5. La ‘tercera vía’ de la algoritmia cuántica

Si bien el hardware cuántico es el que suele acaparar más titulares en los medios de comunicación, es el software cuántico el que ha avanzado notablemente en tan solo unos años.

El volumen de información susceptible de ser procesada aumenta a ritmo exponencial y la presión para que la forma de operar en todos los ámbitos, públicos y privados, sea sostenible desde todos los puntos de vista, incluidos el medioambiental y el social, es cada vez mayor. El reciente Pacto Climático de Glasgow podría considerarse una fuente de infinidad de problemas de optimización para la informática.

Se prevé una adopción temprana de los algoritmos cuánticos y de inspiración cuántica en el sector financiero y farmacéutico durante los tres a cinco años próximos, orientados a la optimización de carteras, el modelado de riesgos y el descubrimiento de fármacos. Seguirán la industria aeroespacial, de defensa y de energía (5-10 años), que se beneficiará de las simulaciones cuánticas para la ciencia de los materiales, la eficiencia del combustible y la fusión nuclear.  

Pocas instituciones europeas se sitúan entre los principales centros de investigación cuántica del mundo. En el caso de las universidades, destacan los centros de Copenhague, París, Múnich y Delft, pero siguen lejos de instituciones estadounidenses como Caltech, MIT y Harvard, y de universidades de países no pertenecientes a la UE, como el Reino Unido y Suiza. También la financiación pública y privada en la UE está por detrás de la de Estados Unidos y China.

La fragmentación se reproduce en el sector privado: en lugar de grandes corporaciones, la UE cuenta fundamentalmente con empresas emergentes y algunas compañías en expansión. El software basado en algoritmos de inspiración cuántica reclama más atención en todo este despliegue de esfuerzos nacionales y europeos. El reto es encontrar aplicaciones concretas en sectores productivos que puedan mejorar la eficiencia de las empresas y abrir la puerta a nuevos modelos de negocio.

Las posibilidades de convergencia tecnológica con el nuevo ciclo de la inteligencia artificial (IA) son amplísimas. Investigadores de la española Multiverse Computing y CounterCraft han desarrollado un nuevo modelo de IA cuántica, entrenado con conjuntos de datos de tráfico de red real y registros del sistema, que identifica el 100% de los ciberataques.

En el ámbito de la medicina personalizada, el aprendizaje automático basado en la computación cuántica supone una auténtica revolución para la toma de decisiones sofisticada en tiempo real. Los científicos pueden crear datos genéticos sintéticos muy similares a los del mundo real que podrían alimentar algoritmos cuánticos para desarrollar modelos moleculares más precisos, acelerando así todo el proceso de descubrimiento de fármacos.

Las ciudades sostenibles también tienen mucho que ganar con la combinación de la computación cuántica y la IA. Los urbanistas podrían crear datos sintéticos de tráfico que simulen los patrones de tráfico del mundo real para entrenar algoritmos cuánticos que mejoren la gestión de la congestión y optimicen rutas.

Para desplegar todo su potencial en el sector privado, como en otros ámbitos, habrá que resolver el problema de la disponibilidad de talento. El 60% de los líderes tecnológicos consultados por IBM citó la falta de profesionales cualificados como el principal obstáculo.