Las oportunidades de la IA en educación
En el capítulo dedicado a los retos de desarrollar la IA en español explicamos tanto la historia de la tecnología como los principios básicos de su funcionamiento. Dedicaremos estas líneas a explorar las diferentes maneras en que la IA (y los modelos de lenguaje LLM, como ChatGPT y otros) podrían transformar la educación en los próximos años. Por ejemplo, gracias a los sistemas de IA podría personalizarse el aprendizaje, mejorar tanto la evaluación como la atención a los alumnos y también transformar los recursos educativos en materiales accesibles de forma rápida y barata. Tradicionalmente, la educación ha seguido un enfoque de “clase magistral”, donde todos los alumnos reciben el mismo material por parte de los profesores, con una talla única y escasa adaptación personalizada, independientemente de sus habilidades individuales, estilos de aprendizaje o ritmos de progreso. Sin embargo, gracias a la IA, podría adaptarse la enseñanza a las necesidades específicas de cada estudiante, como ocurre por ejemplo en la medicina personalizada. En este sentido, los tutores inteligentes –sistemas basados en IA que interactúan con los estudiantes en tiempo real– podrían proporcionar explicaciones detalladas y responder a preguntas personalizadas de manera inmediata. Igual que ChatGPT puede adaptar la complejidad o el tono de sus respuestas, según los requisitos del usuario, estos tutores inteligentes podrían ajustar el nivel de dificultad del material según el desempeño del estudiante, y así ofrecer una retroalimentación e interacción personalizadas, incluso sugerir recursos adicionales para reforzar áreas donde el estudiante puede estar teniendo dificultades. Además, pueden facilitar el seguimiento de los alumnos incluso cuando trabajan desde casa, algo que también favorece a mejorar la igualdad entre estudiantes, sea cual sea su situación personal y condición económica. Esta capacidad de personalización podría no solo mejorar la comprensión y retención de los estudiantes, sino que también aumentaría su motivación y su compromiso con el aprendizaje. Algunos estudios sugieren que la IA podría hacer la educación más sostenible, democratizando el acceso a todo tipo de contenidos y formatos de aprendizaje desde cualquier parte del mundo.
Además de estos tutores inteligentes, la IA también ayuda a encontrar contenido adaptado a las preferencias y necesidades de cada alumno. Gracias a los algoritmos avanzados y los LLM, pueden analizarse el progreso y los intereses del estudiante para sugerir materiales educativos personalizados. Por ejemplo, si un estudiante muestra un interés particular en la historia medieval de España, el sistema puede recomendar libros, artículos, videos y actividades relacionadas con ese tema. Esta personalización y adaptación del contenido no solo enriquece la experiencia educativa del estudiante, sino que también fomenta la pasión por el aprendizaje, porque permite conectar los estudios con sus intereses personales.
La IA también transformará el trabajo de los profesores. Los métodos de evaluación tradicional a menudo implican exámenes escritos y calificaciones manuales, y ese puede ser un proceso lento y propenso a errores. En exámenes estandarizados “tipo test” (que ya actualmente siguen métodos de corrección automatizados) esos errores pueden ser difíciles de detectar. La IA evitaría la gran mayoría de esos fallos, incluso podría automatizar la lectura y calificación de exámenes y trabajos escritos. Gracias a los sistemas conectados, además, las correcciones y los comentarios podrían llegar de forma relativamente inmediata a los estudiantes. Estos sistemas no solo son más rápidos, sino que también pueden ser más precisos, porque eliminan una gran parte de los sesgos humanos y aseguran una evaluación más justa y equitativa. Los LLM podrían proporcionar unas correcciones detalladas y personalizadas para cada alumno, que resalte las áreas específicas donde el estudiante necesita mejorar y, al mismo tiempo, proporcione tanto estrategias como materiales complementarios para poder hacerlo. Un análisis del Foro Económico Mundial también destaca otras ventajas para los profesores: reducir la carga de trabajo, gracias a la IA, podría permitir a los docentes tener más tiempo para atender mejor a su alumnado y disminuir su desgaste profesional. Actualmente, los profesores dedican menos de la mitad de su tiempo directamente a los alumnos. Disponer de sistemas que reduzcan su carga de trabajo podría tener como consecuencia una mejor experiencia docente y un incremento en la productividad.
