Dinámicas económicas y demográficas en perspectiva
Marian L. Tupy, Deirdre McCloskey e Ian Vasquez
La Fundación Rafael del Pino organizó, el 22 de mayo de 2024, el diálogo «Dinámicas económicas y demográficas en perspectiva. ¿El crecimiento de la población genera una mayor o menor abundancia de recursos?» en el que participaron Marian L. Tupy, Deirdre McCloskey, Ian Vasquez y Gabriel Calzada (moderador) con motivo de la presentación del libro titulado Superabundancia de los autores Marian L. Tupy y Gale L. Pooley, editado por Deusto.
Marian L. Tupy es editor de HumanProgress.org y analista de políticas públicas del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global. Se especializa en globalización y el bienestar mundial, en la economía política de Europa y de África Sub-Sahariana. Sus artículos han sido publicados en el Financial Times, Los Angeles Times, The Wall Street Journal (EE.UU. y Europa), The Atlantic, Spectator (Reino Unido), Weekly Standard, Foreign Policy, Reason, y muchos otros medios tanto en EE.UU. como en el extranjero. Tupy ha aparecido en el programa The NewsHour with Jim Lehrer, en CNN International, BBC World, CNBC, MSNBC, Al Jazeera, y otros canales de televisión. Ha trabajado en la Comisión para Angola del Consejo de Relaciones Exteriores, ha testificado antes el congreso de EE.UU. acerca de la situación económica en Zimbabue, y ha informado a la Comisión de Relaciones Exteriores de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y al Departamento de Estado sobre los desarrollos políticos en Europa Central. Tupy obtuvo su título en Relaciones Internacionales y los clásicos de la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo, Sudáfrica, y su Ph.D. en relaciones internacionales de la Universidad de St. Andrews en Gran Bretaña.
Deirdre Nansen McCloskey es Académica Distinguida, Catedrática Isaiah Berlin de Pensamiento Liberal en el Instituto Cato y Profesora Distinguida Emérita de Economía y de Historia, y Profesora Emérita de Inglés y de Comunicación, en la Universidad de Illinois en Chicago. Tras doctorarse en Economía en Harvard, enseñó en la Universidad de Chicago y en la Universidad de Iowa. Ha escrito veinticuatro libros y unos 400 artículos académicos y de divulgación sobre teoría económica, historia económica, filosofía, retórica, teoría estadística, feminismo, ética y derecho. Entre sus libros más recientes figuran The Bourgeois Virtues: Ethics for an Age of Capitalism (University of Chicago Press, 2006), Bourgeois Dignity: Why Economics Can’t Explain the Modern World (University of Chicago Press, 2010), Bourgeois Equality: How Ideas, Not Capital or Institutions, Enriched the World (University of Chicago Press, 2016), Why Liberalism Works: How True Liberal Values Produce a Freer, More Equal, Prosperous World for All (Yale University Press, 2019), y con Art Carden Leave Me Alone and I’ll Make You Rich: The Bourgeois Deal (University of Chicago Press, 2020).
Ian Vásquez es Vicepresidente de Estudios Internacionales y director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute. Es coautor del Human Freedom Index. Vásquez es columnista semanal de El Comercio (Perú). Ha publicado artículos en diarios de Estados Unidos y de América Latina y ha aparecido en las cadenas televisivas y radiales en todo el continente. Es miembro de la Mont Pèlerin Society y ha sido miembro del Council on Foreign Relations. Ha testificado ante el Congreso de Estados Unidos en numerosas ocasiones. Vásquez recibió su BA en Northwestern University y su Maestría en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de Johns Hopkins University. Es editor de Global Fortune: The Stumble and Rise of World Capitalism y co-editor de Perpetuating Poverty: The World Bank, the IMF and the Developing World.
Gabriel Calzada, es el presidente de la Mont Pelerin Society y rector de la Universidad de las Hespérides. Además, es presidente fundador del Instituto Juan de Mariana, miembro académico del Instituto Mises y miembro de las juntas directivas de Rising Tide Foundation y Students for Liberty, miembro de la John Templeton Foundation, y miembro del consejo asesor del Centro Vinson de la Universidad de Buckingham. En el pasado fue rector de la Universidad Francisco Marroquín y presidente de la Association of Private Enterprise Education de los EE.UU.
Resumen:
La Fundación Rafael del Pino organizó, el 22 de mayo de 2024, el diálogo “Dinámicas económicas y demográficas en perspectiva. ¿El crecimiento de la población genera una mayor o menor abundancia de recursos?”, en el que participaron Marian L. Tupy, editor de HumanProgress.org y analista de políticas públicas del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global; Deirdre McCloskey, catedrática Isaiah Berlin de Pensamiento Liberal en el Instituto Cato y Profesora Distinguida Emérita de Economía y de Historia en la Universidad de Illinois en Chicago, y Ian Vasquez, vicepresidente de Estudios Internacionales y director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute.
