Telemedicina

La telemedicina aprovecha los recursos digitales y el avance de las telecomunicaciones para propiciar un salto adelante en los sistemas de asistencia sanitaria. Su incidencia beneficia a los sectores más desprotegidos, como mayores, enfermos vulnerables y personas que viven lejos de centros urbanos.

La telemedicina aprovecha los avances en telecomunicaciones y las nuevas herramientas digitales para proporcionar atención sanitaria a distancia. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la telemedicina puede ayudar a conseguir la cobertura sanitaria universal, mediante sistemas que garanticen el acceso a los servicios de salud desde cualquier lugar. Para la OMS, la telemedicina podría ayudar, especialmente, a los pacientes más vulnerables: tanto aquellos que viven lejos de hospitales y centros de salud como los pacientes de edades avanzadas y enfermos vulnerables.

En primer lugar, la telemedicina otorga a los pacientes un ecosistema seguro para comunicarse con los profesionales sanitarios. Como otras herramientas de comunicación digital, la telemedicina permite adaptar la atención sanitaria a las diferentes disponibilidades horarias de médicos y pacientes, facilitando las interacciones entre ambos. Además de ahorrar tiempo y reducir el número de visitas a los centros médicos, la telemedicina permite acelerar trámites sencillos como solicitar recetas, consultar resultados y organizar citas, entre otras cosas.

Durante la pandemia de COVID-19, la telemedicina ha experimentado un crecimiento sin precedentes. Y es que gracias a las interacciones médico-paciente a distancia, la telemedicina reduce el riesgo de transmisión de enfermedades y permite que otros servicios clínicos clave (cirugías, tratamientos de enfermedades crónicas, urgencias) continúen funcionando sin interrupciones.

Gracias a los avances de las tecnologías de la información, la telemedicina también permite llevar a cabo consultas con profesionales sanitarios a través de sistemas como la videoconferencia. Para muchos médicos, estas herramientas son un gran avance, ya que permiten ver el aspecto del paciente a distancia. En este sentido, las grandes empresas están avanzando rápido. A finales de 2020, Movistar presentó sus servicios de teleasistencia, que permiten realizar videoconsultas, solicitar recetas y obtener asistencia médica inmediata.

Teleasistencia durante la pandemia

La teleasistencia también se ha disparado en la sanidad pública durante la pandemia. Los médicos de familia se han visto desbordados con una media de 42 pacientes al día, un 32% más que en años anteriores, de los cuales casi tres cuartas partes optaban por consultas telemáticas. Los profesionales sanitarios del sector público reclaman una mayor inversión en herramientas de telemedicina y teleasistencia, así como el diseño de un plan de desarrollo a nivel nacional. En declaraciones a El País, Amparo Naranjo, médico de familia, subraya la necesidad de sistemas que permitan la comunicación por videollamada y la implantación de canales de comunicación seguros que permitan, entre otras cosas, el envío de fotografías y documentos médicos.

La telemedicina no sólo ofrece ventajas a los pacientes. También los profesionales sanitarios pueden aprovechar las nuevas tecnologías para acelerar los diagnósticos, evitar pruebas innecesarias y mejorar la atención primaria. En algunos países se han creado programas de telemedicina para poner en contacto a los médicos de familia con otros especialistas. A través de estas plataformas pueden compartirse notas de las consultas, historias clínicas, resultados de análisis, imágenes y otros datos relevantes. Algunos estudios sugieren que estas nuevas vías de comunicación pueden reducir el número de pacientes que se derivan a centros de especialidades y hospitales, al mismo tiempo que proporcionan una nueva solución de formación continuada para los médicos de cabecera. Por ejemplo, en Reino Unido, la federación de médicos de familia GPCare creó un sistema de este tipo y, desde 2012, ha registrado un descenso en las derivaciones a especialistas del 63%.

En este sentido, las herramientas digitales también pueden mejorar las estancias de los pacientes en el hospital. La telemedicina facilita la monitorización de pacientes a distancia, algo que podría acelerar la toma de decisiones. Este modelo alternativo permitiría a los profesionales sanitarios revisar los casos y seleccionar aquellos que requieren la atención en persona para liberar recursos y reducir la carga de trabajo de los profesionales. Varios estudios sugieren que, además de reducir la saturación de los centros médicos, la telemedicina permite reducir la mortalidad en las unidades de cuidados intensivos (del 13.6 al 11.8%) y la media de estancia hospitalaria (de 6.4 a 4.5 días).

Inteligencia artificial

Los avances en aprendizaje automático e inteligencia artificial también suponen grandes ventajas para la telemedicina. En primer lugar, porque estas herramientas pueden aprender a diagnosticar enfermedades a partir de bases de datos y artículos publicados en revistas científicas. Los estudios que han analizado el potencial de estas tecnologías ofrecen resultados muy esperanzadores. En algunos casos, la inteligencia artificial detecta enfermedades a partir de imágenes mejor que los profesionales sanitarios y, de manera similar, los algoritmos también superan a las personas a la hora de descartar dolencias y seleccionar pacientes sanos.

A finales de 2020, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) contaba con 64 tecnologías aprobadas para uso en medicina y dispositivos médicos basadas en algoritmos de aprendizaje automático e inteligencia artificial. La gran mayoría (47%) están diseñados para mejorar el diagnóstico en radiología y otras técnicas de imagen, pero cada vez son más los programas informáticos creados para acelerar las consultas y la monitorización rutinarias.

El crecimiento vertiginoso de estas tecnologías ha llevado a la FDA a anunciar un plan de acción al respecto, publicado en enero de 2021. Este documento incluye la creación de un marco regularizador a medida, el desarrollo de un decálogo de buenas prácticas y un plan de trasparencia que garantice que la información se almacena siempre de forma segura y respetuosa para con los pacientes.

La inteligencia artificial también forma parte de muchos servicios de telemedicina, sobre todo en los procesos de preevaluación de síntomas y diagnóstico. Así, los usuarios pueden responder a diferentes preguntas desde una página web o aplicación móvil y, después, el algoritmo proporciona información relevante sobre los posibles diagnósticos e informa sobre los siguientes pasos, como un tratamiento o una visita médica.