviar una señal a la Comisión Europea para que sea gobierno europeo y diga que el Marco Financiero Plurianual no se va a aprobar si no se vincula a la protección del Estado de Derecho. Esa representación de nuestro voto a través de nuestros eurodiputados y de cómo han sido capaces de dar esa hoja de ruta a la Comisión es algo relevante.

Manuel Muñiz comentó que el año pasado se podía haber cerrado sustancialmente peor de como lo hemos cerrado. Con la aprobación del fondo de recuperación y del Marco Financiero Plurianual, se han roto una serie de tabúes muy serios. Que la campaña de vacunación esté llegando a todos los países es un éxito. Se ha negociado un acuerdo con el Reino Unido que ha evitado un Brexit duro. La gestión de la movilidad ha implicado la limitación del derecho de movilidad dentro de la UE y ha sido mucho más dura aún con los países terceros. Es inimaginable el impacto que esto hubiera tenido sobre España si hubiéramos sido un estado tercero en esta crisis.

A la UE le queda mucho por hacer. Tiene que reforzar su liderazgo, fortalecer su política exterior y de seguridad, su autonomía estratégica, sobre todo en un campo nuevo. Antes, cuando se hablaba de política exterior y de seguridad, se hablaba de un pilar europeo en la OTAN. El Covid-19 ha ampliado el ámbito de la autonomía estratégica de la Unión Europea al terreno comercial, debido a la importancia de mantener en funcionamiento las cadenas globales de suministros. El tercer ámbito es la soberanía tecnológica, donde Europa se está quedando atrás en tecnologías clave respecto a Estados Unidos y China. Si se suma todo esto, hay que preguntarse por la dependencia tecnológica, un problema que solo tiene solución en la escala del mercado europeo.

Susana del Río se refirió al sistema de gobernanza multinivel de la UE, que es un ejemplo de círculos concéntricos armonizándose. Ahora, con la conferencia sobre el futuro de la UE, tenemos una gran oportunidad de mejora de la gobernanza y tenemos un riesgo. La conferencia es una oportunidad para que, en este marco, la sociedad civil exponga sus propuestas y reivindicaciones. Es una oportunidad para que haya dos planos muy ordenados: una democracia representativa complementada por una democracia participativa.

Para que la conferencia sea un éxito debe haber también un espacio dedicado a los temas que realmente conlleven la convocatoria de una nueva convención europea para la reforma de los tratados. En los temas que se debatan tiene que estar temas como el paso a la mayoría cualificada, las listas electorales transnacionales, la constitución europea. Es necesario para una gobernanza más ágil y para ser más líder en el mundo de la globalización y creerse que es líder.

Luis Garicano advirtió que el contenido de la conferencia es muy extraño. Es necesario eliminar la regla de la unanimidad en ámbitos en los que todavía persiste, como en los temas fiscales o de defensa, pero todo eso no ha entrado en los asuntos a tratar. La conferencia se ha diseñado como un parlamento bis en el que se puede hablar de todo. También hay que tratar la bicefalia al frente de la UE, que nuestros enemigos explotan para tratar de hacer saltar nuestras instituciones. Los estados, sin embargo, se niegan a evitar el déficit de liderazgo. Conseguirlo depende, en parte, de que los ciudadanos también se movilicen e intervengan.

Susana del Río es más optimista. Para ella, es muy importante crear tendencia, poniendo sobre la mesa esos temas de gran política y que se hablen.

Manuel Muñiz recuerda, al respecto, que la integración europea es un proceso de insatisfacción permanente. Se trata de compartir soberanía y el proceso ya está entrando en asuntos que son el corazón de la soberanía nacional. Son debates complejos que requieren que se acumulen costes elevados a la no integración. La política monetaria del BCE, por ejemplo, ha permitido aplicar políticas fiscales más expansionistas, que no han sido posibles en otros países, gracias a esa cesión de soberanía.

Respecto a Bielorrusia, debe haber un proceso de sanciones a para que tenga un coste la violación de las normas de movilidad aérea que ha realizado, porque su comportamiento es inaceptable.

En cuanto a la autonomía estratégica de la Unión Europea, Manuel Muñiz resaltó la necesidad de encontrar un equilibrio entre la seguridad en las relaciones comerciales y la resiliencia de las cadenas globales de suministros de materiales y sectores críticos. Las cadenas pueden acortarse y traerse a lugares más cercanos y seguros, pero eso implica reducir las relaciones comerciales. Otra opción es identificar los materiales críticos y tener capacidad de movilizar producción en momentos clave. Las reservas estratégicas tienen el riesgo de que es necesario hacer bien una prospectiva, anticipando bien los tipos de crisis que pueden venir. La UE debe asumir una autonomía abierta, sin imponer costes e ineficiencias significativas, y no alimentar tesis que debiliten comercio global.