Marian L. Tupy: Hemos evolucionado y somos pensadores de cero suma. Cuando vivíamos en grupos de ciento cincuenta personas, más o menos, los cazadores cazaban, traían la presa a la tribu y la tribu tenía que dividirla de forma justa. Y si al jefe le daban dos filetes de mastodonte, yo me quedaba sin almuerzo. Hemos evolucionado y esto lo conocemos ahora mejor. Si vienen más a cenar, esos filetes van a ser cada vez más pequeñitos. Pero los seres humanos no pensamos así. Cuando el ser humano va a cenar a casa de alguien, trae una ensaladilla, un ibérico o, a lo mejor una botellita de vino. O sea, nuestro filete es un filete que va creciendo. Lo interesante de los seres humanos es que no llegan al mundo con un estómago vacío. Llegan con un cerebro que puede trabajar para que se le ocurran ideas y con unas manos para poder ponerlas en práctica.
Deirdre McCloskey: Como decía Adam Smith, la división de trabajo se ve limitada por los límites del mercado. Así que una gran sociedad tiene más personas con quienes intercambiar bienes. El resultado es que el crecimiento de la población en el mundo moderno es bueno para nosotros, no es malo. Entonces, más población enriquece, hay más ideas. Aquí estamos rodeados de personas con distintas ideas. Todos nosotros somos muy distintos. Cada uno somos único: los padres, el pasado, los conocimientos, los gustos. Si conversamos los unos con los otros, si comerciamos, yo voy a aprender de él y de cada uno de vosotros. puedo aprender. El idioma es la clave. Sin idioma, sin hablar, es muy difícil gestionar una sociedad.
Ian Vasquez: La abundancia a la que se refería Juan de Mariana era al estilo de Adam Smith, una ampliación del mercado, con más división del trabajo, pero no necesariamente el incremento en abundancia y en prosperidad que hemos visto desde que Adam Smith escribió La riqueza de las naciones.
Deirdre McCloskey: Mis libros, en los últimos 15 años, se han centrado en eso. Pero eso él no lo captó tan bien también porque no había pasado todavía. Después de 1776, después de 1800, más o menos, se dispara la cosa. Se dispara impresionante, por un factor de, no sé, 25 ó 30 , ó 100. Los críticos dirán que puede ser verdad que hemos crecido mucho, es milagroso. Pero, lo importante, ¿estamos más contentos?, ¿la educación es mejor?, ¿la atención sanitaria es mejor?
Ian Vasquez: Algo que hacemos en el CATO reproducir el índice de libertad humana, que mide las libertades civiles, personales y académicas del mundo. Estudiamos 86 indicadores a lo largo de décadas en algún país en concreto para ver hasta qué punto es el mundo es libre, así como los países a nivel individual. Podemos estudiar indicadores de libertad de expresión, libertad de comercio, etcétera. Una de las cosas que hemos podido determinar al estudiar esta evidencia empírica es la relación que existe entre la libertad y los indicadores del bienestar humano. La evidencia desde luego es patente: a mayor libertad, mayor prosperidad para los países, mejor el bienestar si lo medimos teniendo en cuenta cualquier indicador del bienestar. Así que si volvemos a la pregunta que formulabas, lo que verdaderamente importa es ese trasfondo de políticas, instituciones, incluso valores culturales, que apoyan a estas instituciones de la libertad. Cuando crece esa libertad, cuando ese entorno liberal se crea, entonces es cuando apreciamos esta explosión de riqueza, lo que McCloskey llama el gran enriquecimiento, que solamente se ha dado en los últimos 100 años, más o menos, y que fue precedido por miles de años de crecimiento estancado.
Deirdre McCloskey: El cambio llega en 1700, cuando aparecen las ideas liberales. Antaño, en tiempos de la agricultura, la teoría era que los reyes siempre ganan, las mujeres siempre pierden. El liberalismo dice no, vamos a darle la vuelta a esa tortilla y ahí surge una libertad que es lo que nosotros pensamos que es el elemento que da lugar a esta explosión.
La libertad y la igualdad no entran en contradicción. Todos los que estamos descendemos de algún campesino muy pobre, pero aquí estamos. Si nos dignificamos, no nos envidiaremos los unos a los otros. Vamos a disfrutar de la diversidad ajena, de las diferencias.
Ian Vasquez: La manera en la que los liberales creemos en la igualdad es en la igualdad ante la ley, igualdad de trato. Pero es mucho más que eso. Es igualdad de derechos.