El acceso universal y gratuito a la educación (y a recursos educativos) es fundamental para el avance de una sociedad democrática. Y los LLM pueden desempeñar un papel clave para lograr una educación más accesible para todos. Los modelos de lenguaje avanzado pueden traducir y adaptar materiales educativos a diferentes idiomas y contextos culturales de forma rápida y eficaz. Aunque algunos expertos vaticinan que disminuirá el interés (y la utilidad) de aprender idiomas, la IA abre un mundo de posibilidades para profesores y estudiantes en todo el mundo. Por ejemplo, un estudiante en una región rural española puede acceder a un curso en línea de cualquier prestigiosa universidad de Estados Unidos gracias a la traducción automática y a las adaptaciones culturales. Esta capacidad para romper las barreras del idioma y la cultura es esencial para democratizar el acceso a la educación y garantizar que todos los estudiantes tengan las mismas oportunidades de aprender y crecer. La página web Coursera, una de las empresas líderes en educación en internet, anunció a finales del año pasado que utilizaría sistemas de traducción con IA para ofrecer muchas de sus clases en 17 lenguajes minoritarios diferentes, como el griego, el indonesio, el kazajo y el ucraniano, entre otros.
Estas nuevas tecnologías también pueden facilitar el acceso a recursos educativos a los estudiantes con discapacidades, gracias a aplicaciones como los lectores de pantalla para estudiantes con discapacidades visuales (que ya han incorporado muchos medios digitales, como complemento a los lectores que llevan instalados por defecto los móviles y los sistemas operativos) y soluciones de reconocimiento de voz para personas con discapacidades motoras. Además, los LLM pueden generar versiones adaptadas de materiales educativos, como libros de texto en Braille o descripciones auditivas y subtítulos en tiempo real, tanto para el contenido multimedia como para las clases. De esta forma, podemos asegurar que todos los estudiantes tienen acceso a la misma información y pueden participar en las clases. Varios grupos de investigación también trabajan en el desarrollo de robots y herramientas de IA para mejorar la experiencia educativa de alumnos con dislexia y con autismo, para complementar el trabajo de profesores y asistentes sociales. Estos sistemas, a menudo, no solo ayudan a los estudiantes, sino que también aprenden de ellos, de sus gestos, sus preferencias y sus formas favoritas de aprendizaje, y pueden adaptar el contenido educativo para facilitar los avances.
La inclusividad no se limita a las discapacidades físicas. Gracias a las aplicaciones de la IA en educación, también pueden reducirse las barreras entre estudiantes de diversos contextos socioeconómicos. Las plataformas de aprendizaje online proporcionan acceso a educación de calidad a estudiantes de todo el mundo, sin importar su ubicación geográfica o situación económica; tan solo se necesita una conexión a internet. Los algoritmos de recomendación personalizados pueden ayudar a los alumnos a encontrar los cursos y materiales más relevantes para sus necesidades, para maximizar su potencial de aprendizaje. Además, varios programas de becas y apoyo están empezando a incorporar sistemas basados en IA para identificar y localizar a estudiantes con talento entre las comunidades más desfavorecidas, utilizando el análisis de datos sobre rendimiento académico para identificar a las personas con mayor potencial y proporcionarles los recursos y el apoyo que necesitan para tener éxito. Estos sistemas pueden incluir no solo becas, sino también tutorías personalizadas, orientación dedicada y acceso a recursos educativos adicionales.