Luis Garicano indica que las cadenas globales son mucho más estables de lo que pensábamos. Con un choque salvaje como el que hemos vivido, el comercio mundial prácticamente ha recuperado sus niveles. Es lo primero que se ha recuperado. Quizá se ha exagerado la preocupación con ellas. ¿Qué es estratégico? Si se hace esta pregunta, parece que todo es estratégico, con lo que la autonomía estratégica se convierte en una excusa para el proteccionismo. El punto medio, una crisis sanitaria es algo especial. EEUU ha usado la ley de fronteras para impedir la exportación de vacunas y componentes. Hace falta una definición muy estrecha de lo que es estratégico. Europa tiene que ser principalmente aperturista, de mercados libres. Las tecnologías digitales pueden ser un tema estratégico, quizá también los temas sanitarios con una definición muy estrecha.

Manuel Muñiz añadió que, en las primeras etapas de la crisis del Covid-19 fallaron, incluso, las cadenas intra-europeas porque hubo países europeos que retuvieron material sanitario. Los estados miembros de la UE hemos tolerado niveles de dependencia europea porque hemos entendido que cundo llegan tiempos complejos, esos sistemas van a seguir funcionando. Debería haber medidas que aseguren y afiancen las cadenas internas.

Para Susana del Río, el Covid-19 ha acelerado todo. Ahora tenemos un pacto verde europeo para ser el primer continente climáticamente neutro en 2050. Respecto a la digitalización, sabemos que la geopolítica parece que es una parte de la moneda y que en la otra cara está la digitalización. La UE va por detrás en muchos temas, pero tiene un poder muy importante en todo este ámbito que es la capacidad regulatoria. Eso no lo tiene ningún otro modelo político en el mundo. Hay que hacerlo bien porque en digitalización no todo vale. El poder centralizador de la propia UE y cómo lo despliega después a cada uno de los estados miembros. Esto es importante porque en el tema de la soberanía de los estados miembros, esa soberanía europea, enlazada a las soberanías nacionales, es muy importante. En sanidad, se ha hecho evidente algo. Cuando la UE pidió ayuda a Italia, Italia no pudo reaccionar. La UE no tiene la competencia de sanidad. También necesita esa dimensión para, conjunto con cada estado miembro, poder reaccionar ante algo como el Covid-19.

La UE tiene una estrategia geopolítica, pero, a veces, no sabe que la tiene. Tiene los mecanismos, pero no es consciente de que los tiene. Por tanto, si no es consciente, difícilmente puede ponerlos en marcha. China o Estados Unidos son muy conscientes de lo que son y de lo que hacen. La UE es muy consciente de lo que es, pero no de que además del desarrollo sostenible, la UE es un ejemplo de sostenibilidad institucional. Tenemos un principio de subsidiariedad que puede sincronizarse con la gobernanza multinivel, porque ese principio es un gran ejemplo y ejercicio democrático. La democratización de los algoritmos debe tener un sello importante de la UE.

Manuel Muñiz indicó que el telón de fondo de la geopolítica es la degradación del orden internacional abierto y el cuestionamiento de la democracia liberal, que se viene produciendo en los últimos veinte años. Esto tiene una manifestación muy clara en el ascenso de países que no son liberales y en el debilitamiento de la democracia dentro del mundo democrático, detrás del cual hay un proceso de debilitamiento de las clases medias. A la polarización económica le sigue la polarización política.

El Covid-19 suma velocidad a este proceso de aumento de la desigualdad. Por eso, la respuesta tenía que ser a través de políticas expansivas y de sostenimiento del tejido económico y productivo. Una capa adicional es la capa tecnológica. Las tecnologías emergentes están empezando a dar forma y sostenibilidad a los sistemas represivos.

La UE puede jugar un papel porque es un bastión de derechos y libertades, que tiene la capacidad normativa para construir un humanismo tecnológico en el que se protege, por ejemplo, el derecho a la privacidad de las personas. Europa no jugará un papel en su capacidad de movilizar tropas, es un poder atípico que puede dar forma a los debates internacionales, lo que hay detrás de todos estos temas es una visión de la libertad y los modelos políticos.

Luis Garicano señaló que las realidades geográficas a las que nos enfrentamos son, por un lado, el este autoritario y, por otro, el sur, que tiene unos retos muy diferentes que tienen que ver con la inmigración y el diferencial de renta per cápita. La cuestión es cómo las tres patas de poder se enfrentan a estos retos geográficos. No estamos afrontando bien estos retos. De momento, se ha puesto en el congelador el mecanismo para exigir a Hungría y Polonia el respeto de la ley. Esta política de valores tiene una debilidad evidente, y es que requiere la capacidad de poder hacerla. Deberíamos ser capaces de proyectar nuestros elementos de poder (comercial, ayuda al desarrollo y regulación), con lo que las herramientas actuales de que dispone la UE no son muy útiles para atajar esos retos.

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