Liderazgo Transoceánico; España más allá del horizonte

Resumen:

El 23 de abril de 2024, la Fundación Rafael del Pino y OpenSea organizaron el diálogo “Liderazgo Transoceánico. España más allá del horizonte” en el que participaron María Dolores Higueras Rodríguez, historiadora americanista, pionera de la arqueología subacuática; Manuel Maqueda, ex-timonel del buque escuela Juan Sebastián Elcano, es actualmente profesor de economía circular aplicada y de economía regenerativa en la división de enseñanza continuada de la Universidad de Harvard, y Alex Pella, navegante oceánico profesional y el primer y único español en ganar una regata transoceánica en solitario, con motivo de la conmemoración de la primera circunnavegación del mundo, la expedición española de Magallanes-Elcano que dio origen a la globalización e impulsó el progreso de la humanidad.

María Dolores Higueras Rodríguez: Mucha gente no lo conoce, pero Magallanes nunca tuvo en la cabeza la vuelta al mundo. Magallanes era comandante de una expedición al Maluco, para abrir una vía española para acceder al Maluco, que es el gran reto entre Portugal y España en la época. Lo que Magallanes ofrece a la corona española es una ruta por territorio de la corona española que alcance las Molucas, naturalmente a través del Atlántico, encontrando un paso que ya había aparecido en alguna cartografía de la época.

Los mapas originales estaban en los archivos portugueses. Magallanes entró en algunos archivos secretos y se llevó documentación, que ofreció al rey de España después como testimonio de que el proyecto que presentaba era viable. Los portugueses, entonces, lo odiaron de tal manera que intentaron por todos los medios que no ofreciera este proyecto al rey de España. Envía emisarios, lo arrinconan, lo amenazan, pero Magallanes ya ha hecho su elección. Sabe que el único imperio que, por medios, tecnología, buques, puede hacer prosperar su proyecto es España y ya la ha elegido.

Magallanes se hace vasallo de España. No es un extranjero cuando comanda la expedición al Moluco; es vasallo del rey de España. Es una expedición española desde el primer momento. Eso es importante porque no es generalmente conocido.

Magallanes conduce la expedición con muchos méritos. El más importante de todos es la consecución de la localización del estrecho que lleva su nombre, que es laberíntico, terrorífico. Magallanes demuestra ahí su genio, con buques pequeños que van delante para ver hacia dónde van los brazos. Estudia la salinidad del agua para ver cuál le va a conducir al océano y cuál es un brazo que va a tierra. Ahí demuestra su perseverancia, su formación (es un gran marino), su genialidad.

Él fue la primera navegación de europeos por el Pacífico. Eso va a tener tanta transcendencia, porque el mundo se ensancha gigantescamente con el Pacífico, que no se conocía. El mundo es mucho más grande de lo que se imaginaba.

Alex Pella Valette: Hay dos cosas que me impresionan. Una es el aspecto psicológico. Ellos no saben lo que tienen por delante, saben lo que tienen por detrás. Además, navegaban en plena autosuficiencia, es decir, se va avanzando, pero los víveres se van acabando. Sabes dónde te puedes abastecer detrás, ves la columna de humo y sabes si los que viven allí te van a atacar o no. Pero no sabes lo que tienes por delante. Ese aspecto de liderar algo me parece bestial, cómo aguantas y controlas eso.

El otro aspecto, que es difícil de valorar, es la intuición. Nosotros navegamos con unos datos muy precisos de todo. Pero ellos no tenían todo esto. Tenían una percepción de las cosas que nosotros no tenemos, por ejemplo, si el pájaro va hacia allá, ahí hay tierra; la nube tal, ahí hay tierra: el alga tiene este color, tal. Tenían esto que nosotros es imposible que tengamos porque no venimos de esa escuela. Y estaban adaptados, integrados, absolutamente al medio.

María Dolores Higueras Rodríguez: Es importante poner en valor que España, en esos momentos, es la potencia mundial puntera desde el punto de vista científico. La Casa de Contrataciones, un emporio de ciencias, es la institución más importante en Europa en ese momento desde el punto de vista de astronomía, ciencia. España tenía en ese momento tecnología puntera de navegación, pero estamos hablando de la ballestilla, el astrolabio, la ampolleta para medir el tiempo, pero no hubo manómetros hasta el siglo XVIII con lo cual, la longitud no se pudo calcular, sí la latitud, pero no la longitud. Hay que pensar que estos barcos del XVI, que tienen una tecnología transformada, porque la navegación oceánica, que abre España en la Edad Moderna es una de las grandes gestas de la historia de la humanidad, cambian los sistemas de orientación hacia alta mar. Los buques hay que adaptarlos también. Los alimentos también. Estamos hablando de una primera amenaza de escorbuto, que en el Pacífico será mucho mayor, pero en el Atlántico también. Es un mundo donde España va a ser pionera desde la ciencia más puntera de la época, pero que es incomparable con la tecnología de navegación de hoy en día. Son barcos pequeños.

