Diálogo presencial “El legado español frente a los enemigos de España»

Marcelo Gullo y Manuel Lucena Giraldo

La Fundación Rafael del Pino organizó, el 10 de octubre de 2022, el diálogo presencial en el Auditorio Rafael del Pino « El legado español frente a los enemigos de España» que comenzó con una conferencia de Marcelo Gullo, doctor en ciencia política, magister en relaciones internacionales y autor de la obra «Nada por lo que pedir perdón. La importancia del legado español frente a las atrocidades cometidas por los enemigos de España«, editada por Espasa. A continuación el autor dialogó con Manuel Lucena Giraldo, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España.

El profesor Marcelo Gullo, Doctor en Ciencia Política por la Universidad del Salvador. Magister en Relaciones Internacionales por el Institut Universitaire de Hautes Études Internationales, de la Universidad de Ginebra. Graduado en Estudios Internacionales por la Escuela Diplomática de Madrid. Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Nacional de Rosario. Discípulo del politólogo brasileño Helio Jaguaribe y del sociólogo y teólogo uruguayo Alberto Methol Ferré. Asesor en materia de Relaciones Internacionales de la Federación Latinoamericana de Trabajadores de la Educación y la Cultura (FLATEC). Profesor de la Universidad Nacional de Lanús y, de la Escuela Superior de Guerra en la Maestría en Estrategia y Geopolítica. Miembro fundador del Instituto de Revisionismo Histórico Nacional e Iberoamericano Manuel Dorrego.

Manuel Lucena Giraldo es investigador en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Director de la Cátedra del Español y la Hispanidad de la Universidades de la Comunidad de Madrid y profesor asociado de IE University y ESCP Business School Europe. Ha sido profesor visitante en las Universidades de Harvard, Standford y Tufts, entre otras. Además de autor de relevantes publicaciones, es miembro del Consejo de redacción de destacadas publicaciones científicas y Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia.

Resumen:

La Fundación Rafael del Pino organizó, el 10 de octubre de 2022, el diálogo presencial “El legado español frente a los enemigos de España”, con Marcelo Gullo, profesor de la Universidad Nacional de Lanús y miembro fundador del Instituto de Revisionismo Histórico Nacional e Iberoamericano Manuel Dorrego.

La leyenda negra es hegemónica en las universidades del mundo, con excepciones notables. La leyenda negra es la falsa historia de España contada por los enemigos de España, primero Holanda, luego Inglaterra, después Estados Unidos, incluso la Unión Soviética. Esa leyenda habla de violencia, muerte, asesinatos y el oro robado de América.

Si a España solo le interesaba el oro, ¿por qué decide fundar un rosario de universidades en América? Si solo le interesa América para ir y robar y expoliar, si es una potencia asesina, que viola, ¿por qué decide fundar universidades? Es una cosa rara. Va a robar y decide fundar ochenta y pico universidades. Ochenta y pico años antes de que se fundase la Universidad de Harvard, se funda la Universidad de San Marcos en Lima. Era semi gratuita, pero con becas para los más pobres. Iban los indios y mestizos porque los españoles que llegan ahí comienzan a mestizarse. Una potencia que va a un lugar a robar, matar y asesinar funda puertos porque sabe que tiene que huir lo antes posible antes de que haya una revuelta popular y los eche.

España siembra un rosario de universidades en cuarenta años, desde Santa Fe en Colombia pasando por Cuenca en Ecuador, Quito, Ayacucho, Cochabamba, Cajamarca, Sucre, La Paz, las ciudades de San Salvador de Cujuy y Salta, de Tucumán, de Córdoba, todas en el interior, lejos de los puertos para escaparse. América no es España, así es que una ciudad en el interior como Córdoba lo más cerca que está del mar es 1.200 kilómetros y la separa del mar unas montañas gigantescas que tienen casi 6.000 metros de altura. Si alguien funda una universidad ahí no es para escaparse, sino para quedarse. ¿Por qué?

A España también se le ocurre fundar un rosario de hospitales. ¿Por qué si va a robar? ¿Por qué funda hospitales gratuitos? La asistencia sanitaria en Lima era absoluta gratuita, fuera para blancos, indios, mulatos, negros, pobres, ricos. Bastaba que llegaran al hospital para ser atendidos. Algunos decían que esos hospitales deberían de ser horribles. Pero no tanto, porque los ricos de Europa viajaban a México para curarse porque la quinina se descubrió en Perú y Ecuador. Cuando la malaria no se podía curar en ningún lugar del mundo, se podía hacerlo en los hospitales de Perú y Ecuador.