Deirdre McCloskey: Igualdad de derechos, que es lo mismo que igualdad ante la ley, pero no es lo mismo que igualdad de oportunidades porque eso es imposible. Todos somos muy diferentes unos de los otros, y eso está bien. Como dijo San Pablo en Corintios 12, tenemos muchos dones, lo que no es malo si tenemos la oportunidad de intercambiar.
Marian L. Tupy: La igualdad es como el helado. El primer litro que tomas es delicioso, el segundo litro te va a mandar al hospital y el tercer litro probablemente te va a matar. O sea, esta es la esencia. La igualdad ante la ley es fundamental es y es compatible con la libertad. La igualdad de oportunidades es muy difícil de conseguir, es casi imposible. Yo tengo la misma oportunidad de ganar Wimbledon que Roger Federer, pero va a ganar Federer. Por último, la igualdad de resultados es lo que ha dado lugar a cientos de millones de muertos en el siglo XX.
Deirdre McCloskey: La igualdad al comienzo es inalcanzable, pero la igualdad de participar en la carrera, empecemos donde empecemos, sí. Si eres una mujer, ahora sí puedes ser comandante, puedes pilotar un avión. Antes no. Si eres pobre, como Andrew Carnegie, te puedes convertir en un magnate de la siderurgia.
Marian L. Tupy: Cuantas más personas haya, más ideas se producirán. Pero no es bastante con más ideas. La mayor parte de las ideas que tiene la gente son terribles. Por eso se necesita el mercado, para que separe las buenas ideas de las malas. Superabundancia es igual a población por libertad. Empezamos con seres humanos con sus ideas, el mercado diferencia las buenas de las malas, las que van a dar lugar a invenciones a innovaciones, a cosas nuevas, algunas buenas otras malas, pero cuando el mercado las ha puesto a prueba, lo que se tiene son innovaciones útiles que van a mejorar la productividad y nuestra calidad de vida, nuestro nivel de vida. (12:27)
Deirdre McCloskey: Sí, es un poquito como la evolución biológica. La mayor parte de revisiones en nuestros genes son malas para nosotros. Lo sabemos. Pero algunas son muy buenas y acabamos mejoras, o cambios, que nos permiten estar mejor. Volviendo al asunto de la felicidad, no podemos garantizarla felicidad. Podemos garantizar lo que podríamos llamar alcance, no el poder hacer cosas. Ir a la universidad, volar a Disney World, es alcance. Pero, quién sabe, a lo mejor nuestros antecesores paupérrimos que ganaban 2$ al día estaban contentos.
Marian L. Tupy: De acuerdo, pero la clave aquí es el concepto de libertad, es el liberalismo que surgió hace doscientos años, que realmente a conformado el mundo moderno y ha dado lugar a la explosión de riqueza primero en parte de Europa y luego en general en el mundo y que es el responsable de estos incrementos llamativos en el bienestar que nunca jamás habíamos visto en la historia del mundo.
Ian Vasquez: El planteamiento pesimista de que todo va peor es contrario a la evidencia. Aún más, y esto creo es lo más novedoso, no se nos están agotando los recursos y el crecimiento de la población no es un problema que vaya a desembocar en mayor escasez de recursos. Además, dice otra cosa llamativa, y es que los recursos son cada vez más abundantes, no menos, y todo esto ha sucedido cuando ha habido una explosión demográfica. Llevamos décadas oyendo lo contrario, que esa libertad en una economía de mercado que se llama capitalismo de mercado libre, pues a lo mejor sí que tiene algún buen resultado, pero, en general, no es pésima. Al final, es malo que tengamos que consumir menos porque la evidencia apunta en la dirección contraria. Y es que no es el crecimiento de la población solamente. Las instituciones, las políticas de libertad, son esenciales para este proceso y es algo relativamente nuevo en la historia del ser humano. y desde luego no queremos socavar esas políticas y esas instituciones si no damos en el clavo.
Marian L. Tupy: Exacto. ¿Qué son las ideas? Es creación de nuevos conocimientos y el conocimiento tiene una propiedad muy especial: cuanta más conocimiento consumas, más vas a tener. Cuando lo entiendes, puedes comprender como al cabo de dos siglos de crecimiento económico, tras 150 años de utilizar combustibles fósiles, por ejemplo. Ahora mismo hay más reservas de combustibles fósiles de las que teníamos a principios del siglo XX. La llave para la creación del conocimiento es doble. En primer lugar, es imprescindible un mercado que funcione. El mercado es la única manera para diferenciar entre las ideas buenas y las malas. Es el mercado el que puede diferenciar entre el grano bueno y el malo. Pero la creación de conocimiento también requiere una sociedad libre. Libertad de expresión, libertad de publicar, libertad de asociación y libertad de escuchar otras opiniones. Si no puedes escuchar lo que otros dicen porque se ha cancelado, entonces no eres realmente libre de pensar porque no has podido escuchar otras ideas e incorporarlas a tu pensamiento personal.
