En la batalla contra el CO2, uno de los problemas de raíz es que utilizamos un sistema energético articulado sobre unas infraestructuras que tardaron más de un siglo en adoptar su forma actual, pero la transición energética requiere construir otra de nuevo con redistribuciones geográficas radicalmente diferentes de sus elementos. Porque el suministro de energía fósil predominante no ha requerido hasta ahora ni de tecnologías de almacenamiento ni de procesos químicos para dividir el agua y activar el CO2 a gran escala.
En paralelo a ese monumental trabajo hay que promover la implantación de tecnologías que incrementen las posibilidades de mineralizar y transformar el CO2 en otros compuestos de más valor añadido como plásticos, combustibles o material de construcción. La financiación disponible en todas las fases de desarrollo aún es inadecuada o no está suficientemente enfocada.
Muchos científicos están trabajando para transformar esta crisis en una oportunidad. Nos encontramos ante un momento crucial para nuestra sociedad; hay que rediseñar los procesos productivos para avanzar hacia una economía circular, y esto implica reimaginar al dióxido de carbono como una valiosa materia prima,. Gracias a los últimos avances en química, catálisis y biocatálisis, cada vez estamos más cerca de poder utilizar el CO2 como una fuente de carbono sostenible. Para CEFIC, la mayor asociación de la industria química europea, reciclar y aprovechar el carbono del CO2 y otros gases como el monóxido de carbono es una de las mayores oportunidades para reducir el impacto medioambiental y acelerar la transición hacia una economía circular.
Mejores soluciones para capturar y almacenar dióxido de carbono
Obviamente no se trata de un objetivo fácil de alcanzar y, por lo tanto, se están desarrollando distintas tecnologías para abordar este problema de forma coordinada y complementaria. En primer lugar, se han conseguido mejoras muy notables en la captura y almacenamiento del dióxido de carbono. Éstas se dividen en dos grandes grupos: los sistemas para capturar las emisiones industriales de gases de efecto invernadero y los materiales para atrapar dióxido de carbono directamente de la atmósfera. Los primeros logran reducir las emisiones de los procesos productivos, mientras que los segundos podrían contribuir a disminuir los efectos acumulativos de la crisis climática, por medio de una reducción de las altas cantidades de CO2 atmosférico. Algunos métodos incluyen la absorción mediante reacciones químicas, formando sales derivadas del dióxido de carbono como los carbonatos, destilación criogénica, y separación por medio de membranas de adsorción selectivas. Una vez hemos logrado este objetivo y tenemos el dióxido de carbono fijado en distintas sustancias, entran en juego las reacciones químicas para transformarlo en productos de alto valor añadido, tanto combustibles como materias primas para la industria.