Sin embargo, la IA puede convertirse también en un arma de doble filo: podría amplificar el efecto de sesgos existentes, dado que los algoritmos están entrenados a partir de bancos de datos que a menudo son sexistas y racistas. Los modelos de machine learning son tan buenos como los datos de entrenamiento, por tanto es importante utilizarlos de forma educada y crítica para evitar reproducir problemas como los ocurridos en Reino Unido en 2020, cuando se cancelaron los exámenes de entrada a la universidad por la pandemia de COVID-19 y un algoritmo asignó las notas a los alumnos basándose en las notas de secundaria y penalizó a los estudiantes de escuelas de zonas más desaventajadas. No obstante, también existen ejemplos positivos. En varios estudios, entre ellos uno liderado por la Universitat Oberta de Catalunya, se ha demostrado que los algoritmos pueden analizar datos de rendimiento y comportamiento de los alumnos para predecir quiénes presentan un alto riesgo de abandonar los estudios. Esta información permite a los educadores y administradores intervenir de manera proactiva y proporcionar el apoyo necesario para mantener a los estudiantes en el camino hacia el éxito académico. Es importante comprender cómo funciona la IA y aprender formas responsables de utilizarla, así como desarrollar políticas regulatorias estrictas para evitar perpetuar sesgos y maximizar los beneficios de la tecnología en educación.
Además, la IA está transformando la experiencia de aprendizaje al hacerla más interactiva y atractiva. En este sentido, uno de los aspectos más innovadores es la gamificación, una técnica utiliza elementos de juego, como puntos, recompensas y desafíos, para hacer que el aprendizaje sea más atractivo. Los sistemas educativos basados en IA pueden diseñar actividades y lecciones que incorporen estos elementos de forma automática y personalizada, para mantener a los estudiantes comprometidos y motivados. Por ejemplo, plataformas como Duolingo, una aplicación para aprender idiomas, ya utilizan la gamificación. Gracias a la IA, además, estas plataformas podrían adaptar los desafíos según el nivel de habilidad del estudiante y garantizar que el contenido sea al mismo tiempo estimulante y alcanzable. Esto no solo mejora la retención de la información, sino que también fomenta una actitud positiva hacia el aprendizaje.
La colaboración es otra de las áreas donde la IA está haciendo avances significativos. Las plataformas educativas pueden actualizarse para maximizar la interacción y cooperación entre estudiantes y profesores de diferentes partes del mundo, gracias a herramientas como la traducción automática y la generación de contenido. Los algoritmos también pueden mejorar el comportamiento de herramientas ya existentes como foros de discusión, videoconferencias y espacios de trabajo colaborativos gracias a sus habilidades para reconocer textos, responder de manera informada y organizar datos. La IA podría, por ejemplo, moderar interacciones entre estudiantes y proporcionar traducciones y asistencia en directo para facilitar el flujo de la conversación. Esto no solo reduce la carga de trabajo de los profesores (y los moderadores online), sino que también permite que los estudiantes trabajen mejor de forma colaborativa, independientemente de su origen social o geográfico, y participen en proyectos donde se compartan ideas sin importar el idioma y puedan aprendan unos de otros. Esto no solo enriquece el aprendizaje al introducir diversas perspectivas, sino que también prepara a los estudiantes para trabajar en entornos multiculturales e internacionales en su vida profesional. En general, la inteligencia artificial está transformando la experiencia educativa, tanto desde el punto de vista del estudiante como el del profesor. La gran mayoría de cambios son avances positivos, como la personalización del contenido, la universalidad, la colaboración y la accesibilidad. Aunque todavía es necesario resolver algunos retos para garantizar un acceso a la IA democrático y equitativo, sobre todo en torno a temas regulatorios. Pero en cualquier caso, más allá de los posibles problemas, la educación podría transformarse en una experiencia más diversa, global e inclusiva. Al fin y al cabo, la educación es un derecho fundamental universal.