Deirdre McCloskey: Los esclavos no innovan. Siempre ha existido la cultura de la cancelación. Antes era la iglesia que cancelaba. Por ejemplo, me acuerdo de la vida académica en tiempos de Mcarthy en la vida académica de Estados Unidos. La cancelación llegaba de la derecha. Si eras marxista, te cancelaban. Ahora no son muchas personas, pero sí, efectivamente, la cancelación llega ahora de la izquierda.
Marian L. Tupy: Parte de la razón, están de acuerdo muchos analistas, es porque la monocultura ha evolucionado en las universidades norteamericanas. El padre de Deirdre estaba en Harvard, en los años 50, al frente del departamento de Políticas. Entonces había conservadores, uno o dos liberales clásicos, personas de izquierdas, pero no era una única cultura. Sin embargo, desde el final del comunismo, en los últimos 30 años, todos los marxistas decepcionados se han ido a las universidades y han creado un entorno donde hablan solamente entre ellos. En los años 1930, las universidades alemanas eran las que ofrecían la mejor calidad, las mejores del mundo. Los alumnos y profesores alemanes inventaron el nacional socialismo y destruyeron el país, y la universidad en el proceso. Ahora viene de la izquierda, antes venía de la derecha. No porque las universidades sean motores de novedades y de inteligencia se supone que esto no va a ocurrir.
Deirdre McCloskey: Quienes hablan sobre la sobrepoblación y la necesidad de decrecer son personas que están muy atrasadas de los tiempos científicos. Creo que resulta patente que la mayor parte de los economistas, la mayor parte de la gente que piensa en esto seriamente, están de acuerdo con Marian. El crecimiento de la población es bueno para nosotros. Esto no quiere decir, por cierto, que una población menguante vaya a ser desastroso porque eso queda muy lejos en el futuro y no creo que sea algo que nos tenga que preocupar ahora. Pero esta obsesión que hay con la suma cero es algo muy arraigado en los seres humanos como dice Marian y es científicamente erróneo.
Marian L. Tupy: La opinión pública y los medios están como veinte años por detrás de la ciencia económica, pero le han dado premios Nobel a personas que suscriben este punto de vista. Por ejemplo, a Michael Kerr se le ha dado un premio Nobel a principios de los 90 por defender esto precisamente, a Paul Rommer hace muy poco. Los economistas están de acuerdo en que más personas producen más conocimiento y más innovación. Este asunto de la población y los recursos va a ser relevante en términos del debate público mucho después de que empiece a menguar la población del mundo porque, a medida que somos más ricos vamos a consumir más recursos. Una pregunta relevante es cómo interactúan la población y los recursos. Es una pregunta que de verdad debemos tener en mente de manera muy precisa y luchar contra el deshumanizador y antinatalista culto a la muerte.
Ian Vazquez: El liberalismo es mejor asignando recursos, generando conocimientos y diseminando virtudes, pero los liberales tenemos el reto de convencer a la gente pesimista con respecto al mundo y que cree en la narrativa oscura de que todo está empeorando, que nos estamos quedando sin nada. Pero no es así y hay que convencerles. Es un reto, cierto. El liberalismo lleva a más y mejores cosas. Esto es un argumento materialista. Los liberales, no obstante, no somos como los marxistas, no somos materialistas. Nos preocupamos por la libertad. Eso es lo que nos importa. La psicología de una persona normal es que queda convencida cuando le hablas al corazón, no a su mente. Tenemos una tarea que hacer delante, pero tenemos que centrarnos como liberales en insistir en que lo que defendemos es una sociedad justa. Lo que defendemos es la justicia porque eso es lo que le importa a la gente. No creo que a la mayoría de la gente le preocupe la desigualdad. Si una persona consigue por sus propios méritos los logros que quiera, Messi por ejemplo, que se haga rico porque es el mejor jugador de fútbol del mundo, eso no creo que lo tenga envidia a la gente, o le parezca mal Steve Jobs, que ha beneficiado a muchísima gente y se ha convertido en multimillonario. Pero, en cambio sí que les molesta que el resultado se consiga con el favoritismo y se haya hecho trampas. Si la gente piensa que otros se han enriquecido porque las reglas del juego de alguna manera se han amañado, es una sociedad injusta. En el corazón del liberalismo está que no solo es el mejor sistema y el que funciona, sino que, además, es el más moral, el más ético, porque se basa en el intercambio voluntario de todo lo que es pacífico. Se basa en la persuasión, no en la fuerza; Se basa en un concepto de que las cosas se acuerdan mutuamente y no se basa en obligar a la gente por la fuerza. Lo que defiende el liberalismo, en el fondo, no es que funcione mejor que otros sistemas, que es verdad. Lo que defiende, sobre todo, es que es un sistema ético.
