La sustitución de materias primas escasas o de acceso complejo por motivos geoestratégicos, pero fundamentales para la producción de los componentes de la economía digital y electrificada, por otros elementos abundantes, representa uno de los grandes desafíos científico-tecnológicos de la actualidad. Es una de las más fenomenales tendencias de innovación ya que la sostenibilidad está directamente comprometida en ello.
De hecho, en 40 tecnologías ambientales, 38 materiales escasos podrían desempeñar un papel clave en un escenario de economía verde hasta 2050. Las opciones de sustitución más relevantes se sitúan en la mayoría de los casos en fases de desarrollo iniciales, y no resultarán viables hasta que se produzcan avances y casos de uso justificados.
De ahí que muchos de los esfuerzos en investigación se centren en el reciclado de componentes que contienen las materias primas de mayor interés. Menos del 1% de las materias primas escasas se devuelven al sector productivo y pese a que los residuos de los aparatos eléctricos y electrónicos aumentan a un ritmo del 2% anual en Europa, menos del 40% de ellos se reciclan.
Descarbonización y ODS
Es necesario rediseñar nuestros procesos productivos. Primero, porque las materias primas y los recursos de nuestro planeta son finitos y, por tanto, necesitamos nuevas estrategias para reutilizar y reciclar materiales escasos como los metales preciosos y las tierras raras. Esto permitirá el avance hacia una economía circular y más verde. Además, la búsqueda de nuevas materias primas reducirá el impacto de la extracción y la minería en el medio ambiente. El apoyo a la investigación y desarrollo de alternativas, al mismo tiempo, facilitará el desarrollo de nuevas tecnologías sostenibles para la generación y almacenaje de energía, uno de nuestros recursos más importantes. En conjunto, reducir nuestra dependencia en materiales críticos permitirá un avance rápido hacia la descarbonización y los objetivos de desarrollo sostenible.