La mayor parte del mundo ha pasado décadas disfrutando de una paz y prosperidad en aumento. Las trágicas experiencias del pasado parecían haber quedado atrás. Por desgracia, no ha sido así. Ahora, nuestra economía, nuestro empleo, nuestra prosperidad se ven en entredicho. Ha surgido un conjunto de mega amenazas que ponen en cuestión nuestro futuro y pueden afectar significativamente a la humanidad. Lo explica Nouriel Roubini, profesor de Economía y Negocios Internacionales en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York.
Amenazas interconectadas
Según el profesor Roubini, ahora podríamos vernos inmersos en una situación a la que denomina poli crisis. ¿En qué consiste? Pues en un conjunto de amenazas interconectadas, que se influyen mutuamente. Son amenazas económicas, financieras, sociales, políticas y geopolíticas, medioambientales, tecnológicas y comerciales. Desde la Segunda Guerra Mundial, no nos habíamos enfrentado a una combinación semejante de desafíos.
Hoy en día ha surgido un grupo de potencias que quieren revertir el orden económico, financiero, político y de seguridad que se estableció tras la Segunda Guerra Mundial. Se trata de China, Rusia, Irán, Corea del Norte o Pakistán. Son aliados y están desafiando ese orden. No se trata de una nueva Guerra Fría. Hay una guerra caliente entre Rusia y Ucrania. Pero, en verdad, estamos hablando de una guerra entre Estados Unidos y Rusia; o entre Occidente y Rusia. Este conflicto podría desembocar en la tercera guerra mundial, señala el profesor.
Amenazas en Oriente Medio y Asia
Oriente Medio es una fuente de amenazas y conflictos, con Irán y sus aliados suníes y una serie de estados fallidos, como Líbano o Libia. A causa de ello, hemos visto la migración masiva desde Siria, que ha dado lugar a muchas tensiones en Europa.
En Asia hay también muchas tensiones entre Estados Unidos y China. No tienen que ver solo con Taiwán. Tiene que ver con quién va a ser hegemónico en Asia. China está involucrada en problemas con Japón, India, Malasia, Vietnam, Filipinas o Indonesia. Según y cómo, esta guerra fría podría acabar por calentarse, en forma de guerra entre Estados Unidos y China a causa de Taiwán. En algún momento va a haber una colisión. Es la trampa de Tucídides: la potencia que crece, la potencia que decae, la guerra fría y la guerra caliente. A causa de ese enfrentamiento se está produciendo la fragmentación de la economía global, la desglobalización.
El cambio climático
En cuanto al cambio climático, los costes van a más, las cosas empeoran, en opinión del profesor Roubini. El verano pasado hubo sequías en Europa, India, Pakistán, África subsahariana, la mitad de Estados Unidos, México o América Central. Los costes económicos de estos acontecimientos extremos van creciendo a pasos agigantados. A causa de ellos, millones de personas van a abandonar las zonas afectadas para tratar de venir a Europa o a EEUU. La política migratoria del presidente Biden no es distinta de la de Donald Trump. No se va a plantear abrir las puertas, así es que la pregunta es qué va a pasar ahí.
En la lucha contra el cambio climático hay demasiados deseos, pero pocas realidades. Las soluciones implican costes y sacrificios a corto plazo, pero los beneficios son a medio plazo. En las democracias, los políticos se resisten a tomar medidas a corto cuyos beneficios van a verse en el futuro, cuando ellos ya no estén en el poder. Pero si no se toman medidas para resolver los problemas, ¿qué va a pasar? Pues que también se pueden perder las elecciones por no encontrar soluciones, señala Nouriel Roubini. Así que el cambio climático sigue siendo grave, el crecimiento económico cero es inaceptable y seguimos sin soluciones. Además, todo el mundo está recortando los impuestos sobre el carbón por la crisis en Ucrania. Estas son las limitaciones y amenazas a las que nos enfrentamos.
Pandemias globales
Las pandemias globales, son terribles. Pero los ciudadanos no creen muy probable que vuelvan a reproducirse pronto porque ha habido muy pocas pandemias de este tipo. Es un error porque las pandemias son cada vez más frecuentes, más virulentas y peligrosas. La razón es que hay un vínculo entre el cambio climático y las pandemias. El cambio climático destruye los ecosistemas de los animales. Esos animales se acercan cada vez más a otros animales y al hombre. Así transmiten sus enfermedades al ser humano. En consecuencia, si seguimos destruyendo los ecosistemas, la probabilidad de que haya más pandemias aumenta.
