En los sistemas federales es relativamente frecuente que surjan tensiones entre los tribunales estatales y los federales. La Unión Europea no es una excepción en este sentido, especialmente porque es un proceso de integración aun en marcha. Por eso, es normal que los tribunales nacionales quieran poner en cuestión decisiones de la Corte Europea de Justicia. ¿Pone esta situación en cuestión el Estado de Derecho en la UE? Tratan de responder a esta cuestión Markus Gehring, Associate Professor y ex Director del Centre for European Legal Studies de la Universidad de Cambridge, Dimitry Kochenov, Director del Rule of Law Research Group en el Democracy Institute de la Central European University, Catherine Barnard, Catedrática de European & Employment Law en el Trinity College, Alessandro Nucara, Comisión Europea, Rosario Silva, exvicepresidenta del Tribunal de Justicia de la UE y Carlos Moreiro, catedrático de Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid y catedrático Jean Monnet.
Sistemas federales y Estado de Derecho
Según Markus Gehring, lo que estamos viendo en la UE no es algo excepcional en la experiencia europea. Hay ciertos parecidos con todos los sistemas federales. Tenemos diversos tribunales que verifican la labor de los tribunales nacionales. Una labor que ponen en entredicho los tribunales federales.
La tensión es bastante parecida a lo que sucede en EEUU. Allí, los tribunales estatales pusieron en entredicho muchos elementos del sistema federal, como la libertad de circulación de mercancías o de personas. Los papeles federalistas denunciaban que se estaba quitando poder a los tribunales estatales, invalidando sus decisiones. Con el tiempo, esto fue a más porque el debate era si EEUU debía seguir el camino del Reino Unido respecto a la soberanía del Parlamento.
El Estado de Derecho y los tribunales europeos
Hay distintos niveles de política, que se desarrollan a distintos ritmos, y un único Estado de Derecho puede crecer poco a poco. En un comentario sobre casos europeos, el tribunal estadounidense destacó el papel del Tribunal Europeo de Justicia en la interpretación de los tratados europeos. Hace poco, los tribunales europeos expandieron su ámbito de actuación. Son importantes para la UE porque aplican leyes europeas. El Tribunal Europeo tiene una larga historia de adaptación para asegurarse de que se cumple la ley europea y la no discriminación, manteniendo la autonomía local.
La ley europea se basa en que todos los estados miembros comparten los mismos valores. Con ello, se da por sentada la confianza entre los distintos estados miembros. Esto implica reconocer los valores europeos y la ley comunitaria que los establece. La organización del sistema judicial no se puede hacer de forma que socave los valores de la UE, por lo que el tribunal reclama que se cumplan estas obligaciones. El tribunal garantiza un Estado de Derecho común pero no garantiza las decisiones que los estados nacionales deban tomar.
Polonia y Hungría
En este sentido, Dimitry Kochenov advierte que la UE ya no es una unión de democracias que respaldan un Estado de Derecho. Lo dice viendo el caso de Polonia, con un tribunal constitucional que, señala, no respecta la declaración de los derechos humanos ni las decisiones del Tribunal Europeo. El caso de Hungría es aún peor. La UE tiene que encontrar la forma de lidiar con esto, que es algo nuevo que no se había contemplado.
Este nuevo reto se ha abordado a todos los niveles, lo que desencadenó una revolución legal que consiste en tomarnos más en serio los derechos. El gobierno de Orban nunca ha violado una ley nacional. Las reescribe para poder hacerse con el sistema y destrozar el Estado de Derecho de forma legal. En Polonia no les importan las instituciones ni la ley, dándoles igual lo que el tribunal europeo pueda decir. Así es que ahora la UE tiene que actuar porque el ordenamiento jurídico europeo se basa en unas circunstancias fallidas. Son fallidas porque los estados miembros no son lo que prometieron ser, concluye el profesor Kochenov.
El papel del Tribunal Europeo
Catherine Barnard recuerda que el Tratado de Maastricht solo hace ocho referencias al Estado de Derecho. Estas referencias tienen que ver con el desarrollo y la cooperación. El Estado de Derecho se veía como algo externo, no interno. Pero hay 167 páginas de sentencias del Tribunal Europeo sobre el Estado de Derecho. El tribunal ha participado de diferentes formas, por ejemplo, directamente en el caso de los jueces de Polonia, pero también indirectamente, como el caso de la deforestación en territorio polaco. O la puesta en tela de juicio del mecanismo de condicionalidad por parte de Polonia y Hungría. Dado que todo el sistema de la UE se sostiene por el Derecho Comunitario, para asegurarnos que el sistema legal funciona bien, hay que tener un sistema judicial nacional que funcione en una democracia.
Tendríamos que alabar al Tribunal Europeo por su cuidadosa interpretación del Derecho. Y también por su valentía al enfrentarse a regímenes cada vez más autoritarios. Todo esto es muy positivo, pero hay dos peros. El primero es evidente. El Tribunal está limitado por los casos que se presentan ante él, no es un actor independiente. Si no hubiera casos, ¿qué habría sucedido con el Estado de Derecho? La respuesta es bastante negativa.
En el centro del debate
En segundo lugar, el Tribunal Europeo se ha colocado en el centro del debate sobre el Estado de Derecho. Este es un sitio bastante peligroso para estar porque los tribunales no se eligen de forma democrática. También son objetivos muy fáciles para la prensa de extrema derecha. Lo hemos visto en el Reino Unido, donde el Daily Mail puso en primera página las fotos de tres jueces a los que llamó enemigos del pueblo por su postura sobre el Brexit. Vemos exactamente lo mismo en el caso de Polonia, donde en la respuesta de la prensa polaca a las decisiones del Tribunal Europeo de Justicia se ve el mismo tipo de retórica. ¿Qué se puede hacer? La cuestión del Estado de Derecho se tiene que resolver a través del debate político.
Para Alessandro Nucara, el Tribunal Europeo es un jugador fundamental y siempre lo ha sido. Ha sido fundamental en el desarrollo del Estado del Derecho. Hay que encontrar una forma de enfrentarnos a los desafíos al Estado de Derecho.
Mecanismos de respuesta
Hay instrumentos de derecho que son preventivos, que impulsan el Estado de Derecho. Estos instrumentos llevan a la Comisión a escribir recomendaciones a los estados miembros. Pero las recomendaciones no son vinculantes. También tenemos los mecanismos de respuesta del artículo 7, las infracciones y el mecanismo de condicionalidad, que lleva en vigor desde 2021. El artículo 7 se aplica a rupturas del Estado de Derecho que suponen un riesgo financiero.
El Tribunal destaca esto sobremanera, de forma que la conexión entre el mecanismo y el presupuesto no tiene que ser teórica, sino basarse en objetivos. En Hungría, los fondos de cohesión están bloqueados porque el país no cumple con temas fundamentales, como la libertad académica, la independencia judicial, etc. Lo mismo sucede con los fondos de recuperación. A Hungría se le da muy bien cumplir con la letra de la ley, pero los problemas se dan a nivel de calle. Por ejemplo, que siempre sea la misma empresa la que gane los concursos, que está relacionada de alguna manera con el partido en el gobierno y con el primer ministro. Ahora Hungría está hablando con la Comisión para levantar estas medidas.
Acceda a la conferencia completa