Hay una cosa que, en esos momentos, se valoraba mucho, que es la experiencia de haber navegado. ¿Qué pasa cuando Magallanes emerge de ese mundo de marinos importantes, que Magallanes ha ido apartando, de capitanes nombrados por el rey que ha ido apartando, con lo que no cumple las capitulaciones firmadas? Magallanes va a navegar a la portuguesa, es decir, sin contar con la compaña, la marinería, la experiencia de los hombres de mar. Y España navegaba con consulta a la compaña. De entrada, eso crea un malestar monumental. Magallanes no tenía empatía alguna ni con las tripulaciones, ni con los capitales, es un secretismo total, no saben a dónde van, no comunica las derrotas.

Magallanes hubiera intentado el retorno por el estrecho. No tenía en mente la vuelta al mundo porque estaba buscado a muerte por los portugueses.

Cabo Verde es otro punto esencial del liderazgo de Elcano. Cuando Elcano emerge, empiezan a navegar a la española. Lo primero que hace Elcano es consultar a la tripulación y hay desavenencias, pero Elcano escucha y luego toma la responsabilidad de la decisión. Eso es un líder, y cuando toma esa decisión, convence a la gente que no estaba de acuerdo de que esa es la solución. Eso es el líder. Elcano, además de ser un gran navegante, era un líder. (52:02). Ese es el primer puntazo de liderazgo.

El segundo es después de esa navegación brutal por el laberinto del Índico, por los Cuarenta Rugientes, que es uno de los mares más procelosos, más brutales de la Tierra. Pero Elcano sabe que si sube por la ruta portuguesa lo van a apresar. Entonces los convence de que deben ir por el Índico sur, por los Cuarenta Rugientes, con un barco averiado, con tripulaciones enfermas, con hambruna y con una nave que no consigue ceñir, porque son arboladuras muy sencillas. Pero Elcano de nuevo los convence, afirmando que conoce esa zona, los vientos y que van a ir por ahí más seguros que por arriba. El líder de nuevo.

Hay un momento que es crucial para la vuelta al mundo. Después de todas estas aventuras, con el barco averiado, tripulaciones enfermas, desanimados hasta la extenuación, hay un momento en que las tripulaciones dicen que no se puede seguir y piden ir a Mozambique y quedarse en alguna isla que encuentren con indios amigables. Ese es el momento crucial de la vuelta al mundo porque Elcano, de nuevo, coge a sus hombres y les dice que están agotados, parecen vencidos pero el honor es superior a la vida. Les dice que tienen que devolver al rey sus especias y hacer triunfar la expedición. Les dice que el honor está por encima de la vida a unos hombres que se están muriendo, y otra vez consigue que los hombres le digan que adelante. Ese es el momento crucial de la vuelta al mundo, porque ahí podían haberse quedado definitivamente.

Hay un elemento más, muy importante, que caracteriza a Elcano, y es que sabe lo que está haciendo, es consciente de la importancia de lograr la vuelta al mundo. La conciencia de lo que uno está haciendo es muy importante, le da mucho valor. Elcano lo sabe y está dispuesto a dejarse la vida en ese empeño. En Cabo Verde, Elcano tenía pensado parar en esa base portuguesa, porque están medio muertos, y que los avituallen, reparar un poco la nave. Tenía pensado contar la historia de que venían de América y que un temporal los había arrastrado hasta allí. Pero unos tripulantes que bajan a tierra, con unas poquitas especias para ver si hacían negocio, descubren el pastel. Los portugueses comprenden que vienen de las Molucas y no de América, con lo que tienen que zarpar como estaban. Trece tripulantes quedan apresados por los portugueses. Los demás zarpan con lo que tenían, sin avituallamiento ni nada, y en esa situación llegan a San Lúcar de Barrameda. Nada más tomar tierra, Elcano escribe al rey y los dos elementos esenciales de esa carta maravillosa son que habían dado la primera vuelta al mundo y que negocie con el rey de Portugal la liberación de esos trece. Elcano demuestra ahí el valor del líder que lucha por su gente. Eso es un líder, el hombre que convence, que arrastra y que después ayuda y recupera a la gente.