Un paso más en la transformación digital de la educación
La mayoría de los profesores del sistema K-12 (entre 5 y 18 años) en Estados Unidos utilizan ya ChatGPT, y esa práctica no deja de aumentar: si en marzo de 2023 lo hacía el 51% de los docentes, en julio de ese año el porcentaje había subido al 63%. El 30% de ellos lo empleó para planificar lecciones, otro 30% para generar nuevas ideas creativas para las clases y el 27% para mejorar sus conocimientos previos. No debe sorprender porque el 88% de los profesores y el 79% de los estudiantes creían a principios de 2023 que ChatGPT tendría un impacto positivo, y el 76% y el 65% respectivamente abogaban por incorporarlo al proceso educativo. en el Reino Unido, el 42% de los profesores de primaria y secundaria utilizaron IA generativa para ayudar en las tareas escolares en noviembre de 2023, un aumento significativo con respecto al 17% en abril de 2023. La IA ocupa el tercer puesto entre los diez temas principales que los niños quieren aprender en España y más de la mitad de los padres en Europa se muestran favorables al uso de la IA para evaluar y mejorar los resultados educativos de sus hijos[iii]. Estas cifras contrastan con la elevada percepción de riesgo que acompaña todavía a la nueva tecnología, debido a la falta de precauciones con la que se está introduciendo en la educación. La mayoría de profesores afirma que sus centros educativos no disponen de una guía para la IA generativa, no hacen nada para formarles y no cubren la demanda de los estudiantes que desean desarrollarse en el tipo de trabajos que necesitará IA. De algún modo, niños, padres y profesores están descubriendo una de las herramientas tecnológicas más poderosas de la historia de la humanidad… por sí solos.
La regulación reciente plantea, no obstante, un marco muy estricto al respecto. La Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea incluye en su famoso Anexo III de actividades de «alto riesgo» aquellas dirigidas a determinar el acceso de un alumno a la educación y el nivel de educación al que puede optar, así como las que evalúan los resultados de aprendizaje y monitorizan el comportamiento de los estudiantes durante las pruebas. Estos casos de uso están permitidos, pero requieren de procedimientos estrictos de evaluación de riesgos. Según la norma europea, los profesores y las instituciones educativas tendrán una responsabilidad considerable en el uso adecuado de las herramientas de IA que sugieren o toman decisiones y no deberán recurrir a sistemas que permiten interpretar el estado emocional de una persona en el contexto de la educación. Aunque su planteamiento resulta menos explícito que el europeo, la Ley de Privacidad y Derechos Educativos de la Familia (FERPA) de Estados Unidos permite a los maestros usar software educativo sin el permiso de sus padres o tutores siempre que exista un interés legítimo y se limite el intercambio de información.
Pero las herramientas de IA pueden exceder fácilmente estas excepciones, particularmente entre los estudiantes menores de 13 años, dependiendo de si se despliegan en un entorno abierto o cerrado y de la procedencia de los datos. Son habituales, por eso, las llamadas de alerta. Los profesores usan mayoritariamente herramientas de IA generativa, en efecto, pero casi el 50% expresan malestar acerca del peligro de uso irresponsable de los estudiantes, el 62% quiere orientación sobre cómo enseñarles a utilizarla y el 54% reclama estrategias para identificar las malas prácticas. Algunas derivadas de la implantación de la tecnología son imprevisibles: un experimento demostró que una aplicación de IA basada en ChatGPT era nociva para el rendimiento de los alumnos porque, en lugar de ayudar, resultaba ser más bien una distracción. La conclusión de los investigadores fue que el desafío no se limita simplemente a agregar nueva tecnología como si fuera un fin en sí mismo, sino que implica repensar todo el proceso de aprendizaje de los estudiantes y descubrir cómo les puede ayudar la IA, de forma que no sea simplemente un complemento llamativo y aparentemente inofensivo[viii]. En esa línea, el Gobierno de Estados Unidos considera clave introducir transparencia sobre los modelos de IA, porque los educadores necesitan algo más que un aviso, deben comprender cómo funcionan. La selección de un modelo de IA puede ser una vía también de limitación de la oferta de aprendizaje de un centro educativo, ya que no existe la IA de propósito general. Insta, por eso, a proceder con un pensamiento sistémico. El ámbito del aprendizaje es más amplio que sólo el componente de IA. De hecho, el enfoque tradicional de la IA en la educación se está diversificando e incorpora cada vez más procesos de cocreación en los que se involucra a investigadores, estudiantes, profesores y desarrolladores desde la perspectiva del aumento de la inteligencia y no de la sustitución, hacia las soluciones híbridas entre humanos y IA.
