Diálogo online «El escenario mundial en tiempos de incertidumbre: economía, sociedad y tecnología»

Roberto Rigobon y Coro Celigueta

La Fundación Rafael del Pino organizó, el 31 de mayo de 2023, el diálogo online «El escenario mundial en tiempos de incertidumbre: economía, sociedad y tecnología» que transmitirá a través de https://frdelpino.es/canalfrp/ que se en el que participaron Roberto Rigobon y Coro Celigueta

Roberto Rigobon es Catedrático Society of Sloan Fellows de Administración de Empresas y Catedrático de Economía Aplicada de la escuela de negocios del MIT. Desarrolla su actividad en las más relevantes instituciones académicas como, por ejemplo, el National Bureau of Economic Research y el Census Bureau’s Scientific Advisory Committee y ha recibido numerosos honores y galardones a lo largo de su extensa y prolífica carrera académica e investigadora. El profesor Rigobon obtuvo su doctorado en Economía en el MIT en el año 1997, es MBA por el IESA y licenciado en Ingeniería Eléctrica por la Universidad Simón Bolívar. Sus áreas principales de investigación son la economía internacional, la economía monetaria y la economía del desarrollo. Ha investigado, en especial, las causas de las crisis financieras y los desequilibrios de balanza de pagos. Más recientemente, ha centrado su atención en el fenómeno “Big data”, en concreto, en su aplicación al análisis económico. En este ámbito fundó el Billion Prices Project y PriceStats con la vista puesta en el análisis de los procesos de formación de los precios internacionales y en la determinación de medidas de la inflación alternativas a las tradicionales. Su objetivo es ofrecer estadísticas de inflación en el mundo mejores que las oficiales a través de la medición diaria del fenómeno inflacionista. Su metodología no consiste en el tratamiento de la información de los precios en los puntos de venta sino en obtener dicha información de los distribuidores directamente a través sus webs. El potencial de esta metodología, en plena revolución tecnológica y de conectividad global, es enorme. Es posible utilizar los datos obtenidos para mejorar el conocimiento del comportamiento de los agentes económicos, predecir la evolución de las variables macroeconómicas, etc.

Coro Celigueta obtuvo su doble grado y máster en Ingeniería Mecánica y de Tecnologías Industriales en la Universidad de Navarra, habiendo realizado el tercer curso en la Universidad de Linköping (Suecia). Durante la universidad participó en el equipo de competición Formula Student, co-fundó la consultora social Bringing Change al mismo tiempo que finalizó la carrera de piano en el Conservatorio de San Sebastián. Ha realizado prácticas en el Centro de Innovación Europeo de Procter & Gamble (Bruselas) y en Orona (San Sebastián). En 2016 se incorporó a Amazon España (amazon.es) en Madrid para gestionar las líneas de negocio de Cuidado Personal y del Hogar, y, en 2018 al equipo de lanzamiento de Amazon Turquía (amazon.tr) en Luxemburgo. Entre 2019 y 2021, trabajó en Amazon Logistics España, donde lideró proyectos globales de gran impacto como el lanzamiento de repartos con furgonetas eléctricas o un programa de creación de empresas de mensajería. En 2022 recibió la beca de la Fundación Rafael del Pino para cursar un Master in Business Administration (MBA) en el Massachusetts Institute of Technology, donde se ha especializado en Innovación, Emprendimiento y Sostenibilidad.

Resumen:

El 31 de mayo, la Fundación Rafael del Pino organizó el diálogo “El escenario mundial en tiempos de incertidumbre: economía, sociedad y tecnología”, en el que participó Roberto Rigobón, catedrático Society of Sloan Fellows de Administración de Empresas y catedrático de Economía Aplicada de la escuela de negocios del MIT.

Cuando estalló la crisis del Covid-19 en 2019, veníamos de un periodo de gran éxito, con alto crecimiento económico, baja tasa de inflación y de paro y los tipos de interés subían muy despacio. El Covid-19 fue un problema de salud pública. La mayoría de los países reaccionaron bien, utilizando la gestión para reducir el contagio a nivel mundial, dando subsidios a las empresas en Europa y a los ciudadanos que estaban confinados. También se usaron todos los incentivos para desarrollar las vacunas en tiempo récord y su distribución no se hizo a través de los mercados, sino que se dio primero al personal sanitario, a quienes sirven comida, a los educadores, y luego a los demás. Fue un ejemplo extraordinario de gestión público.

Este proceso tuvo costes económicos, que los estamos pagando ahora. La deuda pública aumentó. También tenemos problemas de inflación, porque algunos países dieron demasiado apoyo, aunque esto es preferible que dar poco apoyo porque, entonces, se muere la gente. También hubo costes políticos y sociales porque la gestión de la crisis tuvo costes políticos y sociales porque hubo que limitar los derechos de la gente. El daño que hubiésemos tenido con el Covid-19 habría sido extraordinario. Tendrían que haber muerto ochocientos millones de personas, por lo que lo hicimos bien. Fue un shock de salud, no un shock del petróleo, una crisis financiera o un problema político.