Deirdre McCloskey: Hay mucha gente que piensa que yo cuando era marxista pensaba que el gobierno tenía que venir y redistribuir la renta, hacer que las cosas te vayan mejor a ti. Pero llegó un momento en que me di cuenta, cuando por fin empecé a estudiar economía que el mercado es el sistema más altruista que existe, es el sistema más centrado. Fabricas un nuevo producto, te sacrificas, trabajas duro y das eso a cambio del dinero que tanto le ha costado ganar a otro que lo ha intercambiado. Este intercambio hace que salgamos ganando todos. Cada año, en Estados Unidos, hay 30.000 nuevos bienes de consumo que se lanzan al mercado. No todos salen adelante. Algunos se arruinan. El mercado es el que selecciona. Los móviles, por ejemplo, pueden ser el resultado de ello.
Marian L. Tupy: Una cosa que sí hemos aprendido es que a la gente que grita que el mundo se está acabando se le escucha más ahora que a la gente que dice que está en nuestro poder el crear un mundo mejor y al final puede salir todo bien, siempre y cuando cumplamos las condiciones adecuadas, por ejemplo, la de la libertad. Pero aquí hay algo de psicología humana. Si yo estoy aquí y os digo que todo va a acabar el año que viene, da la sensación de que lo digo porque me preocupo por vosotros. Si en lugar de eso os digo que no os preocupéis, que todo va a salir todo bien, pensaréis que soy un vendedor barato, que lo único que intento es convencer de que compréis lo que sea. Esto es parte de por qué escuchamos a la gente pesimista mucho más que a la gente optimista, o, mejor dicho, racional optimista. No somos irracionales. No creo que todo vaya a funcionar bien, o que vaya a salir todo bien. Pero lo que sí creo es que, considerando la historia humana y lo que sabemos de la historia del ser humano, teniendo que hemos derrotado a las hambrunas, la viruela, la varicela, epidemias de todo tipo, podemos hacer grandes cosas en el futuro.
Deirdre McCloskey: Instituciones como el Banco Mundial estiman a qué velocidad crecerá la renta real del mundo y han dicho que desde hace ya 150 años crece al 2% anual, aproximadamente. Si no lo paramos, si no nos lo cargamos con un exceso de regulación, con guerras, seguirá aumentando en un 2%. No parece mucho no. Bueno pues si calculamos el crecimiento acumulado en cien años, esto nos da ocho veces más renta per cápita de la que tenemos actualmente. Cada una de las personas que vivan en ese momento tendrá una renta mayor que la de los suizos actualmente. Son perspectivas muy optimistas. Pero como dice Marian, entre comillas, eres un vendedor barato de ideas del capitalismo.
A los niños les diría que sean buenas personas. Pero muchos de nuestros nietos están aterrorizados. Son pesimistas. Les han dicho una y otra vez que el mundo se acerca a su fin, con lo que no tendrán hijos, están asustados. Esto es muy peligroso porque luego compran el fascismo, el comunismo, compran las ideas de otros vendedores y esos otros vendedores baratos son los que creen en la coacción.
Marian L. Tupy: Yo no hablo normalmente con niños, hablo con públicos como el de hoy. A lo mejor les diría sabes lo que te dicen papá y mamá de los monstruos que viven por la noche debajo de tu cama para ayudare a hacer los deberes. Piensa en lo que te dice la gente de los monstruos que viven en otros sitios, que viven en el bosque cazando a Greta Thunberg. Forma tus propias ideas. Lee más. Accede a la información, que es gratis, que la tienes a mano. Tienes todo el conocimiento del mundo. Simplemente, escribe mortalidad infantil y compárala con la que había hace cien años, compárala con la que tenemos ahora. Eso es lo que yo diría.
