Vivimos en un mundo muy distinto al que conocieron nuestros abuelos. La esperanza de vida supera con creces los 80 años y sigue aumentando. El reloj biológico se retrasa y, con él, el proceso de envejecimiento. Los avances tecnológicos implican la probable necesidad de cambiar varias veces de profesión a lo largo de la vida. La jubilación, como la conocimos, se convierte en una idea irracional que deberíamos reconsiderar. Lo explica Mauro Guillén, catedrático William H. Wurster y vicedecano de la Wharton School.
El origen de la edad de jubilación
Calificar a la jubilación como idea irracional, como hace el profesor Guillén, puede parecer sorprendente, pero no lo es tanto cuando se sigue su argumentación. Todo parte de la revolución industrial, en concreto de la que conocemos como segunda revolución industrial. Por entonces, los empresarios necesitaban una fuerza laboral disciplinada, que supiera leer y escribir. Antes de la revolución industrial, esto no pasaba. ¿Qué había cambiado entonces? Pues que las grandes inversiones en capital fijo necesitaban personas que supieran trabajar con esa maquinaria y que siguieran instrucciones. Todo ello coincidió con el surgimiento de los primeros movimientos obreros.
De la combinación de estos elementos surgieron dos instituciones que todavía existen. La primera fue la escolarización obligatoria. La segunda, la creación de un sistema público de pensiones para apaciguar los ánimos del mundo obrero. La edad de jubilación se estableció en los 70 años cuando, por entonces, la esperanza de vida del varón alemán era de 52-53 años. Ahora tenemos la situación contraria. Las personas se jubilan con 62 años en España cuando la esperanza de vida es de 85 años.
Jubilación y deterioro
Estas novedades trajeron consigo la división de la vida en cuatro etapas: preescolar, escolar y universitaria, laboral y, al final, jubilación con una pensión garantizada. El sistema funcionó bien durante mucho tiempo porque era muy predecible. Las personas avanzaban por las distintas etapas en orden con lo que se sabía las plazas necesarias en las escuelas, los puestos de trabajo precisos y las pensiones que había que pagar.
En EEUU, el 42% de la población que se jubila vuelve a trabajar porque siente que le falta algo, no porque tenga dificultades económicas.
Pero, desde entonces, ha llovido mucho y han cambiado muchas cosas, en especial, la esperanza de vida. Y, después, está el cambio tecnológico. Así es que ese modelo de vida de cuatro etapas ya no sirve. Lo vemos con la jubilación. Cuando llega la edad de retiro, las personas se jubilan. Pero después se arrepienten de ello. Con la jubilación se acelera el deterioro físico y cognitivo de la persona. Las personas, aisladas de sus compañeros de trabajo, empiezan a sentirse solas y se deprimen. Por ello, en EEUU, el 42% de la población que se jubila vuelve a trabajar porque siente que le falta algo, no porque tenga dificultades económicas. Una de esas ocupaciones más frecuentes, por lo menos en Estados Unidos, es conducir un vehículo en Uber. En la mayor parte de los casos es porque se sienten solos y quieren estar haciendo algo, no porque necesiten dinero.
Argumentos equivocados
Aún así, hay quien todavía defiende el sistema actual, y son muchos. Uno de sus argumentos sobre la necesidad de jubilación es que hay que hacer sitio a los jóvenes en el mundo laboral. Pero, con ello, estamos haciendo un flaco favor a esos mismos jóvenes. Por un lado, les decimos que tienen un puesto de trabajo de los que se han jubilado. Por otro les decimos que paguen impuestos porque hay que financiar las pensiones y el gasto sanitario a los jubilados. Hace cuarenta o cincuenta años, en España teníamos cuatro personas en edad de trabajar por cada jubilado. Ahora, la relación es de dos a uno y, antes de que nos enteremos, será de uno a uno. Eso es insostenible. Por tanto, hay que replantear ese modelo de las cuatro etapas de la vida.
El punto de partida es la persona perenne, que es aquella que ni piensa, ni actúa, en función de su edad. El modelo de carreras lineales en las que estábamos todo el tiempo es algo del pasado. Con el cambio tecnológico vamos a tener que reinventarnos varias veces, buscar otras alternativas. Para eso, debemos tener oportunidades de adquirir nuevas competencias y conocimientos. Pero no estamos preparados para eso.
Jubilación por decisión empresarial
Las empresas han tomado dos tipos de decisiones muy nocivas. La primera es que, si no has conseguido escalar posiciones antes de cumplir cuarenta años, nunca podrás conseguirlo. La otra es que, una vez que el empleado cumple cincuenta años, la empresa ya está buscando justificaciones para eliminarlo, lo cual no tiene ningún sentido porque ese empleado tiene experiencia, que es capital humano. Además, una persona de cincuenta años hoy no es lo mismo que una persona de esa misma edad en 1960. Esta persona suele estar en mejor forma física y mental que hace dos generaciones. Las empresas, por tanto, deberían haber cambiado su actitud ante estos empleados. Pero eso no es lo que ocurre. ¿Por qué piensan eso? Porque piensan que, con el sueldo que le pagan, pueden contratar a dos jóvenes, evidentemente con contratos basura. El sistema, por tanto, está desfasado.
El mensaje que tenemos que dar a los adolescentes es otro. Es decirles qué quieren hacer en los próximos diez años de su vida, porque luego van a tener que reinventarse.
Otro problema importante es el de los adolescentes. Les decimos que crezcan de una vez y que decidan qué quieren hacer con su vida. Pero, en estos momentos, es imposible responder a esa pregunta. ¿Por qué? Porque muchas de las profesiones actuales es muy posible que no existan dentro de diez años. No nos hemos ajustado a esta realidad. El mensaje que tenemos que dar a los adolescentes es otro. Es decirles qué quieren hacer en los próximos diez años de su vida, porque luego van a tener que reinventarse.
Necesidad de reinventarse
Para poder reinventarse, las personas necesitan más oportunidades de poder hacerlo y hacer frente a los cambios en el mercado laboral. En España tenemos altas tasas de desempleo. Las empresas, sin embargo, se quejan de que no encuentran trabajadores cualificados. Por tanto, habría que dar a los parados la oportunidad de poder adquirir esas destrezas.
Las empresas tampoco han cambiado suficientemente las políticas de recursos humanos. Contrariamente a lo que se piensa, la inteligencia artificial va a ayudar a los trabajadores de más edad. La inteligencia artificial, sobre todo la generativa, no da la respuesta que se necesita inmediatamente. Hay que hacerle preguntas y quienes están en las mejores condiciones para hacer las preguntas adecuadas son las personas con experiencia. Los trabajadores de más de cuarenta años son los que más se van a ver beneficiados por la inteligencia artificial, porque tienen destrezas complementarias a ella.
Cambio de mentalidad
Para dar un salto de un país de renta media a uno de renta alta tenemos que invertir en capital humano.
Tenemos que cambiar nuestra mentalidad. Si lo hacemos, podremos avanzar en el abandono de este modelo que se ha quedado anquilosado en el tiempo. En primer lugar, tiene que cambiar el sistema educativo. En las empresas pasamos la mayor parte de nuestra vida. Es fundamental que la empresa se adapte a esto, pero no se adaptan por placer. Lo hacen si tienen la necesidad de ello, por lo que hay que exponerlas a la competencia. Y la inteligencia artificial va a ser muy importante porque necesita talento. Para dar un salto de un país de renta media a uno de renta alta tenemos que invertir en capital humano.
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