La capacidad actual de las herramientas IA generativa para generar contenido muy parecido a la escritura humana representa también una amenaza significativa para la imparcialidad y autenticidad de la evaluación académica. Un sondeo descubrió que el 26% de los educadores de K-12 habían identificado en 2023 al menos un estudiante haciendo trampa usando ChatGPT. El problema es que si las instituciones o los profesores adoptan un enfoque individualista y escogen diferentes aplicaciones para detectar si sus alumnos se han valido de IA generativa, teniendo en cuenta que la tasa de acusaciones falsas se estima todavía en torno el 15%, se podrían ver afectados valores como la inclusión y la equidad educativa, en beneficio de los estudiantes deshonestos. Las herramientas de detección de IA puedan manipularse o eludirse fácilmente utilizando técnicas adversas relativamente simples. La precisión media de los detectores de contenido generado por IA no manipulado es del 39,5%, pero baja al 22% si se aplican técnicas adversas, mientras que si ha sido escrito por humanos la precisión es del 67%.
Una encuesta entre los Estados miembros del Consejo de Europa puso de manifiesto en 2022 que sólo 4 de 23 contaban con políticas y regulaciones para el uso de sistemas de IA en la educación. En noviembre de 2023, solo el 4% de los distritos educativos norteamericanos tenían una política formal y documentada para regular el uso de la IA. Alrededor del 52% reconocían que sus profesores estaban incorporando la IA de forma independiente en su práctica. El Consorcio para la creación de redes escolares y el Consejo de las Escuelas de las Grandes Ciudades trataron de paliarlo publicando conjuntamente una «Lista de verificación de preparación para la IA generativa K-12”, un cuestionario desarrollado en asociación con Amazon Web Services. TeachAI implicó a 60 expertos, gobiernos y organizaciones, incluidos Code.org, ETS, la Sociedad Internacional de Tecnología en la Educación, Khan Academy y el Foro Económico Mundial, en la elaboración de una “Guía de herramientas de IA para escuelas”. Con un alcance menor, países como Chile, el Ministerio de Educación lanzó en mayo de 2023 una guía para fomentar el aprendizaje activo con ChatGPT y lo mismo han hecho estados norteamericanos como Carolina del Norte, cuya guía insta a revisar los proveedores de EdTech que implementan IA generativa para examinar su seguridad, privacidad, confiabilidad y eficacia.
Frente a la reacción pausada de las instituciones educativas, el mercado de productos de IA no deja de incorporar nuevas opciones para los docentes, y pocas de ellas son evaluadas exhaustivamente. Las barreras de entrada para crear una startup educativa basada en IA resultan extremadamente bajas, porque es la propia herramienta la que facilita su propia expansión: la IA generativa ha democratizado el desarrollo de software y permite que muchas más personas lo puedan escribir con sólo disponer de una pizca de conocimiento de código. Si se puede describir, probablemente se pueda construir, es el mantra actual. Se está nivelando el terreno de juego y casi dos tercios de las organizaciones ya están explorando activamente la integración de la IA. En ese sentido, las nuevas empresas se aprovechan de que la digitalización ha penetrado en el sistema educativo al igual que en otras áreas de la economía y la sociedad. Desde plataformas de VLE (virtual learning environment) y MOOC (massive online open courses), hasta encuestas interactivas, almacenamiento de aplicaciones y datos, análisis de aprendizaje y software de detección de plagio, múltiples propuestas inexistentes hace dos décadas se han vuelto hoy centrales. La UNESCO afirma en un informe que “escasean pruebas buenas e imparciales sobre el impacto de la tecnología educativa… gran parte de la evidencia proviene de quienes intentan venderla”.