Elcano elige bien cuando elige el tornaviaje porque el rey había dicho que no entraran en territorio portugués. No tenía otro modo de volver, teniendo en cuenta la condición de los barcos y de los hombres. Esta gran gesta española es la más importante de las navegaciones de la Edad Moderna, que es la gran época de las navegaciones. Ese viaje realmente cambia la concepción que la Europa renacentista tiene del mundo. El mundo efectivamente es redondo. Lo dominante es el mar, no la tierra. La vuelta al mundo da fe de que tres cuartas parte de la Tierra son mares, de que el Pacífico es gigantesco, y añade casi un tercio más a la circunferencia conocida de la Tierra. Por otra parte, la Tierra es navegable, los pueblos pueden conectarse por la mar, el comercio se abre y España hace la última y gran proeza de la Edad Moderna: la primera globalización. España monta, a través de un continente, la primera gran globalización oriente-occidente, que funciona los tres siglos que España permanece en la administración de América. (1:00:35).

Manuel Maqueda Sánchez: El planeta se ha quedado pequeño en cuanto a la capacidad de carga, es decir, los elementos que puede cultivar, la cantidad de gente que puede vivir ahí. La capacidad de carga de la Tierra se mide en nueve límites planetarios, seis de los cuales han sido sobrepasados y están en situación crítica. Se habla mucho del cambio climático, que es solo uno de ellos. Hay la biodiversidad, la integridad de la biosfera, la integridad genética, la integridad funcional, que es mucho más preocupante; los ciclos hídricos, los ciclos geobiológicos dl fósforo y el nitrógeno, que es lo que necesitamos para alimentarnos. El 90% de la alimentación del ser humano depende de esos factores limitantes. Hemos extraído combustibles fósiles, pero también agua fósil. Y el mundo se ha quedado pequeño.

En 2020, el peso de todo lo fabricado por el hombre por primera vez igualó el peso de todo lo natural que hay. Lo biológico y lo tecnológico igualaron su peso porque todo lo que el ser humano fabrica, que, de alguna manera, extrae-fabrica-tira-extrae, todo eso se duplica cada veinte años, es una función exponencial. Es el gran golpe de campana que no sindica que estamos en otra era, la del Antropoceno (1:03:08). La masa de todos los animales que hay en el planeta, incluidos los seres humanos, su peso deshidratado es de unas cuatro gigatoneladas; el peso de todos los plásticos, que son un material ligero, que hemos fabricado en los últimos setenta años es de ocho gigatoneladas, el doble. El peso de toda la vegetación que hay en el planeta es de novecientas gigatoneladas. El peso de nuestros edificios es de mil cien gigatoneladas. No solo es que la naturaleza esté estresada, sino que hay menos, se va reduciendo, y dependemos de ella para todo lo que es servicios de ecosistema, no solamente la alimentación, el agua, la respiración. Estamos en un acoplamiento direccional con esos sistemas.

Estamos empezando a tomar consciencia de nuestra evolución. Estamos en un valle evolutivo de nuestra consciencia de sostenibilidad, de los sistemas naturales, de cómo funciona la vida. Sabemos lo suficiente como para creer que sabemos, pero no lo suficiente para saber que sabemos muy poco, pero nuestra supervivencia depende de ello.

El mar, es el 90% de la biosfera. Al año se fabrican unos cuatrocientos cincuenta millones de toneladas de plástico, de las cuales el 40% están diseñadas para convertirse en basuras. Son embalajes. Estamos usando un material eterno para cosas que son basura. Un 30% de eso termina en el medio ambiente y unos ocho millones de toneladas entra en el mar anualmente.

Nuestro cerebro no ha evolucionado mucho, no está preparado para la comprensión de esas cifras. Entonces, muchas de las cifras clave que necesitamos entender para realizar los cambios necesarios no las entendemos. En el océano no existe una playa en la que, tomando una muestra aleatoria de arena, no encuentres micro plásticos; o, una muestra de agua, no encuentres aditivos tóxicos. El océano es el último fractal de una serie de fractales hídricos que empiezan con el medio celular. Cada uno de nosotros tenemos varios millones de millones de células. Estas células, que son pequeños océanos, también están en problemas.

No existe la naturaleza. Lo que existe en la realidad son sistemas antropoterrestres acoplados bidireccionalmente. Es ilusorio pensar que existe el clima por aquí y la economía por allá. Estamos ante un mundo transformado en el que se produce la solastalgia, o sensación de pérdida, y la sensación de que tenemos que evolucionar, que tenemos que cambiar, pero no sabemos cómo.

Ante estos cambios tan grandes, de los que estamos empezando a tomar conciencia, con el cambio climático que es la punta del iceberg, tenemos que embarcarnos con gran liderazgo y valentía hacia unos horizontes inciertos. Igual que la globalización era un cambio inevitable e inimaginable, una civilización que vive en alianza radical con los sistemas vivos de forma regenerativa, que puede continuar dando valor durante generaciones y generaciones, es inevitable pero es inimaginable.

Tenemos que sacar lo mejor que llevamos dentro para asumir dónde estamos y embarcarte hacia algún lugar donde, a lo mejor, mucha gente no te quiere seguir.

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