Ian Vasquez: Pues yo sí que tengo niños y he mantenido esta conversación con mis hijos y utilizo la obra de Marian y su equipo, que reúnen docenas y docenas de indicadores de progreso humano: los porcentajes de mortalidad infantil, el acceso al agua potable, la reducción de los virus, el fin de la esclavitud, indicadores medioambientales, la velocidad a la que se pueden desarrollar las vacunas en la actualidad comparada con lo que se tardaba hace veinte años. En fin, puedes ponerlo en un gráfico, y de hecho lo hemos hecho en un libro que se llama “Diez amigos globales”, que demuestra de manera visual la mejora tan impresionante que hay en prácticamente cualquier indicador del ser humano y del bienestar en que puedas pensar en los últimos cincuenta o sesenta años, hasta cien años incluso. He leído con mis hijos he leído cada una de las páginas de ese libro y les he dicho que cuando las cosas iban así de mal, la gente se moría cuando tenían 35 años de media, n hace mucho. Aquí le señalo con el dedo cuando la gente decía que el mundo iba a empeorar y paso a la siguiente página, otro gráfico otro tema, y ha mejorado todo esto. La gente decía que iban a ir a peor las cosas, cuando en realidad lo que van a ir es a mejor. Esto pasa siempre en la historia del ser humano. Si miras atrás hace 1000 años, la gente decía que iban a ir a peor las cosas. Hay una psicología, que tiene muchas razones, muchas explicaciones, en parte porque, cuando uno se va haciendo mayor, su vida se va complicando en comparación con cuando se es joven. Y la mayoría pensamos que el mundo cuando teníamos veinte años era mucho mejor que ahora. Pero no, el mundo no era mejor. Por tanto, generalizamos. Eso es muy típico. Hay psicólogos que dicen que esa es una de las razones psicológicas por las que la gente es pesimista, incluso aun cuando ve la evidencia. Mucha gente no conoce la historia de lo que era la mortalidad al dar a luz. Es útil conocer los hechos.
Deirdre McCloskey: Hans rosling, un profesor sueco de sanidad pública que, por desgracia, ya falleció, dio unas conferencias fantásticas y decía precisamente eso. Contaba una historia muy curiosa. Cuando su abuela se compró una lavadora, se dio cuenta de que su abuela se pasaba todos los lunes al completo lavando la ropa, enjuagándola, escurriéndola. Compró una lavadora. La primera vez que la usó se sentó a mirarla simplemente durante todo el ciclo completo y exclamando que era fantástico. Una de mis bisabuelas murió dando a luz. Una de mis tatarabuelas murió dando a luz. Entonces pasaba mucho, ahora rara vez.
Marian L. Tupy: Ian, con su historia, nos recuerda a todos la importancia de que los padres, al educar a sus hijos, les expliquen todas las cosas. Si quieres criar a tus hijos de manera feliz, no puedes dar por sentado que les están dando la información adecuada en el colegio. Afortunadamente, en la actualidad hay muchísimos libros para cualquier niño de cualquier edad donde pueden aprender los hechos básicos sobre cómo están mejor las cosas.
Deirdre McCloskey: La narrativa es muy importante, y el idioma. Fui profesora de inglés durante un tiempo y el lenguaje, os aseguro, es donde está lo importante. Si convences a la gente de que la historia de dos sociedades existentes es la historia de la lucha de poderes o de clases, les has convencido para que crean en el marxismo. Por tanto, el lenguaje es importante. No me gusta el término capitalismo porque sugiere que la acumulación de capital es lo que nos enriquece. Pero no es verdad, lo que nos enriquece es la creatividad, que procede de la libertad. Lo importante es la innovación, las ideas. Hay un ejemplo importante, que es el invento de las universidades modernas. Von Humboldt fundó la Universidad de Berlín en 1810. La idea era combinar la enseñanza de lo que ya sabemos con la creación de conocimiento nuevo y sorprendentemente. Esa fue una idea nueva en Occidente. En la actualidad, cada universidad de prestigio sigue esta idea de Von Humboldt. Es una idea simplemente.
Ian Vasquez: Por supuesto que es importante la narrativa. Todas las teorías, todas las escuelas de pensamiento, tienen cada una su propia narrativa. La gran narrativa del liberalismo es que crea muchísima prosperidad y muchísimas mejoras en el ser humano sin precedentes, el lugar central donde está la dignidad de un ser humano. En contraste está la gran narrativa del marxismo, sobre la lucha de clases, y otras grandes narrativas, como el postmodernismo con sus variantes, que dicen que todo lo importante son las estructuras de poder y esto se define por identidades de grupo. Hay un reduccionismo de grupo que define que estas luchas de poderes son las formas más importantes de entender la sociedad, con independencia de que seas un emprendedor de éxito que sirve a tus clientes, si eres el dueño, tu cliente es una mujer, o alguien de otra raza. Esto es una lucha de poderes y hay un desequilibrio de poderes. Cuando el comunismo colapsó y se vio como un fracaso, esa ideología que defendían algunos intelectuales en Europa y en Estados Unidos fue lo que empezó a predominar más cuando se empezó a enseñar en las universidades. Esto es, en parte, la razón por la que hablamos de lo que yo llamaría el auge de la intolerancia, el rechazo a cualquier cosa que no encaje con la noción preconcebida de estructura de poderes. Hay muchas cosas que no encajan con esto en esto en esta filosofía. Pero esto también nos ayudaría a explicar esta cultura de la cancelación y sus raíces. Básicamente, lo que decimos en el campus de esto de la cultura de la cancelación, el reduccionismo de identidades, es el no-liberalismo más extremo.