La demanda no es el problema en el nuevo mercado mundial de la educación. El tamaño actual de la IA en él ronda los 4.000 millones de dólares, pero se espera que aumente a 30.000 millones de dólares en 2032 debido a su creciente uso en la educación superior y la capacitación corporativa. Si ampliamos el foco, se estima que la IA generativa podría aportar 200.000 millones de dólares en valor al sector educativo global en 2025, porque sólo la recapacitación y el reciclaje de trabajadores podrían requerir 16.000 millones de dólares en inversiones, suponiendo que sólo alrededor del 6% de los afectados opte por ello. Paradójicamente, casi todos los países de Europa se encaminan hacia un escenario de escasez de docentes, que alcanzará los 25.000 puestos vacantes en Alemania hasta 2025, los 30.000 en Portugal hasta 2030 y los 4.000 ya en Francia. La previsión de jubilaciones masivas impactará especialmente en la escuela primaria, ya que el 60% de los docentes tienen más de 50 años en Italia, el 37% en Alemania, el 42% en Portugal, el 36% en Suecia y el 23% en Francia. Y la migración de los doctorados en IA de la academia a la industria continúa creciendo a un ritmo acelerado. Puede definirse como una auténtica fuga de talentos: en 2022, el 70% se incorporaron a una empresa tecnológica y sólo el 20% a la universidad, 5,3 puntos porcentuales más en sólo un año.
La demanda de soluciones basadas en IA responde también a una necesidad operativa clara. La educación y el aprendizaje serán las industrias más afectadas por la IA en los próximos tres a cinco años. En los países de la OCDE, los docentes dedican de media aproximadamente la mitad de su tiempo semanal a la enseñanza y la otra mitad, unas 17 horas, a actividades de organización y planificación. En el aula, sólo el 78% del tiempo se dedica a actividades de aprendizaje, mientras que otro 13% se utiliza a gestionar el comportamiento y el 8% a tareas administrativas. Los profesores pueden reasignar entre el 20 y el 30% de su tiempo a actividades que ayuden a mejorar el aprendizaje de los estudiantes, y uno de los campos más prometedores en ese sentido tiene que ver con el desarrollo de habilidades sociales y emocionales. Se dedican alrededor de 3,5 horas a ello y el potencial de aumentarlas reasignando el tiempo ahorrado en otras tareas resulta evidente. Es fácil prever que el mercado de herramientas de apoyo a los docentes será multimillonario en Europa y la entrada de la IA generativa llevará a una nueva dimensión a las herramientas de evaluación y retroalimentación de preguntas, en las materias en las que las respuestas correctas tienden a ser más factuales y prescriptiva, así como a las de planificación y preparación de lecciones, posiblemente el más dinámico en la actualidad.
En la primera mitad de 2024, había cerca de 550 nuevas empresas de IA en educación en Europa, entre ellas algunas ya relevantes como Shape Robotics, Iris.Ai, Soapbox Labs, Up Learn y Seervision. La mayoría de startups de edtech son locales y tienen soluciones verticalizadas dirigidas a mejorar la comunicación entre profesores y padres o a la digitalización de los pagos en las escuelas. Muchas acabarán siendo adquiridas por empresas grandes en busca de volumen dentro de la verdadera batalla competitiva, la que tiene como objetivo liderar los sistemas operativos de los centros educativos en toda Europa. Será así porque, aunque muestran diferencias, las escuelas e institutos acaban teniendo actividades centrales muy similares en todo el continente en lo que se refiere a horarios, proporciones de clases, planes de estudio, pedagogía y funciones administrativas. Es la hora de los creadores de herramientas altamente integradas con el resto de la tecnología de los centros docenes, aquellas que permitan a los profesores acelerar sus tareas de la mano de un asistente de enseñanza que conoce sus necesidades locales. La compañía austríaca Teachino, con su asistente de IA Thena, es una de las más interesantes en ese sentido, mientras que otras como la suiza Taskbase y sAInaptic ponen el foco en la evaluación con sistemas b2b para alinear las respuestas de los estudiantes con los objetivos de aprendizaje diseñando tutorías inteligentes y comentarios personalizados.
