La Fundación Rafael del Pino acogió la Conferencia Magistral de Leszek Balcerowicz titulada «Cómo evitar una nueva crisis financiera global», el día 4 de octubre de 2010.
Leszek Balcerowicz afirmó que «Algunos piensan que la crisis financiera actual es una prueba del fracaso del sistema de libre mercado. Creo que es empíricamente falso. Los estudios sugieren que las razones últimas que han originado esta crisis están en las erróneas intervenciones de los gobiernos. El origen de la crisis de los Estados Unidos estuvo en el exceso de liquidez propiciado por la Reserva Federal, es decir; una institución pública. La politización de los créditos hipotecarios a través de Fannie Mae o Freddie Mac es otro efecto de intervención pública. Estos factores han estado detrás de la crisis en estados Unidos, que posteriormente se ha extendido a otros países. Pero las naciones que más duramente están sufriendo esta crisis son también víctimas de sus propios errores estatales. Fíjense en Grecia: Grecia es una prueba del fracaso de los gobiernos, no del fracaso de los mercados. Si nos fijamos en países como Irlanda, España o el Reino Unido estamos hablando de ejemplos del estallido de la burbuja inmobiliaria, una burbuja que ha sido tolerada y alimentada, hasta cierto punto, por los bajos precios del dinero. Mi conclusión es que las crisis financieras están causadas por erróneas intervenciones públicas. Las reformas deberían centrarse en cómo reducir el alcance de estas intervenciones que contribuyen a alimentarlas».
Respecto al proceso de construcción europeo, Leszek Balcerowicz sostuvo que «la UE no necesita grandes visiones sin sustancia. Esto no solventará los problemas concretos. Europa necesita implementar los acuerdos alcanzados. Tomemos el ejemplo del Mercado Único. Es la reforma más importante para la economía europea y su crecimiento y dinamización, pero no se ha completado, especialmente en lo que se refiere a los servicios. La Directiva propuesta por el Comisario Bolkenstein fue diluida en el Parlamento Europeo. Necesitamos avanzar en este campo. Los miembros de la UE son diferentes en cuanto a crecimiento y desarrollo económico, y por eso hay diferentes políticas nacionales, que, en ocasiones, deberían ser mejoradas. Por ejemplo, los problemas de Grecia no se han generado en Bruselas; se han generado en Atenas. Quizá fueron tolerados por la UE, pero al final, son los griegos los que tienen que solucionar sus problemas. En Portugal han permitido años de expansión fiscal como si fuesen invitados al banquete del Euro. Y el Euro no es un banquete. Es una oportunidad para países que implementan políticas correctas. Pero si se hace uso de políticas erróneas, como rigideces estructurales y políticas fiscales expansivas, el euro agrava los problemas, porque se quedan sin opciones. No digo que los países deban abandonar el euro, que ha sido, por el momento, un éxito. Lo que digo es que al entrar en un club, hay que observar sus reglas. Hay que tener disciplina fiscal y gran flexibilidad económica, sobre todo en lo que se refiere al mercado de trabajo».