Deirdre McCloskey: Sí, efectivamente, la cumbre de la narrativa de cualquier filosofía, con la excepción del liberalismo, es que todos sois niños y el Estado, el poder correcto, es vuestro papá y vuestra mamá. En el liberalismo, en cambio, lo que defendemos es que tenemos que ser adultos, somos adultos, hay que comportarse como adultos, no hay que tener envidia de los demás, no hay que estar enfadado con los demás. Hay que colaborar, hay que vivir en paz, hay que dejar de odiarse los unos a los otros, porque todas estas ideologías, esas narrativas de las que ha hablado Ian tiene un enemigo, que es la burguesía en el marxismo, los judíos en el fascismo alemán clásico, los emigrantes para Donald Trump. El odio es su semilla y su combustible. Si nos comportamos como adultos tenemos que ver dónde están los envidiosos. Tenemos que aprender a comportarnos en una sociedad libre sin envidias y no decir ay, vosotros habláis tanto inglés como español, qué injusto, así es clavaos clavos en el cerebro hasta que olvidéis el inglés.
Ian Vasquez: Cuando llegamos a esto es cuando el rol de la narrativa y de la ideología es muy importante. Chile como país fue una historia de éxito en todos los sentidos: libertad económica, política, civil. Pasó de ser una sociedad reprimida a convertirse en uno de los de los países más libres del mundo y, además, con mucho más dinero y con cualquier indicador de bienestar de los mejores de Latinoamérica. Aun así, en las dos últimas décadas han predominado las narrativas sobre Chile que dicen que este sistema es injusto, hay más desigualdad, no hay movilidad social, que los que se han beneficiado de ello son los de siempre y los demás se han quedado atrás. Nada de eso es cierto, si te basas en los hechos. Aun así, esa narrativa arraigó tanto en la sociedad chilena que hubo disturbios e, incluso, la elección de un gobierno de extrema izquierda que prometió dar marcha atrás en lo que se hizo en los últimos treinta años, no por los hechos, sino por las narrativas, por ideología, por falta de liberales que fueran más allá en la defensa del sistema con algo más que argumentos técnicos que dicen que, si bajas los aranceles, aumentas el crecimiento. A la gente eso no le importa; lo que le importa es la justicia y si les cuentan eso, lo creen y lo único que oyen es que es injusto, y nadie defiende una sociedad libre y las instituciones que han hecho que la gente sea más libre y tenga más dinero, te pasa lo que les ha pasado a los chilenos. Parte de la sociedad civil chilena es liberal, ha despertado y está rebatiendo esto con argumentos correctos. Es un choque ideológico y se mueven las distintas narrativas. Pero es así, el mundo de la narrativa y de la ideología puede ser super importante en las sociedades.
Marian L. Tupy: ¿No es la envidia uno de los siete pecados capitales? Lo pregunto porque creo que, en gran medida, los seres humanos hayan tenido la habilidad de elegir si son felices o no. Eso depende de en qué dirección mires. Yo estoy aquí sentado, puedo mirar hacia atrás y compararme con todas aquellas personas que estaban antes que yo. Puedo estar agradecido porque vivo en una democracia occidental próspera en 2024. O puedo mirar hacia delante a una utopía que nadie ha visto nunca, pero que algunos han imaginado, y puedo estar resentido porque todavía no vivo en ese mundo en el que todo es perfecto, para todo el mundo, en todas partes, en todo momento. Y el resentimiento, según Nietzsche, es la peor de las emociones humanas y hace que la gente sea muy desgraciada. Así que siempre pienso en una cita maravillosa de un psicólogo británico que dice “compárate siempre hacia abajo, no te compares hacia arriba, compárate con tus ancestros, compárate con la gente que vive en la República Democrática del Congo, con un niño de 5 años que tiene que estar en la mina de litio, y estate contento por dónde estás”. Compárate hacia abajo, no te compares hacia arriba porque siempre va a haber alguien más guapo, más alto, más inteligente. Es una trampa y no sé por qué poner en riesgos el liberalismo simplemente porque algunas personas no sean capaces de superar sus patologías y sigan siendo unos envidiosos.