El aterrizaje de estas nuevas soluciones requiere en paralelo de una adecuación de la infraestructura de las tecnologías de la información y las comunicaciones en los centros educativos. El proyecto GoVR de Go Student ayuda a los niños a aprender idiomas en una experiencia de realidad virtual en la que el contenido se traduce y genera en tiempo real para que parezca que el usuario está hablando con un compañero en otro país. La Ferris State University, ha desarrollado dos estudiantes de IA, llamados Ann y Fry, que participarán en clases como cualquier otro alumno, entregando tareas y participando en debates en el aula. Ann y Fry podrán elegir especialidad y eventualmente obtener su título universitario, si así lo deciden. En la Universidad de Murcia, Vodafone y Samsung han puesto en marcha un sistema similar de traducción simultánea, pero ha sido posible porque lo han reforzado con la potencia de conectividad y baja latencia del 5G y no todos los espacios educativos están preparados para dar ese salto. Fuera del mundo desarrollado, 244 millones de niños no van a la escuela y las soluciones basadas en IA podrían ser una vía interesante de alfabetización si se impulsan los teléfonos inteligentes compartidos y de bajo coste capaces de funcionar offline.
UNICEF ha revelado que un tercio de las plataformas de aprendizaje digital creadas durante la pandemia del COVID-19 ya no se mantienen ni actualizan y la gran mayoría carece de contenido interactivo. La Comisión Europea se ha marcado como objetivo que, en 2030, la proporción de alumnos de octavo grado con bajo rendimiento en alfabetización informática e informacional sea inferior al 15%. Antes de la pandemia de COVID-19, solo el 37,5% de los docentes de secundaria inferior en la UE sentían que estaban bien o muy bien preparados para utilizar las tecnologías digitales en la enseñanza. Los Estados miembros disponen de un apoyo significativo para la inversión en educación y capacidades a través del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, que asciende a más de 70.000 millones de euros, pero nada está asegurado, tienen que competir por esa financiación con muchos otros ámbitos de la economía y la sociedad. Entre las iniciativas abiertas para ofrecer nuevas opciones al ecosistema docente, EIT Digital y otras 12 organizaciones europeas líderes en educación, investigación y tecnología han lanzado el proyecto EMAI4EU para formar profesionales en el campo de la inteligencia artificial emocional. Participan las españolas Universidad Politécnica de Madrid y Tech Valley Management.
El poder transformador de la IA en la educación se aplica también a sus extraordinarias capacidades para extraer conocimiento a partir de datos. La escuela Khan Lab en Mountain View (California, EEUU) y el Departamento de Educación de la ciudad de Nueva York utilizan IA para pronosticar las tasas de deserción estudiantil y asistencia y orientación a los alumnos a partir de esta información. La Universidad de Pittsburgh, por su parte, emplea la tecnología para analizar el rendimiento de los estudiantes en evaluaciones estandarizadas y brindar a los maestros recursos y apoyo que contribuyan a lograr mejores resultados. Un estudio reciente de la Universidad de Stanford ha demostrado que tutorías breves, de apenas 10 minutos al día, pueden mejorar significativamente las habilidades de alfabetización de los estudiantes jóvenes[xl]. El mercado mundial de tutoría privada podría crecer de 57.920 millones de dólares en 2023 a 105.980 millones de dólares en 2030, pero sin soluciones de IA que ayuden a democratizar el acceso, sus beneficios se restringirán a aquellos que pueden permitírselo.
Las tareas que tienen más probabilidades de beneficiarse del potencial de aumento de los LLM tienden a enfatizar las capacidades analíticas y de resolución de problemas, pero la IA en educación no sólo ayuda a los estudiantes a mejorar sus habilidades de pensamiento computacional en el aula. También puede crear nuevas formas de conectar con sus entornos locales, permitirles pensar críticamente sobre los problemas ecológicos y ayudarlos a encontrar soluciones realistas[xlii]. Los alumnos de secundaria en Maine analizaron las capacidades de un comedero para pájaros con IA antes de sumergirse en el análisis de los datos históricos sobre los frailecillos que viven en la costa.
