Sistema monetario internacional: presente y futuro

El sistema monetario actual es muy diferente al de Bretton Woods. Se han eliminado muchos controles de capitales. Muchos países han optado por tipos de cambio flexibles. Los países emergentes, en especial China, suponen una parte cada vez mayor de la economía mundial. Han aparecido criptomonedas, como Bitcoin. A su vez, los bancos centrales están desarrollando sus propias monedas digitales. Por tanto, ¿va a seguir siendo el dólar el centro del sistema monetario internacional? Barry Eichengreen, profesor George C. Pardee y Helen N. Pardee de Economía y Ciencias Políticas en la Universidad de California, responde a esta cuestión.

El sistema monetario de Bretton Woods

Hotel Mount Washington, en Bretton Woods, donde se realizó la histórica Conferencia de 1944.

En julio de 1944, en la localidad de Bretton Woods (New Hampshire), se celebró la Conferencia Monetaria y Financiera de Estados Unidos. Las naciones participantes acordaron la creación de un nuevo sistema monetario internacional. El sistema estaría basado en tipos de cambio fijos, con el dólar en su centro. Es la única vez en la historia que un sistema monetario surge de un acuerdo internacional. El sistema estuvo vigente hasta 1971.

El sistema monetario actual es muy diferente. Las economías avanzadas han eliminado los controles de capitales, con lo que los flujos de capitales se han incrementado. Los países emergentes suponen una parte creciente de la economía global. Y ha aumentado la parte de la población mundial que vive en una república o una democracia. Esto presiona para liberalizar los movimientos de capitales. También obliga a que la política económica se olvide de estabilizar el tipo de cambio y se centre en otros objetivos.

El sistema monetario a partir de 1971

Cuando colapsó Bretton Woods, no descendió la demanda de divisas, como se esperaba. Por el contrario, los gobiernos y los bancos centrales incrementaron la demanda de divisas de reserva, en especial de dólares. Los países necesitan ahora contar con más reservas para neutralizar los efectos no deseados del aumento de los flujos de capitales. Por tanto, han ido acumulando reservas para evitar que sus monedas se aprecien y se deteriore la competitividad de sus exportaciones. La crisis asiática, además, llevó a la adopción generalizada de la Regla Greenspan-Guidotti. Esta regla establece que la reserva de divisas debe equivaler, como mínimo, a la deuda externa a corto plazo.

La flexibilización del tipo de cambio fue menos general de lo que se esperaba. Los sistemas de flotación controlada y de tipos de cambio fijos ajustables siguen vigentes.

El Dilema Triffin en el siglo XXI

La última sorpresa es que el Dilema Triffin no ha desaparecido. En el siglo XXI, este dilema parte de que el PIB del resto del mundo ha crecido más que el de EEUU. Por ello, los gobiernos y los bancos centrales del resto del mundo tienen cada vez más bonos estadounidenses como reserva de divisas. En consecuencia, el gobierno estadounidense tiene que conseguir más ingresos para saldar esos bonos cuando se le requieran. Esto implica que será necesario que surjan, o que ganen peso, otros activos de reserva.

De este hecho surgen las tensiones entre un mundo cada vez más multipolar y un sistema dominado por el dólar. Además, hay un aspecto geopolítico relacionado. Se trata de la sensación de que Estados Unidos es un aliado político cada vez menos fiable. Lo cual es un problema porque los gobiernos y los bancos centrales acumulan reservas de sus aliados.

Provisión de liquidez

Una de las funciones de todo sistema monetario es proveer de liquidez a la economía.

Una de las funciones de todo sistema monetario es proveer de liquidez a la economía. ¿Cuáles son las alternativas para proveer de liquidez a la economía globalizada del siglo XXI? ¿Los derechos especiales de giro (DEG) que emite el Fondo Monetario Internacional? El sector privado no los usa en el comercio y las finanzas. Además, necesitamos un prestamista de último recurso en la economía global. El FMI, sin embargo, carece de la capacidad y la agilidad necesaria para actuar como tal.

¿Pueden serlo otras monedas nacionales de peso, como el euro o el renminbi chino? En los últimos diez años no se han producido muchos progresos en ese sentido. El porcentaje de reservas internacionales mantenidas en euros es el mismo que hace una década. El de reservas en renminbis ha pasado del 0% al 2%. El principal obstáculo, en el caso del euro, es una escasez de activos públicos con un rating de AAA. Solo hay cuatro países con esa calificación: Alemania, Francia, Países Bajos y Austria. El total de bonos públicos de estos países asciende a tres billones de euros. Esto es nada en comparación con los dieciséis billones de dólares de los bonos del Tesoro estadounidenses al final de 2019.

El renminbi y las criptomonedas

En el caso del renminbi, los controles de capitales limitan el acceso de los extranjeros a los activos financieros chinos. El obstáculo, empero, es, principalmente, político. El gobierno chino puede romper las reglas del juego monetario. Bajo el mandato del presidente Xi, China está moviéndose en la dirección equivocada, concentrando más poder en las alturas. Si puede cambiar las reglas de juego que afectan a Alibaba, ¿por qué no podría cambiar las que afectan a los bancos centrales que tienen el renminbi como moneda de reserva?

¿Y las criptomonedas? Las criptomonedas están aquí para quedarse y van a cambiar los sistemas domésticos de pagos, pero no los transfronterizos. Las criptomonedas, como bitcoin, son demasiado atractivas para que los gestores de los bancos centrales las mantengan como reserva de divisas. También están las criptomonedas estables (stablecoins), como Tether, que tienen un tipo de cambio fijo de uno a uno con el dólar real. La estabilidad de estas monedas es una cuestión abierta. Tether solo está respaldado en parte por activos líquidos de alta calidad. Por tanto, puede sufrir la misma clase de ataques que, históricamente, han provocado el colapso de los tipos de cambio fijos.

Las monedas digitales de los bancos centrales

Las monedas digitales de los bancos centrales (CDBC en sus siglas en inglés), probablemente han venido para quedarse. El Banco de la República Popular de China las está emitiendo como un experimento. Pero la CDBC china solo puede usarse en China, no para pagos transfronterizos. Los bancos centrales están explorando formas de hacer que las monedas digitales sean interoperables. La autoridad monetaria de Hong Kong y el banco central de Tailandia trabajan en un proyecto conjunto llamado Inthanon-LionRock, pero se requieren tecnologías e instituciones muy complejas.

El Banco de Pagos Internacionales trabaja en una plataforma única para que las monedas digitales de todos los bancos centrales puedan circular e intercambiarse entre ellas. El problema es quién toma decisiones importantes sobre cómo funciona el sistema. La gobernanza de ese sistema sería mucho más compleja que la de la Organización Mundial del Comercio. Por tanto, no parece que las monedas digitales de los bancos centrales vayan a alterar el sistema monetario internacional.

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