España también funda colegios, el Colegio San Pablo en Lima tiene cuatro mil libros en su biblioteca, mientras que Harvard tiene cuatrocientos. ¿Por qué a una potencia que va a matar se le ocurre llevar una imprenta? Cien años antes de que exista una imprenta en la América anglosajona, en México ya se están imprimiendo libros. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué sentido tiene? ¿Por qué a esa potencia que va a matar se le ocurre tomar la lengua quechua, tomar la lengua nahual de los aztecas y decirles yo voy a enseñarles a ustedes a escribir en su propia lengua y a enseñarles su propia gramática? Quince años antes de que existiese la gramática inglesa, España, con sus sacerdotes, ya había creado la gramática nahual. ¿Por qué? A todo el mundo le hubiera llamado la atención si no fuera por los prejuicios. ¿Por qué España manda a sus mejores profesores? El mismo Cervantes se alistó para ir a América. No pudo ir, pero se alistó para ello.

Pero todavía hay algo más relevante. En esas universidades, que eran de Derecho, Teología, Medicina, se estudiaba algo muy especial, Teoría Política. Una Teoría Política que había salido de las entrañas históricas de España, porque España no era otra cosa que la conclusión de las famosas tres colinas: la colina de Roma, la de Jerusalén y la de Atenas. De las entrañas se España surge un Derecho Político que ya era loco estudiarlo en Europa, y era loco estudiarlo y enseñarlo en América, que, supuestamente, era colonia. Ese Derecho Político decía que el poder viene de Dios. Lo decía todo el mundo. La escuela francesa, o la inglesa, de teoría política lo decían. Pero los españoles añadían algo. Francisco Suárez, de la Escuela de Salamanca, manda a sus mejores discípulos a América, que dicen que el poder viene de Dios, pero se lo da al pueblo. El pueblo lo delega en el rey porque es su padre, y el rey debe ejercer el poder como un padre. ¿Qué pasa si no lo hace? Pues la teoría política explicaba que el pueblo tenía derecho a la revolución, a destituir al rey. Es más, Juan de Mariana decía que tenía derecho al tiranicidio porque el rey padre se ha convertido en tirano. ¿A qué potencia colonialista, que solo piensa en matar, se le ocurre enseñar a indios, mestizos, que el rey es un padre, pero que si no es un padre pueden echarlo? No ha ocurrido nunca en la historia de la humanidad. ¿Por qué? Ya lo decía Sócrates, que la pregunta vale más que la respuesta, el arte de parir ideas con la pregunta.

Los enemigos de España no nos dejaron reflexionar sobre el porqué, porque crearon la leyenda negra. Formaron un tribunal de la historia que tiene las manos manchadas de sangre, integrado por Francia, Inglaterra, Holanda, Estados Unidos e, incluso, la Unión Soviética. Si uno repasa la historia se encuentra que, en Francia, una pequeña región del norte, la Vendée, se opone a la revolución. El Comité de París, entonces, decide que debe eliminarse a esa región de la historia de Francia, que su población debe ser exterminada. En algunos pueblos se llegó a masacrar al 80% de la población. Los hombres del ejército francés, revolucionarios, tomaban a las mujeres y a los niños católicos y los tiraban a hornos de pan para que se quemasen, y disfrutaban de sus gritos. Esto está en los partes policiales de las mismas autoridades revolucionarias, que estaban asqueadas e indignadas de lo que estaban haciendo esas tropas. Pero Francia es el país de la igualdad, de la libertad, de la tolerancia y allí no hay leyenda negra. Todo está bien, todo es rosa.