Las aulas españolas piden más IA
España tiene algunos nombres propios destacados en la llamada revolución Edtech. Luis Pérez-Breva, director de la Facultad de Innovación de Equipos Empresariales del MIT forma parte del claustro del. Llamativamente, la principal plataforma tecnológica en la que se basa esta iniciativa es también española. Se llama Global Alumni, la fundó Pablo Rivas y tiene su sede central en Madrid. Gestiona las inscripciones, la tecnología y la asistencia de los participantes. Inauguró la sala de telepresencia inmersiva más grande del mundo en Boston y trabaja los programas online de la Universidad de Chicago. MIT Professional Education ofrece programas cortos actuales, micromásters diseñados en muchos casos a mediados de la pasada década, que atraen a más de 1.500 estudiantes al año de todo el mundo. Las personas se formarán en un contenido breve, centrado en el desarrollo de una habilidad específica, demostrarán competencia a través de una evaluación y se les emitirá una «credencial”. Sin embargo, pese a contar con pioneros como Rivas y Pérez-Breva, una de las cuestiones más inquietantes del futuro tiene que ver con la capacidad de nuestros centros académicos de excelencia para hacer frente al tsunami de la revolución EdTech.
Para el desafío de aprovechar el tiempo que libera la inteligencia artificial a los profesores, se han lanzado iniciativas como EMAI4EU[i] un proyecto de cuatro años para formar profesionales en el campo de la inteligencia artificial emocional. Junto a EIT Digital, forman parte del consorcio las españolas Universidad Politécnica de Madrid, Saturno Labs y Tech Valley Management. El resto de integrantes son Université Côte d’Azur, Université de Rennes, Eurecom y LudoTIC (Francia); Universidad de Trento, Universidad Politécnica de Milán y Medispa Srl (Italia); Universidad de Turku (Finlandia); y Universidad Eötvös Loránd (Hungría). El programa insignia de EMAI4EU se centra en Inteligencia Artificial de Emociones y se dirige a ayudar a las máquinas a interpretar y responder adecuadamente las emociones humanas.
El primer Observatorio del Impacto de la Tecnología en las Profesiones elaborado por la Universidad Alfonso X el Sabio en el que han participado más de 2.000 estudiantes y casi 400 profesores y profesionales revela que tres de cada cuatro estudiantes menores de 25 años en España utilizan la IA generativa, mientras que la media de uso entre los profesionales se sitúa en el 36%, con especial incidencia en la franja de edad de 35 a 45 años (44%). Cuando se pregunta a los niños y las niñas en España sobre qué temas quieren aprender, el desarrollo de tecnología en inteligencia artificial, realidad virtual y realidad aumentada aparece en primer lugar, por delante de habilidades para la vida. A continuación, se sitúa de nuevo la inteligencia artificial en general, seguida de robótica, sostenibilidad y educación climática, codificación y programación, finanzas, bienestar y salud mental, asuntos actuales y artes creativas. Y no sólo los niños están entusiasmados con el potencial de la IA: más de la mitad de los padres en Europa se muestran favorables a su uso) para evaluar y mejorar los resultados educativos de sus hijos, y la mitad piensa que recibir enseñanza en un aula virtual (usando realidad virtual) mejorará la experiencia de aprendizaje.
Genially, Odilo, Smile & Learn, ABA English, Lingokids, Ironhack y Fiction Express son algunas de las edtech españolas que más inversión han captado en los últimos años. Se estima que el sector cuenta con unas 250 empresas, por encima de Alemania y muy cerca de nuestra Francia, con un centenar más. A mediados de 2022, Odilo cerró la ronda de financiación más abultada protagonizada por una edtech en nuestro país, por 60 millones de euros. Se autodefine como una plataforma similar a Netflix o Spotify, que selecciona de forma inteligente y personalizada entre el mayor catálogo educativo digital del mundo, con títulos y experiencias de aprendizaje de más de 6.300 de los mejores proveedores de ebooks, cursos, podcast, vídeos, revistas, prensa, recursos educativos, resúmenes, películas o apps educativas en 43 idiomas diferentes. Otra empresa con largo recorrido de innovación en nuestro país es Smartick, un método de aprendizaje online con inteligencia artificial que logra adaptarse en tiempo real al ritmo y capacidad de aprendizaje de cada alumno.