Deirdre McCloskey: Shakespeare tiene un soneto sobre la envidia que dice me comparo con otros hombres, ojalá tuviera la fortuna de este hombre, la apariencia de tal otro y luego pienso en ti, en mi enamorada, y entonces me siento como un rey porque el amor lo puede todo precioso. Hay una tradición dramática española tremenda, no solo en el Siglo de Oro sino también en los siglos XVIII y XIX. Es impresionante la cantidad de escritores de obras de teatro en España que hay a finales del siglo XVIII que empiezan a hablar en una manera que defiende a la burguesía. Shakespeare no lo hacía. En cambio, los españoles sí. Shakespeare fue hijo de un fabricante de guantes de clase media, él mismo era empresario teatral, pero quería llegar a ser miembro de la nobleza y en sus obras nunca dice nada bueno de la burguesía. Esto cambia con Jane Austin, y cambia muy rápido en Inglaterra en el siglo XVIII, y empieza a cambiar también en España. El problema es que no podemos identificar a los perdedores porque son demasiados. Cualquier cambio en la sociedad va a resultar en que a alguien le vaya peor. Si escribes un libro mejor acerca de la historia del liberalismo, un libro mejor que los míos, a mí me va peor. Vivimos en sociedad, nos damos de bruces los unos con los otros todo el tiempo, Si el otro ya no está de acuerdo conmigo, o si no se ríe de uno de mis chistes, pues voy a llamar a la policía y decirle que te tienes que reír de mis chistes. Este es el problema. Estamos interrelacionados y no podemos tomar la decisión en función de si los ricos van a conseguir compensar a los que han perdido. Esto es una tontería. Hay perdedores. Tenemos que decidir qué tipo de sociedad queremos. Hablemos a un nivel un poco superior. Queremos una sociedad de adultos que cuidan los unos de los otros, que se toman en serio sus responsabilidades, que no son envidiosos y no se odian los unos a los otros. ¿Es eso lo que queremos o, por el contrario, queremos una sociedad de odio que fomentan muchos políticos sociedad? Veía en la BBC una información acerca del conflicto entre los croatas y los serbios. Después de lo que pasó en Yugoslavia, los políticos vieron que les iba a ir fenomenal si decían que antes eran eslavos y ahora dicen que no, que son serbios, o croatas, y odiamos a los otros. Así que tenemos que pensar no planteando las cosas como las plantean los economistas, en términos de coste beneficio, sino de manera más fundamental. Es decir, qué tipo de personas son aquellas con quienes queremos vivir.
Marian L. Tupy: Yo añadiría que la innovación es de por sí un acto de rebelión. El progreso emana del progreso y siempre el estatus quo religioso, económico, institucional quiere reprimir la innovación porque quieren seguir disfrutando de los réditos de su situación. Así que la clave es la de fiarnos de ese mecanismo de mercado dentro del sistema internacional, la competencia internacional, la capacidad de señalar aquellos países que están haciendo las cosas bien y decir por qué no lo voy a hacer bien. Cuando era niño, en la Checoslovaquia comunista, mirábamos a Alemania Occidental y decíamos ‘por qué no podemos ser tan ricos como los alemanes occidentales’. Milai dice a su gente, a su pueblo, antes erais el cuarto país más rico del mundo, y hoy estáis en el puesto setenta. La clave aquí es tener la mente abierta, aprender de la competencia, aprender de los ejemplos ajenos. Esto es esencial para los dirigentes actuales del mundo.
Deirdre McCloskey: Argentina lo intentó con el peronismo durante ochenta años. Te cobran a ti impuestos para darme a mí una subvención. A mí me cobran impuestos para subvencionarte a ti y así nos va mejor a los dos. Esto es absurdo. Sin embargo, esto es lo que se les lleva diciendo a los argentinos durante años. Milei lleva seis meses de presidente. Por favor, vamos a vamos a dejar que respire, vamos a darle una oportunidad.
Ian Vasquez: Creo que hay confusión en la prensa internacional acerca de lo que representa. Hemos visto el auge de la nueva derecha de la derecha alternativa, en muchos países del mundo. Turquía, Hungría, Estados Unidos con Trump. Esta gente tiene ideas iliberales, como el proteccionismo, la falta de confianza en las instituciones y en el mercado libre. Esto no es lo que dice Milei, ni se refleja en las políticas que defiende, las políticas que ha incluido en su programa para Argentina. Lo que está intentando conseguir es una limitación de poder y un trato igual ante la ley. Esto es muy ambicioso para un país que lleva viviendo bajo el estado corporativista peronista desde hace ya ochenta años y las estructuras de poder están muy arraigadas. Así que va a ser dificilísimo. Hablábamos del cambio cultural y Deirdre ha destacado como en el pasado la cultura puede cambiar rápidamente, de un año para otro, en muy poco tiempo. A lo mejor no es un cambio cultural profundo, pero sí es lo suficientemente profundo como para marcar la diferencia, algo que está sucediendo en Argentina. Lo que ha introducido Milei no es solo la idea de que tiene que haber políticas diferentes. Él está promoviendo un cambio de paradigma que acabe con el estado corporativista, para reemplazarlo por un sistema liberal con un estado limitado. Lo que trata de conseguir es un cambio de cultura que respalde esos cambios políticos e institucionales en Argentina.
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