La situación ahora está muy complicada porque tenemos alta inflación y estamos al borde de una recesión. En los países desarrollados, la inflación está por encima del 4% y ya no podemos culpar a la disrupción de la oferta, sino al exceso de apoyo monetario. Y no parece que esté bajando demasiado. Para llegar a una inflación del 2%, los bancos centrales tendrían que subir más los tipos de interés, lo que causaría una recesión. Por eso, están siendo prudentes. Están actuando de forma correcta. Lo que se está haciendo de forma incorrecta es la política fiscal.

Para poder bajar la inflación, el banco central tendría que provocar una recesión, lo que es muy costoso para el mundo. Por eso están siendo prudentes. Lo que se necesita son reformas que vengan por el lado fiscal. Aquí lo que es importante es la innovación. Por ejemplo, la flexibilización de los mercados laborales. Eso es lo que falta, alguien que se dedique a pensar en los problemas de cada país, porque los problemas de cada uno de ellos son distintos de los demás. El banco central no va a resolver estos problemas porque tiene que arreglar el de la inflación. El error que estamos cometiendo es confiar en que el banco central lo va a arreglar todo, cuando lo que hay que hacer es resolver el problema de la polarización en los países, resolver los problemas de competitividad interna, como la mejora del sistema educativo o de salud. Eso es lo que va a permitir resolver los problemas de recesión e inflación. Los bancos centrales no tienen espacio para hacerlo rápido porque, en seguida, son cuestionados. Si la inflación no baja, eso es muy costoso para los más pobres de la sociedad, para los que ganan menos, para los parados. No estamos haciendo nuestro trabajo en esa parte.

No estaría demasiado preocupado de que Inglaterra haga el tonto. Los ingleses son expertos en salirse. Les encanta entrar y salir. Lo que sí haría es usar esto para repensar las reglas y las normas en la UE. El hecho de que Inglaterra se haya ido significa que algún miembro está repensando el coste de la unión y habría que analizarlo.

En la quiebra de Grecia fue muy interesante la reacción de la UE, con una reforma financiera y una sola regulación, que es muy bueno para una unión monetaria porque la hace más robusta que tener diferentes regulaciones. No se pensó que la crisis disciplinaría a los griegos, sino que había que hacer la reforma porque si alguien no tiene disciplina, se va a transmitir por todo el sistema financiero y ese sistema financiero no es totalmente robusto. En el Brexit vale la pena juzgar las normas internas, preguntarse qué se hace que se percibe muy costoso y ver cómo podemos resolverlo. Si no hubiera eso, la gente no estaría en contra. ¿Qué es lo que se puede mejorar?

El caso de Ucrania lo usaría para otro tema. Es muy frustrante que esté pasando. Queda muy claro que para Europa es mejor actuar como un bloque que por separado. Europa representa el 30% del PIB mundial y por eso es importante que actúe como un bloque. En el pasado estaba claro para Europa que era mejor estar junto que separado. Pero, con el tiempo, se pierde ese punto de vista y se empieza a pensar que es mejor estar separado. Es lo que se ha discutido en la última década en Europa. Ucrania debería mostrar a Europa porqué vale la pena estar juntos. Hay una diferencia entre autonomía y aislamiento, no son lo mismo. Los gobiernos locales tienen que ser autónomos porque las necesidades locales son diferentes, pero eso no es aislarse. Hay problemas locales que requieren soluciones locales, pero los hay globales que requieren soluciones comunes, como medio ambiente, inmigración, independencia energética, defensa. Habría que ver lo que podemos cambiar para que no venga el segundo Putin a hacer lo mismo.

Tenemos un par de problemas económicos a corto plazo, pero vamos a salir adelante. Los retos y los riesgos más importantes que tenemos son los de nuestro éxito como especie. La esperanza de vida se duplicó en los últimos noventa años. Tenemos que cambiar la Seguridad Social, porque el esquema que tenemos es para una esperanza de vida de 40 años. Este éxito tiene un coste en nuestra red social muy grande, en nuestro sistema de salud. En el pasado, la gente se moría muy joven. Hoy no. El coste del sistema de salud ha cambiado, pero el sistema no. El coste de financiación tiene que adaptarse a ello. Estas son discusiones difíciles en el seno de una sociedad. Estos son los grandes retos porque, si no, vamos a tener un alto grado de insatisfacción social. ¿Cuánta gente que tiene más de 65 años sigue siendo útil? Pensar que la persona que tiene más de 70 años es completamente inútil es un error total. Nadie está pensando en estos temas en España. Los jóvenes pueden encontrar una forma de usar estos recursos humanos de forma más adecuada. Los mayores pueden aportar buenas lecciones sobre la vida, cuánto del éxito depende de ese proceso, porqué se sienten realizados. Ese mentoring no está ocurriendo. En el mundo del futuro vamos a necesitar más de eso porque vamos a necesitar ser más flexibles como trabajadores.

