El 25 de junio de 2021 falleció Juergen B. Donges. El profesor Donges siempre fue una persona que decía lo que había que decir. Nunca pensaba en si lo que decía le iba a granjear amigos o enemigos. Lo que a él realmente le importaba era el rigor de los planteamientos, que siempre exponía con un toque de ironía. Dos personas que tuvieron estrecho contacto con él, en el Instituto de Estudios Económicos de la CEOE, Cristóbal Montoro y, en la Fundación Rafael del Pino, Amadeo Petitbò, glosan su figura.
Donges y la forja de ideas
En los años ochenta empezó a arrancar con mucha fuerza en España la economía de la oferta. Donges siempre utilizaba el término de reformas desde el lado de la oferta. Ese es el gran cambio conceptual económico que se produce en los años 80. Entrar en la UE liberalizando la economía, abriéndola al exterior, resultó muy positivo. Luego llegó la Unión Monetaria Europea. Donges advertía al respecto que la Eurozona no era un área monetaria óptima. Aun así, la entrada en el euro también resultó muy positiva para España. El euro fue la razón que permitió aplicar las necesarias políticas de saneamiento económico y estabilidad presupuestaria. Cuando la economía española apuesta por la apertura y la estabilidad da un gran salto adelante. Donges fue el maestro en la forja de las ideas que permitieron ese salto.
La educación en Juergen Donges
Había una cosa de la que el profesor Donges se sintió muy orgulloso. Fue de que España comenzaba a imitar el modelo alemán de superávit por cuenta corriente. Ese es el gran logro de la economía española, a partir de 2012. Es la primera vez en nuestra historia económica que España tienen capacidad de financiación frente al resto del mundo. Aun así, Donges no paraba de advertir que había que mejorar la competitividad y la productividad. En este sentido, la educación para él era un pilar fundamental de esa mejora.
El profesor Petitbó conoció la obra de Juergen Donges a través de un libro, La industrialización en España, publicado en 1976. El libro era rupturista en varios sentidos. Uno, rompía con la tradición keynesiana al tratar de comprender cómo funcionaba una economía desde el lado de la oferta. La segunda cuestión interesante del libro es que utilizaba algo que, para nosotros, era milagroso. Utilizaba ordenadores, año 76, y, por tanto, podía hacer análisis de regresión. Nosotros no podíamos porque en la universidad española no había ordenadores.
El pensamiento de Juergen Donges
¿Qué elementos comunes había en el pensamiento de Donges? El hilo conductor era muy potente y lo sabía articular perfectamente. No solo pensaba en términos macroeconómicos sino también microeconómicos. Citaba continuamente al empresario schumpeteriano, innovador, y no al empresario buscador de rentas o ayudas públicas.
Hablaba siempre de reformas estructurales. Cuando hablaba de reformas estructurales, hablaba de educación. Si se refería a la liberalización, introducía las reformas estructurales. Cuando hablaba de equilibrios presupuestarios y política monetaria racional, lo relacionaba con las reformas estructurales. Todo esto le permitía una explicación potente y coherente de los fenómenos que analizaba. Esto lo adornaba siempre con una ironía singular y con una capacidad única de calificar determinados comportamientos. Cuando hablaba de reformas estructurales incluía la formación profesional.
Regulación ineficiente
Otro tema que preocupaba a Donges era la regulación ineficiente. Si hacemos un análisis de nuestra regulación, veremos un país plagado de reservas de actividad. Reservas cuyo efecto final es encarecer costes, reducir la competencia y eliminar eficiencia.
El profesor Donges tiene un preámbulo magnífico al libro Bienestar para todo. Ese es el gran cambio de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. Su país hace una transformación económica formidable que, a veces, singularizamos excesivamente porque tuvo el Plan Marshall. No es eso. El desarrollo económico depende de muchísimas otras cosas. Desde luego, de las condiciones de competencia, de cómo se va abriendo la economía alemana en ese periodo. Él fue un gran admirador de la construcción europea desde los primeros políticos alemanes y franceses. Pero luego ya es más crítico con sus sucesores. Éstos, decía, más que aportar a la construcción europea, han gestionado una sucesión de crisis.
Empresarios cualificados
España tiene empresas como las que tiene porque los empresarios y directivos están cualificados. Si no, sería imposible. Sin esas personas cualificadas no podría hacer frente a las dificultades que está teniendo. Esa es la gran virtud del conocimiento. Eso es lo que tenemos que valorar en figuras como Donges, que han trabajado tanto. Pero hay que valorarlas no por tener razón, sino por trabajar por generar y difundir conocimiento.
La reforma laboral fue de las pocas cosas que valoró el profesor Donges positivamente de la acción de gobierno. La formación profesional era algo que citaba constantemente. Donges conducía un BMW, pero siempre ponía como ejemplo Mercedes. Se preguntaba por qué son tan buenos los Mercedes. La respuesta era que porque los trabajadores habían cursado una buena formación profesional. Por eso le daba tanta importancia.
Liberalización y regulación
También mencionaba la lentitud, por ejemplo, en la liberalización del transporte ferroviario. Además, ha habido siempre grupos profesionales que han podido vencer la presión del gobierno. Estos grupos han quedado amparados por regulaciones ineficientes. Los procuradores son uno de ellos. O los farmacéuticos, señaló Petitbò. En los programas de los partidos políticos siempre se ve la voluntad de liberalizar estos ámbitos. Luego, sin embargo, algo lo impide. Ponía un ejemplo: ¿Por qué en Estados Unidos cuando aparece un libro y es una novedad se ofrece con un 25% de descuento? Para que la gente lo compre. Para que el empresario pueda recuperar la inversión lo más rápidamente posible. En España seguimos anclados todavía con una regulación que prohíbe hacer descuentos del 5%. Pero lo peor es el argumento, que limita los descuentos para favorecer la cultura. Esto es invertir los términos.
La gran virtud de Juergen Donges es que era capaz de desgranar estas pequeñas contradicciones en la argumentación política. Detrás de ellas siempre había incentivos a la búsqueda de rentas. O algún tipo de favor al amparo de las regulaciones ineficientes. Tenemos magníficos empresarios cuyos éxitos muchas veces se ven limitados por las regulaciones ineficientes. Regulaciones que suponen mayores inversiones, en casos que son perfectamente evitables. Suponen tiempo y suponen hacer tareas que son absolutamente innecesarias. Si hiciéramos un catálogo de regulaciones ineficientes en España nos asustaríamos. Aquí necesitamos un puesto de trabajo como el que tenía el profesor Donges en Alemania que era estudio de la regulación, con propuestas al gobierno dirigidas a eliminar todo aquello que supone regulación ineficiente.
Acceda a la conferencia completa