Energía: adiós al carbono

En 2050 el consumo de energía habrá aumentado un 50%

La demanda de energía se habrá incrementado un 50% en 2050, si no se produce ningún cambio en relación a la eficiencia energética. Jane Burston, líder del área de “Clima, Medio Ambiente y Energía” del National Physical Laboratory en el Reino Unido y miembro del Future Council on Energy del Foro Económico Mundial, enfatiza este dato preocupante.

Vivimos en un mundo en que 1.200 millones de personas no están conectadas al tendido eléctrico, en que un tercio de la población mundial depende de biomasa tradicional para cocinar y calentar sus hogares, y en que el esfuerzo conjunto requerido para luchar contra el cambio climático ejerce una presión muy desigual en distintas partes del planeta. Es un ámbito cuyas dinámicas son difíciles de medir y mucho más difíciles de gobernar. Entre otros motivos, cualquier cambio en el sistema energético mundial se dificulta por el elevado valor geoestratégico y económico del sector: cualquier cambio en el sistema energético atañe a la seguridad nacional de los países, afecta al medio ambiente de manera conjunta y tiene el potencial de general vulnerabilidades y asimetrías competitivas entre distintos estados que tienen un acceso desigual a la energía.

Pese al interés político y social que existe por incrementar la oferta de energías renovables, sus elevados precios hacen que solo constituyan hoy un 1.4% de la energía generada.

Al término de su ponencia “The Future of Energy in an Interconnected World”, en el Workshop on the Future of Government 2018, Burston señaló la necesidad de la descarbonización del sistema energético para evitar o paliar los efectos del cambio climático. Asimismo, subrayó las oportunidades que esta necesidad brinda a emprendedores, científicos y políticos, para pensar de manera diferente sobre el futuro de la energía y sobre cómo ésta interactúa con otros ámbitos, como e del transporte.

Bajo su dirección, un equipo de 150 científicos e ingenieros se dedican a investigar precisamente sobre estos temas y sobre el futuro de la energía, profundizando en el ámbito de la medición de emisiones, la polución del aire, la monitorización del clima y las tecnologías energéticas. La experta señala el papel crucial que tienen los líderes de todos los sectores y ámbitos para transformar el sistema energético, creando incentivos en el mercado tanto a la generación de energía renovable como a los avances en materia de almacenamiento, necesario para responder a los picos de demanda.

Burston hace un llamamiento a los líderes en todos los ámbitos, desde los empresariales, para que transformen la manera en que usan la energía e interactúan en el sistema, hasta los políticos, para que se aseguren de que todo el mundo entiende el alcance de este reto global y el rol que cada uno debe asumir en el cambio. Pese al interés político y social que existe por incrementar la oferta de energías renovables, sus elevados precios hacen que solo constituyan hoy un 1.4% de la energía generada.

Tal y como se discutió en ediciones anteriores del Workshop organizado en la Universidad de Oxford, a este problema se le suman otros muchos a la hora de transformar la oferta de energía en alternativas limpias o sostenibles en el paradigma actual:

  1. El sistema de oferta energética actual es de una escala casi inabarcable, afecta muchos aspectos de la vida cotidiana (calefacción, luz, movilidad, etc.), y tiene grandes sustitutos no renovables más baratos, abundantes, y de mayor vida útil;
  2. Además, las alternativas a los combustibles fósiles tienen grandes limitaciones:
    • Los biocombustibles tradicionales son grandes contaminantes,
    • Los biocombustibles industriales ocupan mucho espacio forestal y sustituyen cultivos generadores de alimentos, incrementando el precio de los alimentos y creando un creciente impacto medioambiental,
    • Las energías eólicas e hidráulicas están limitadas por la indisponibilidad de lugares con suficiente viento y corrientes hidráulicas, son poco eficientes y generan conflictos sobre el impacto en los paisajes,
    • La energía solar es cara, intermitente y tiene grandes problemas de almacenamiento
    • La fisión nuclear tiene grandes requisitos de financiamiento y personal altamente entrenado, además de que carece hoy por hoy de soluciones para tratar el residuo nuclear,
    • La fusión nuclear aún no ha sido desarrollada eficientemente para su uso comercial,
    • El hidrógeno es caro y carecemos de fuentes sostenibles del mismo.

A pesar de estos retos, todos los estudios coinciden en que hay que innovar tecnológicamente para posibilitar el empleo de algunas de las alternativas anteriormente mencionadas. Ello implica, eso sí, soluciones tanto del lado de la oferta como del lado de la demanda, ninguna de los cuales existen hoy por hoy de manera asequible. No obstante, los últimos estudios demuestran que la magnitud del reto energético no crece al ritmo del crecimiento de la población mundial; afortunadamente se observan economías de escala en la provisión y consiguiente consumo de energía a nivel mundial que invitan al optimismo.

La intervención gubernamental en este sector es fundamental.

¿Cuál es el papel de los gobiernos ante este panorama? Según los expertos, la intervención gubernamental en este sector es fundamental por una serie de motivos: hay claros fallos del mercado desde el punto de vista medioambiental; hay una necesidad por parte del gobierno por moldear mercados energéticos existentes y facilitar la creación de mercados para aquellas tecnologías que lo requieran; existe tal multiplicidad de políticas y actores en el ámbito energético que los gobiernos ocupan una posición privilegiada para coordinar esfuerzos y ayudar en la colaboración del sector público y privado.

Algunas de las dinámicas que ya se empiezan a observar en el ámbito de la energía a nivel global y que deberán ser tenidas en cuenta de cara a cualquier política energética a nivel global son las siguientes:

  1. Nos encontramos ante una integración de mercados de gas, globalmente, como resultado del gas de lutita (“shale gas”);
  2. China es hoy líder en producción e instalación de energía eólica y solar, lo que le da una supremacía y poder de decisión sobre dónde van dirigidas las inversiones en este vertical. Un dato revelador sobre la naturaleza de estas fuentes de energía es que en los últimos 35 años se ha reducido su precio en un 23% mientras que la producción se ha duplicado. El precio no depende tanto de la producción como del almacenamiento de estas energías;
  3. Se está construyendo un creciente número de reactores nucleares en países en vías de desarrollo en el Sudeste Asiático, Norte de África y Oriente Medio. Esto no está exento de dudas, ya que son países que tienen capacidad energética nuclear por primera vez en su historia y hay dudas sobre potenciales temas de seguridad;
  4. Se está empezando a utilizar muchísimo más el coche eléctrico, aunque el 80% del despliegue esté siendo en EE.UU., China, Japón, Holanda y Noruega. No obstante, se apuntó que a pesar de este cambio no se prevé que las emisiones por combustibles fósiles disminuyan en más de un 2-5% por el crecimiento de los coches eléctricos. Está habiendo un crecimiento en el tipo de intervenciones políticas en el ámbito, en parte informadas por equipos de investigación como “What Works” o el “Behavioral Insights Team”, ambas establecidas por el Gobierno de Reino Unido, como veremos en ponencias posteriores;
  5. A nivel internacional, estamos viendo una transición en cómo los países afrontan su política energética, siendo ahora mucho más estratégicos al respecto; se está empezando a hablar mucho más sobre I+D en el ámbito energético desde instituciones de innovación domésticas; está creciendo el número de acuerdos público-privados; estamos ante un panorama de crecimiento a base de acuerdos bilaterales. Por último, existen muchos modelos e iniciativas a seguir como el “Top Runner Program” japonés, sistema de regulaciones que fomenta la eficiencia energética.

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