Inglaterra, llegó a América y dijo que el mejor indio es el indio muerto. Pero peor fue en Austria. Llegaron allí y censaron a novecientas mil personas, pero después se arrepintieron, dijeron que no eran seres humanos, sino que entraban dentro de la zoología y pusieron en los mapas terra nulis. ¿Por qué? Porque, si no eran seres humanos, podían ser eliminados. En Tasmania sobrevivió una sola mujer del genocidio que ocurrió allí. Por no hablar del genocidio inglés de una parte pequeñita de los ingleses que impuso a sangre y fuego el anglicanismo, colgando a los católicos de los campanarios de las iglesias. Personajes como Churchill pasan como grandes demócratas. En la Segunda Guerra Mundial, Inglaterra y su ejército necesitaban comida. Entonces, Churchill dijo que trajesen el arroz de la India para ellos, lo que causó la muerte de tres o cuatro millones de hindúes. Las autoridades inglesas en la India se lo advirtieron, pero Churchill respondió que la culpa la tenían ellos porque se reproducían como conejos.

¿Por qué España fue distinta? ¿Por qué creó universidades y colegios? ¿Por qué explicó esa teoría distinta? Todo el mundo dice que España tiene que pedir perdón, todos los líderes políticos, laicos y religiosos. ¿Por qué España fue distinta? Porque somos hijos de una gran conciencia, porque la obra de España en América no fue una empresa, sino una misión. Una misión del pueblo español, que se volcó en América con lo mejor que tenía, fundando pueblos, mezclándose con los indios, sembrando la devoción a María, organizando. América fue forjada por España, que la deslumbra con sus leyes de Indias, con las ordenanzas de Alfaro, con la conciencia misionera de Isabel la Católica. Esas palabras proceden de un discurso pronunciado en la Universidad de El Salvador el 27 de mayo de 1975 por el padre Jorge Mario Bergoglio, superior provincial de la Compañía de Jesús en Argentina.

España no tiene nada por lo que pedir perdón, porque la obra de España fue una misión. Claro que se cometieron errores, y se pecó mucho, porque cuando España hace algo lo hace en grande. Pero si el árbol nos permite ver el bosque, veremos que el mundo anterior era un mundo terrible, de crueldades fantásticas. Un mundo que cuando llega Cortés a tierra mesoamericana, lo que hoy consideramos México, había un imperialismo antropófago que terminaba todos los años con la vida de veinte mil personas, según Prescott, que no se atreve a decir que la cifra de ciento cincuenta mil es falsa. España no conquistó México. Lo afirmó José Vasconcelos, primer ministro de la revolución mexicana cuando todavía era socialista y marxista, diciendo que la conquista la hicieron los indios, hartos del imperialismo azteca antropófago, que acompañaron a Cortés con doscientos o trescientos mil hombres.

España fue distinta no tan solo porque era católica. Portugal y Francia también eran católicos y vaya si hicieron desastres los portugueses en Brasil y los franceses en sus colonias. Miremos a África. ¿Dónde están las universidades, los hospitales fundados por Francia en África? Fue distinta porque existió una mujer maravillosa, Isabel la Católica. Es la impronta de Isabel la que le dice a los españoles que esas personas, a las que ella apenas intuye, no serán jamás esclavos. Serán personas libres. El derecho portugués autorizaba a Portugal a esclavizarlos, pero el derecho español no. Estos territorios tampoco serán territorios coloniales, sino que serán reinos en igualdad de condiciones.

¿El pueblo español acompañó esa decisión de Isabel? ¿Las autoridades posteriores acompañaron esa decisión? Sí. ¿Por qué? Porque España era distinta, puesto que había sido forjada por setecientos años de lucha contra el imperialismo más cruel que conoce la historia. No hubo tolerancia en ese imperialismo que avasalló y conquistó la Península Ibérica y se llevó veinte mil esclavas jóvenes vírgenes a Damasco para que sirviesen allí como esclavas sexuales en los harenes de los distintos jefes. España afrontó ese imperialismo durante setecientos años, y eso forjó una personalidad muy especial. Cuando Carlos I llega a España, con 17 años, que había sido educado en los principios de la caballería con su tía, que había tratado con caballeros, pero que había pocos caballeros en Europa, se da cuenta de que era un pueblo de caballeros. Los españoles eran un pueblo valiente, generoso, leal, porque había sido forjado por setecientos años de lucha contra el imperialismo más cruel que ha dado la historia y que le había arrebatado su territorio. Ese pueblo acompañó la decisión de Isabel. Por eso, ese pueblo no hizo imperialismo en América. Por eso, la obra civilizadora de España en América no tiene paragón en el mundo.

España no tiene nada por lo que pedir perdón. Dejó en América lo mejor que tenía, hizo lo que pudo.

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