Algunas de estas amenazas son a largo plazo, como una guerra o una pandemia. Pero en el corto plazo tenemos que preocuparnos de la inflación y de la recesión. Normalmente, cuando hay inflación, hay mucho crecimiento económico y viceversa. Pero este fenómeno de alta inflación y crecimiento negativo, que llamamos estanflación, nos remite al debate de si se trata de mala suerte o de la adopción de políticas económicas demasiado laxas durante demasiado tiempo.
Amenazas a medio plazo
Hemos afrontado tres shocks en los últimos años: el Covid-19, la invasión de Rusia a Ucrania y la política de cero Covid en China. Pero, aunque estos shocks desapareciesen, seguramente en la siguiente década vamos a ver estanflación. La causa es que hay más shocks negativos a medio plazo. Se trata del proteccionismo y la desglobalización, que aumentan los costes de producción. Como consecuencia, el crecimiento económico se reduce, lo que conduce a una recesión.
Luego tenemos el envejecimiento en las economías avanzadas y los mercados emergentes. El envejecimiento es inflacionista. Los jóvenes trabajan, producen y tienden a ahorrar. Las personas mayores se jubilan, no producen y consumen, y ya no ahorran. El impacto de estas dinámicas es estanflacionista.
Estanflación
El cambio climático también es estanflacionista. Antes de la invasión de Ucrania los precios de los alimentos ya estaban aumentando por la falta de agua. Lo mismo sucede con los precios de la energía, que estaban subiendo previamente ante la falta de inversiones en capacidad de producción de gas y petróleo. Como resultado, no hay oferta suficiente, lo que se traduce en precios más altos. Así es que la inflación no va a bajar demasiado y los precios de las materias primas van a subir un 40% este año.
Otro factor a tener en cuenta es la desigualdad de rentas, señala el profesor. Al aumentar, ha provocado una reacción negativa contra las democracias liberales. La política fiscal se está volviendo a favor de los trabajadores, los inmigrantes, las personas afectadas por otros problemas. Si no les ayudamos, habrá tensión social, incluso, hasta una revolución. En consecuencia, cabe esperar una subida de los costes laborales. Esto aumenta la inflación.
El uso de sanciones
Estados Unidos y sus aliados están utilizando las sanciones para castigar a sus rivales. Al hacer esto, puede que esos países diversifiquen sus reservas. Eso puede afectar al valor del dólar y aumentar los costes relacionados con los pagos internacionales. Esto también es estanflacionista.
Por el lado de la demanda, tenemos el riesgo de la madre de todas las crisis de deuda. Estamos en un mundo en el que la deuda, tanto pública como privada, ha aumentado muchísimo. La deuda privada es la de los trabajadores, empresas, bancos y otras entidades financieras. Hace años era del 100% del PIB. En el 2000 fue del 200%. El año pasado llegó 350%, y en las economías avanzadas al 420% del PIB.
La amenaza de la deuda
Hasta muy recientemente, el peso de esa deuda era bajo porque había tipos de interés negativos. Desgraciadamente, eso ha llegado a su fin porque los bancos centrales tienen que subir los tipos de interés para luchar contra la inflación. Los que están muy endeudados van a encontrarse con una situación de estrés financiero con riesgo de impago. Por eso, Roubini teme que la recesión actual vaya a ser bastante grave. Y es que la inflación va a seguir siendo alta y los bancos centrales van a aumentar los tipos de interés más de lo que esperamos. Puede haber un shock en el mercado de valores. Una cosa alimenta a la otra y hace que la recesión sea aún más severa.
La mayoría de estos problemas son globales y no se pueden resolver con soluciones nacionales
Todos estos problemas aumentan la desigualdad y las reacciones violentas contra las democracias liberales. No podemos dar la democracia por segura. Cuando la gente siente amenazado su futuro, cuando hay más desigualdad, se vuelve más autoritaria. Y los regímenes autoritarios, cuando no les va bien, van a la guerra, como Putin en Ucrania o Argentina en las Malvinas.
¿Hay esperanza? Quizás, pero tiene que venir de encontrar una solución global. La mayoría de estos problemas son globales y no se pueden resolver con soluciones nacionales.
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