
China no es la única que pretende aprovechar las propiedades únicas del torio. Anteriormente, India, Japón, el Reino Unido, Estados Unidos y otros países han mostrado entusiasmo por su posible aplicación en la energía nuclear. El torio presenta varias ventajas sobre el combustible nuclear convencional, el uranio-235.
El torio es un subproducto principalmente de la monacita, y su extracción requiere métodos más costosos que los del uranio, al menos mientras la demanda de torio y su aplicación en la energía nuclear no contribuyan a encontrar la forma de abaratarlos. Su separación requiere grandes cantidades de ácido y energía y podría generar cientos de toneladas de aguas residuales por cada gramo de torio purificado.
El combustible de torio-uranio es caro, hasta el punto de que el equilibrio con el uranio solo se alcanzaría si el precio de este último se duplicara. No obstante, los ingresos generados por las ventas de electricidad, combinados con el coste de recarga de combustible durante el tiempo de inactividad del reactor, muestran que puede ser ventajoso: un ahorro del 14,8% si se compara en períodos de tiempo equivalentes.
Algunos de estos problemas se solucionan con los reactores de sales fundidas, en los que se espera que el ciclo del combustible en equilibrio presente una radiotoxicidad relativamente baja.
Amazon, Meta, Google y DOW aparecen entre los firmantes del llamado “Compromiso de los Grandes Usuarios de Energía” que apoya el objetivo de al menos triplicar la capacidad nuclear mundial en 2050.
El Libro Rojo, una publicación conjunta del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y la Agencia de Energía Nuclear (AEN) de la OCDE, coincide en que la producción mundial de energía nuclear podría aumentar en más del 50% hasta 2040.
Los países con los parques de reactores más grandes están alargando la vida de las centrales existentes hasta los 60 años, e incluso hasta los 80 años en el caso de EEUU, pero más de 140 reactores alcanzarán ese límite en 2040. Los pequeños reactores modulares y microrreactores, podrían contribuir hasta con el 10% de la capacidad total en el más favorable de los escenarios, pero no constituyen una alternativa clara.
Cualquier opción de ciclo de combustible que se considere requerirá plazos relativamente largos para su implementación: entre 15 y 20 años para diseñar, construir, obtener los permisos y poner en marcha una nueva instalación de ciclo del combustible; el despliegue del primer reactor comercial podría concretarse en varios años; y la implementación completa de un ciclo del combustible podría requerir de un par de décadas a un siglo para la transición de una flota que utiliza un solo ciclo del combustible.
La condición de pionera de España en el ámbito de la energía nuclear, que le otorga el impulso a las centrales hace 50 años, ha consolidado un tejido industrial con enormes capacidades científico-tecnológicas.


