El dilema Paz y o Justicia en Ucrania

Philippe Sands, Mark Freeman y Carlos Castresana.

La Fundación Rafael del Pino organizaron el 26 de junio, el diálogo titulado «El dilema Paz y o Justicia en Ucrania» en el que intervinieron Philippe Sands, Mark Freeman y Carlos Castresana.

Philippe Sands es Professor of the Public Understanding of Law y Director del Centre on International Courts and Tribunals en el University College de Lon­dres y abogado. Ha intervenido en destacados jui­cios internacionales celebrados en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea y en la Corte Penal In­ternacional de La Haya, incluyendo los casos de Pi­nochet, la guerra de Yugoslavia, el genocidio de Ruanda, la invasión de Irak y Guantánamo. Es autor de los ensayos Lawless World, sobre la ilegalidad de la guerra de Irak, y Torture Team, sobre el uso de la tortura por parte de la administración Bush. Es cola­borador habitual de publicaciones como Financial Times, The Guardian, The New York Review of Books y Vanity Fair, y comentarista de la CNN, la MSNBC y el BBC World Service.

Mark Freeman es el fundador y Director Ejecutivo del Institute for Integrated Transitions (IFIT), una organización no gubernamental que acaba de celebrar su décimo aniversario como innovador mundial en la consolidación de la paz. Freeman es un reconocido experto en transiciones políticas y negociaciones de paz de alto nivel, habiendo trabajado en numerosos países, incluyendo Ucrania, Venezuela, Colombia, Afganistán, Bolivia, Bosnia, Burundi, Gambia, El Salvador, Kenia, Marruecos, Sri Lanka, Siria, Túnez, Turquía y Zimbabue. Antes de fundar el IFIT, Freeman fue Jefe de Relaciones Exteriores y miembro del equipo directivo del International Crisis Group. También ayudó a poner en marcha el International Center for Transitional Justice y fue su primer Director de Asuntos Internacionales. Freeman es autor de diversas publicaciones sobre derecho internacional. Su más reciente libro Negotiating Transitional Justice (Cambridge, 2020) se basa en sus años como asesor en las conversaciones de paz de Colombia en La Habana.

Carlos Castresana Fernández es miembro de la Carrera Fiscal en España, Comisionado de la ONU contra la impunidad en Guatemala con rango de Subsecretario General de la ONU (2007-10) y Candidato de España a Fiscal de la Corte Penal Internacional (2020-21). Como Fiscal ha estado destinado en Madrid y Barcelona, en las Fiscalías Antidroga y Anticorrupción, Tribunal Supremo y actualmente, en el Tribunal de Cuentas. Es autor de las denuncias que dieron lugar a los procesamientos de Oubiña, Jesús Gil, Berlusconi y Pinochet. Ha recibido varios doctorados honoris causa, y reconocimientos como la Legión de Honor y la Orden del Mérito Civil.

Resumen:

El 26 de junio de 2023, la Fundación Rafael del Pino organizó el diálogo titulado “El dilema Paz y o Justicia en Ucrania”, en el que intervinieron Philippe Sands, Professor of the Public Understanding of Law y Director del Centre on International Courts and Tribunals en el University College de Londres, y Mark Freeman, fundador y Director Ejecutivo del Institute for Integrated Transitions (IFIT).

Mark Freeman: Las acciones que tomemos hoy y mañana en el área de la justicia criminal internacional habría que tomarlas de tal manera que permita llegar a la paz en Ucrania a través de negociaciones de cara al futuro. No sabemos cómo terminará esta guerra. No hay más que ver lo que sucedido en Siria.

Antes había una cierta tendencia a pensar en dos opciones muy claras: impunidad absoluta o condena. La justicia transicional esta entre estos dos extremos e incluye cosas como comisiones para la verdad y la reconciliación. Es parte de cómo gestionamos las cuestiones de justicia en las negociaciones de paz. Los documentos de las negociaciones de Minsk para la paz en Ucrania no dicen nada sobre la rendición de cuentas, solo que habría una amnistía. La UE respaldaría esta amnistía. En Colombia, en cambio, llegaron a la conclusión de que solo habría paz si había rendición de cuentas. Hay que tener en cuenta tanto a las víctimas como a los detalles, a que hay que hacer concesiones mutuas. Hay que alcanzar acuerdos muy complicados, pero en este contexto es muy difícil. Se pueden conseguir fórmulas creativas, pero no siempre es posible.