Europa tiene que repensar cual es su rol en el mundo. Cuando hay un mal presidente, en EEUU lo echan. Para no tener que lidiar con los refugiados, EEUU los deja en su país. Los europeos consideran que el problema se resuelve absorbiéndolos. El problema se resuelve con ambas herramientas. Alguien tiene que tener esa empatía con la gente. Europa tiene que tener esa conversación. ¿Quiere seguir apoyando esos valores o no? Es algo que tiene que resolverse de forma colectiva. No podemos seguir extendiendo la edad de retiro, tenemos que repensarlo empezando desde cero para rediseñar el sistema. El reto es tomar esas decisiones en una situación política muy polarizada.

La inteligencia artificial es otro de los grandes shocks que vienen. Somos una especie muy frágil, pero tenemos la inteligencia, que nos permite complementar nuestras debilidades físicas con las tecnologías. Utilizamos la tecnología para complementar lo que hacemos, con lo que nos volvemos más eficientes, tenemos mejores niveles de vida. Hemos usado la tecnología correctamente porque hemos encontrado como complementarla. Pero en cada transición fue difícil porque había gente que tenía que reinventarse. Lo hicimos a través de varias cosas. Primero a través del sistema educativo, haciéndolo evolucionar con las necesidades y las oportunidades que había para complementarnos con las tecnologías existentes.

La inteligencia artificial está afectando a otro de nuestros aspectos, que es la parte cognitiva. La informática parte de la base de que, si algo se puede explicar, se puede codificar. Ahora es si lo repito, lo puedo codificar. La inteligencia artificial ha logrado que las acciones repetidas se puedan codificar. La pregunta es qué vamos a hacer cuando la IA sustituya a las tareas repetitivas. Hay varias cosas que se pueden hacer. Una es parar el proceso tecnológico. Otra es competir con los ordenadores. La última es ser complementarios con ellos. Esta es la que hay que elegir. Hay aspectos de los seres humanos que son insustituibles, como el contacto humano. Esos aspectos de presencia, de esperanza, de pensar que algo puede ocurrir cuando la probabilidad es cero. El ordenador no tiene esperanza. Ni creatividad. El arte, la música, no es repetir algo, no es combinar algo; es algo muy especial que hacemos los seres humanos y es complementario a la tecnología. Tenemos que cambiar nuestros proyectos de trabajo para cambiarlos en esos aspectos que son complementarios con la tecnología.

La transferencia ocurre cuando alguien inspira a alguien para hacer esta transferencia. Va a haber que volver a aprender, por lo que hay que volver a reorganizar la vida. Habría que formalizar la reeducación a la mitad de la vida laboral. Debe haber momentos en los que se pueda disfrutar de la vida, pensar qué es lo que se quiere hacer con el resto de la vida de uno, cuál es el rol de la persona en su comunidad.

La gente sabe que está molesta con la situación actual. Si no empezamos a tener esas discusiones, vamos a tener una revolución social que nos va a obligar a cambiar. La educación de la gente que tiene cincuenta años se diseñó hace treinta años con lo que se necesitaba entonces. Algunos se han podido reinventar en sus trabajos, que es donde aprendieron el 90% de lo que usan. Pero ese sistema requiere tener la suerte de contar con un trabajo y con alguien dispuesto a entrenarte, un sistema de mentoring. Esto va a ser muy costoso, porque si lo tiene que pagar la gente, va a aumentar la desigualdad. Esto tiene que ser un sistema solidario.

El impacto del medio ambiente es más que el CO2. Medimos todo muy tarde, sea la biodiversidad, la incorporación de la mujer. Intento ver cómo se puede hacer la medición de los ODS antes de que ocurran los problemas. Lo que se está haciendo hasta ahora es que las empresas se están midiendo a sí mismas y después compartir la información. Esto está ocurriendo porque hay gente a la que esto le parece muy importante. Esto es una oportunidad extraordinaria. Pero lo que no puede ocurrir es que se utilice esto para mentir más, para manipular para aparecer mejor. Los reguladores están enfocados en medir cosas que no reflejan el verdadero problema. Lo que es importante es comprender el contexto en el que ocurrió el evento. Que haya mujeres en la empresa no quiere decir que el trato que reciben sea el correcto. Esa obsesión con el resultado es un error. Lo que hay que medir es la intención, el contexto en el que ocurren los eventos. El problema de las empresas petroleras no es que producen CO2, el problema es que no podemos vivir sin la gasolina que producen. Entonces no hay más remedio que comprar lo que venden. Esta actitud que dice que hay que deshacerse de las petroleras implica que tenemos que vivir sin avión. Los reguladores están viendo esto de forma miope. El petróleo tiene grandes costes, pero produce grandes beneficios a las sociedades mundiales. Pensar que vamos a tratar el CO2 como el tráfico de armas, no es lo mismo, porque tenemos que entender los beneficios que produce ese CO2. Tenemos que traducir esto en estadísticos que sean significativos para el problema con el que estamos lidiando.

Estamos trabajando al margen de lo que hemos hecho en el pasado. Tenemos que repensar el tema, pero eso requiere mucha valentía, esfuerzo y colaboración. Lo que no requiere es terquedad, ideología.

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