Ciudades, sobrevivir al Covid y al teletrabajo

¿Qué futuro les espera a las ciudades? Las ciudades, no cabe duda, son uno de los grandes inventos del ser humano. Son lugares en los que la gente trabaja y disfruta de la vida. Esa aglomeración de personas genera las ganancias de productividad que explican el aumento tanto de la renta per cápita como de la población. A pesar de ello, hoy la supervivencia en la ciudad se ve amenazada por dos elementos. El primero, de plena actualidad, es el riesgo de pandemias, como el Covid-19. El segundo viene de más atrás. Tiene que ver con la posibilidad de teletrabajar, de conectarse en remoto con otras personas. Lo explica Edward I. Glaeser, catedrático de Economía en Harvard, donde dirige el Taubman Center for State and Local Government y el Rappaport Institute for Great Boston.

Ciudades y pandemias

Las pandemias siempre han estado presentes en la historia del ser humano, afectando a las ciudades. Por ejemplo, la Plaga de Atenas, en el año 430 a. C. O la Peste Antonia, entre los años 165 y 180. También la Plaga Justiniana, que arrasó Constantinopla en el 541. Con la era de los descubrimientos y, posteriormente, con la primera globalización en el siglo XIX, las enfermedades empezaron a transmitirse por todo el globo. Es el caso de la fiebre amarilla, que estalla en el siglo XVII, o el cólera en el XIX.

Esas plagas se cebaban especialmente con las ciudades. De hecho, la mayoría de las ciudades modernas eran lugares de presencia constante de la muerte. Aun así, la gente se aglomeraba cada vez más en ellas. ¿Por qué? Porque era pobre. Pero si las personas podían elegir entre morirse de hambre en Irlanda o marcharse a Nueva York, muchas optaron por correr el riesgo y emigrar.

Ciudades sanas

Todo empezó a cambiar a mediados del siglo XIX, cuando las cuidades empezaron a invertir en infraestructuras sanitarias y a generar incentivos para su utilización. En consecuencia, las ciudades se han visto libres de plagas durante cien años, con la excepción de la gripe de 1918.

Metropolis

En el año 2020, sin embargo, las enfermedades reaparecen en las ciudades, que son puerto de entrada de las plagas. Son lugares propensos a su propagación, porque las personas están muy cerca unas de otras. De ahí la fuerte expansión del Covid-19. Ahora bien, densidad de población no implica necesariamente tener que enfermar. Más de la mitad de los habitantes de los suburbios hindúes se contagiaron de Covid-19. Pese a ello, el índice de mortalidad en estas zonas no fue muy alto, debido a que en ellas viven muchas personas jóvenes y sin sobrepeso. El aislamiento tampoco es garantía de seguridad. El Covid-19 entró en Estados Unidos por Nueva York y en seguida apareció en las Dakotas.

Las ciudades en tiempos de Covid

«la movilidad importa mucho más que el lugar de residencia»

Lo que sucede dentro de las ciudades también es muy interesante. De los cinco distritos de Nueva York, aquellos con mayor densidad de población tiene menos casos de Covid-19. La razón es que la movilidad importa mucho más que el lugar de residencia. Las personas que viven en las zonas más densamente pobladas no tuvieron que desplazarse porque pudieron trabajar en remoto. En finanzas, consultoría, inversión, todo son Zooms. En cambio, las personas que viven en las afueras trabajan en comercios, hospitales, farmacias. Ellas tuvieron que ir a trabajar y se vieron más expuesta a la enfermedad.

«Platón ya decía que hay dos ciudades, la de los ricos y la de los pobres, y ambas están enfrentadas.»

Antes del Covid-19, en las ciudades ya había debilidades notables, que aparecieron en los últimos veinte años. Hoy las ciudades son más desiguales en su interior y hay más desigualdad entre ellas. La desigualdad es un rasgo típico. Platón ya decía que hay dos ciudades, la de los ricos y la de los pobres, y ambas están enfrentadas. Esa desigualdad es tolerable si las ciudades brindan oportunidades para que los pobres se enriquezcan. En los últimos veinte años, sin embargo, esa movilidad social ha desaparecido para los niños en los EE.UU. De hecho, las probabilidades de terminar en la cárcel, en función de donde se haya escolarizado la persona, son muy altas.

El alto coste de la vida urbana

El problema número dos es la asequibilidad de la vida urbana. El alto coste refleja la demanda, pero también las limitaciones que imponen las ciudades sobre la oferta de viviendas. Las ciudades que no son caras son aquellas que construyen mucho. Si se limita el uso del suelo, va a ser muy difícil construir en Londres, en Nueva York, con lo que se conseguiría una ciudad elitista en la que los pobres no caben. Las personas, entonces, se ve abocada a vivir en lugares con un paro permanente. Eso no es la América dinámica de los años de postguerra; eso es una América congelada porque más de la tercera parte de los varones desempleados vive con sus padres.

Esta pandemia es muy peligrosa porque representa un impacto económico por dos razones. A corto plazo, amenaza nuestro modelo urbano. El saber hacer un capuchino con una sonrisa ha sido un refugio laboral seguro para muchas personas, pese a los algoritmos y a la robótica. Pero estos trabajos pueden desaparecer de la noche a la mañana. Luego está el auge del trabajo en remoto. En Estados Unidos hubo muchos americanos trabajando en remoto pero la mitad, más o menos, ha vuelto a la oficina. En las oficinas de alta gama, en cambio, esto no es así. Su uso se ha desplomado y el 80% de ellas en Nueva York o San Francisco siguen estando vacías. Aún no tenemos claro si la tecnología va a provocar que desaparezcan estas alternativas.

Teletrabajo y presencia física

Alvin Toffler, autor de La tercera ola, explicaba en ella que las oficinas acabarían por desaparecer. Estimaba que los rascacielos se quedarían vacíos, pero se equivocó. Se le escapó que es muy rentable ser listos. Y nos volvemos más listos porque estamos con otras personas listas.

El clúster más famoso del siglo XXI es, precisamente, el del sector que tendría que haber trabajado mejor en remoto: Silicon Valley. Pero Google, que es la empresa que hubiera podido hacerlo, no mandó a su gente a casa. Google integra la idea del «patio del colegio en el trabajo» porque piensa que así se consigue más creatividad. Esta era la realidad antes del Covid-19, una relación extraordinaria entre productividad y densidad. Después de los años 70, no todas las ciudades consiguen recuperarse. Lo logran las ciudades «educadas». Con ello comprendemos que las ciudades siguen siendo importantes porque la densidad, la proximidad, nos permite compartir habilidades. Nos hacemos con información y vemos la relación entre estos conocimientos.

De vuelta a las ciudades

Aunque seamos sociedades más a prueba de pandemias, el impacto es tremendo. No va a haber un cambio masivo, pero habrá cambios a corto plazo. El sector inmobiliario comercial es muy vulnerable, más que el residencial. Los jóvenes van a querer volver a las ciudades, aunque no quieran regresar a la oficina. Vamos a ver más trabajo en remoto. Además, tenemos que ayudar a los rezagados. Necesitamos una administración más inteligente, necesitamos investigar constantemente, aprender. Vamos a ver que los precios inmobiliarios bajan, pero no vamos a ver edificios desocupados a largo plazo.

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