Volviendo a Ucrania, tras la invasión por parte de Rusia. En las primeras semanas era muy importante ver lo que se estaba intentado desde 2014, donde los representantes rusos y ucranianos se reunieron, pero no consiguieron gran cosa. Después de la invasión había que evaluar lo que se podía conseguir tras ella. Ahora no hay un estatus quo al que volver. Las negociaciones de cara al futuro van a ser difíciles en lo que se refiere a la justicia. Las decisiones que se han tomado en aras a la rendición de cuentas deben mantener la puerta abierta para negociaciones en el futuro. Lo que es cierto hoy puede no serlo mañana. Si creo que puedo ganar la guerra no estoy interesado en negociar, pero si la situación evoluciona, mi interés en las negociaciones puede aumentar o disminuir. Las cosas cambian en el campo de batalla, ha habido amenazas nucleares, pero hay distintos niveles en esta guerra.

Independientemente de cómo acabe esta guerra, de aquí a cinco años va a haber tremendos retos en Ucrania. Retos de cohesión, desarme, separaciones sociales, y la justicia va a tener que encajar en este proceso. Ucrania no es una isla, hay distintos tipos de negociación y de resolución de conflictos, algunas cosas van a pasar dentro de Ucrania, otras tendrán lugar entre Ucrania y Rusia y luego en Europa hay que hablar sobre una nueva arquitectura de seguridad. ¿Cómo se organizan estos esfuerzos? Porque pueden facilitar, obstaculizar o impedir los esfuerzos para alcanzar la paz mediante las negociaciones.

Philippe Sands: Esta es una situación muy complicada, no hay respuestas sencillas. Los países son un poco como las familias. Pasan cosas, unas buenas y otras no tanto. Y todas las familias barren las cosas no tan buenas debajo de la alfombra y tratan de seguir avanzando, pero en la segunda generación vuelven. En el caso del que hablamos no hay una solución perfecta para todo el mundo. Depende de la cultura, las circunstancias y los hechos. Es muy difícil saber qué decir a una persona a la que le han matado a su familia. En el tema de Ucrania hay muchas opiniones y distintos niveles de complejidad. En esta clase de situaciones es muy importante saber cómo enfoca esto la otra parte del debate. Es muy fácil estar en Madrid y pensar la clase de resultados que nos gustaría en el futuro.

La situación es un crimen de agresión. No había justificación para el uso de la fuerza por parte de Rusia, por lo que hay que hacer algo al respecto. Pero ¿quiénes somos nosotros, en Washington, Londres o Madrid, para darles clases a los demás sobre crímenes de agresión? La guerra de Iraq fue ilegal, pero nadie ha rendido cuentas. Cuando hablamos de justicia, somos genios del doble rasero. Están son las complejidades que tenemos que gestionar porque por cada persona que hay a un lado de la negociación hay otra persona al otro lado. No se puede permitir que la situación de Ucrania continúe. Yo habría puesto infantería en Ucrania y establecido una zona de vuelos restringidos. Pero Putin utiliza los mismos argumentos que otros utilizaron en relación con Iraq. Por lo que tenemos que ser un poco más humildes sobre cómo gestionar esta clase de temas porque tenemos poca autoridad moral. No hemos aplicado a nosotros mismos los estándares que aplicamos a los demás.

Esto es parte de un juego a largo plazo. En 1945, los países dijeron que habría una clase distinta de mundo. Las estructuras que tenemos están dando sus primeros pasos: los tribunales, las leyes, los principios. Así es que estamos desarrollando una serie de estructuras que nos ayudaran con la paz y la justicia, pero tenemos que abordar nuestra propia realidad. Si la injusticia sigue ahí, en algún caso nos arrollará. Ucrania es un estado que está recibiendo los ataques de Putin y ha puesto la paz y la justicia en el epicentro. Los avances que ha tenido Ucrania, la respuesta rusa es que en la mesa de negociación todo esto desaparece o no lo hacemos. Así es que tenemos que decidir paz o justicia, pero a qué precio. No creo en la paz a cualquier precio. La complejidad de este asunto se ve aumentada por nuestro doble rasero. La Corte Internacional no ha investigado lo que ha pasado en Iraq o en Afganistán. No lo hicieron porque sabemos de dónde viene el dinero, dónde reside el poder. Tener en la Corte Internacional un fiscal que se saca fotos con ministros de Justicia occidentales y busca obtener fondos de ellos no ayuda a llevar a los tribunales a un lado del conflicto.

 

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