Por Deep-Tech se entiende empresas fundadas sobre un descubrimiento científico o una verdadera innovación tecnológica.
¿Qué se necesita para tener este tipo de empresas? ¿Cómo está la situación en España al respecto? A estas cuestiones responden Fiona Murray, William Porter Professor of Entrepreneurship y Associate Dean for Innovation + Inclusion de la Sloan School of Management, y Oihana Basilio Ruiz de Apodaca, MIT-Rafael del Pino Fellow.
Deep-Tech, ciencia y tecnología
La Deep-Tech, comenta Fiona Murray, es un reflejo de nuestros objetivos en ciencia y tecnología. Hace diez años ya se hablaba de estas cuestiones porque la tecnología es muy importante para la prosperidad económica. También es buena para la sociedad en su conjunto, para la productividad, el clima, la seguridad energética, la seguridad alimenticia o la sanidad. A estas soluciones las llamamos Deep-Tech porque queremos distinguirlas de lo digital. Son dos tecnologías diferentes.
En Deep-Tech necesitamos mucho capital para que una idea llegue a plasmarse en la sociedad. Es un proceso muy largo que requiere nuevos tipos de fábricas. También se necesita mucho tiempo y paciencia. El proceso se puede acelerar con dinero, pero lleva mucho tiempo probar un nuevo fármaco, o un nuevo tipo de infraestructura. También requiere mucho conocimiento de expertos.
Las empresas de Deep-Tech
La misión de las empresas de Deep-Tech es utilizar la ciencia y la tecnología para buscar soluciones para la sociedad. Por eso, nos tenemos que preguntar qué podemos hacer para apoyar a esas empresas. Van a tener un recorrido muy largo, por lo que necesitan mucho capital, mucho tiempo y mucho conocimiento de expertos. Estas empresas pueden transformar nuestra economía.
Como la innovación es fundamental, necesitamos un ecosistema de innovación. Una empresa pequeña puede recibir apoyo de ayuntamientos, de gobiernos provinciales, etc. Pero las empresas de Deep-Tech necesitan un ecosistema de innovación y muchísimo apoyo desde distintos puntos de vista. Necesitamos empresarios y capital riesgo. Y cuanto más Deep-Tech, más especializados tienen que ser los inversores porque deben ser pacientes. Las universidades también son de gran importancia porque tienen que formar a la siguiente generación de doctores y expertos. De la misma forma, los gobiernos son igualmente necesarios, sean nacionales o locales, porque tienen que prestar apoyo. Y, finalmente, necesitamos a las grandes empresas, porque en Deep-Tech hay muchos conocimientos expertos acerca de cómo crecer. Eso lo saben hacer muy bien las grandes empresas.
Un modelo de ecosistema
Nuestro modelo de ecosistema, sigue Murray, nos ha llevado del modelo clásico de hélice de tres puntas -universidad, empresa, gobierno- a un modelo de cinco stakeholders. Estamos hablando de empresarios, inversores de capital riesgo, grandes empresas, universidades y gobierno. Necesitamos esos cinco pilares para que el modelo funcione.
Cuando se consigue que todos estén trabajando juntos en lo mismo, es cuando se marca la diferencia. Las empresas de Deep-Tech no solo van a resolver nuestros problemas, sino también los desafíos a los que nos enfrentamos con nuestros aliados en Occidente y en todo el mundo. Antes teníamos Silicon Valley, o Camdem en Boston. Pero ahora estamos hablando de unos ecosistemas mucho más amplios, que lleguen a Europa, a otros países, como Singapur. Así es que tenemos una comunidad mundial en la que estos cinco stakeholders se unen en este proyecto común.
La Deep-Tech en España
Pero ¿qué se cuece en España al respecto? Oihana Basilio recuerda que, en Deep-Tech, necesitamos un sistema de innovación que provea de un apoyo especializado a este tipo de emprendimiento. Un emprendimiento en el que el I+D en la frontera es central y en el que hay un alto nivel de incertidumbre. Además, hay que tener en cuenta que se enfrenta a una serie de dificultades y de barreras específicas especialmente elevadas.
Hace falta un ecosistema que provea de una serie de insumos críticos. En concreto, capital humano adecuado, financiación de infraestructuras y una cultura de incentivos adecuada. Este es un problema complejo y sistémico que, por tanto, requiere de soluciones sistémicas y complejas.
Muy teóricos, poco prácticos
En el ámbito académico, España forma muy buenos teóricos y excelentes técnicos, científicos e ingenieros, que son muy valorados en el extranjero. Pero la educación está muy desconectada de la parte práctica, de la resolución de problemas reales y de las necesidades del mercado. Con la ciencia ocurre algo parecido. Los resultados de España en publicaciones son excelentes. Sin embargo, nuestro país tiene un importante problema de transferencia de tecnología, de existencia de patentes curriculares, de trayectorias científicas estrechas y cerradas y desconectadas del mercado y de la ciencia más aplicada. En otras palabras, España tiene una cultura científica no demasiado proclive al emprendimiento.
A nivel de industria, en los últimos años ha aumentado el interés por la transformación de las empresas españolas, sobre todo en cuestiones de digitalización. Aun así, es muy preocupante el proceso de desindustrialización del tejido productivo y la baja innovación de las empresas españolas. Además, la industria se concentra sobre todo en sectores de tecnología media-baja y media-alta. Esto supone un importante problema para la demanda y el desarrollo de la Deep-Tech.
Inversión en Deep-Tech
Por lo que se refiere a la inversión, vivimos en un momento de niveles récord de inversión con la emergencia de algunos fondos orientados a Deep-Tech. No obstante, en España todavía tenemos pocos fondos especializados y el volumen de inversión es bajo. Además, la cultura de inversión todavía necesita familiarizarse con los tiempos y las necesidades de intensidad de capital de la Deep-Tech.
Finalmente, hay un reconocimiento creciente, a nivel gubernamental, de la importancia de la ciencia y del emprendimiento. Asimismo, se han lanzado nuevas medidas de apoyo, tanto a nivel estatal como europeo. Ahora bien, a diferencia de gran parte de nuestro entorno, España todavía no ha elaborado una estrategia específica de la Deep-Tech.
Cinco retos
El ecosistema español de emprendimiento en Deep-Tech se enfrenta a cinco retos importantes que presenta déficits relacionados con esos cinco insumos críticos anteriores. A nivel de capital humano hay una oferta insuficiente de perfiles adecuados para el emprendimiento en Deep-Tech. Se trata de personas que tengan no solo los conocimientos científicos y técnicos necesarios, sino también las capacidades complementarias relacionadas con el emprendimiento y la innovación en esas áreas para poder emprender.
Otro reto es la baja disponibilidad de fondos de inversión específicos orientados a las necesidades de la Deep-Tech. Por lo que se refiere a la demanda interna de las empresas, también existe ese tipo de déficit. En la infraestructura del sistema hay unos desequilibrios importantes en las infraestructuras existentes en las comunidades autónomas, una gran complejidad y una desarticulación en las medidas de apoyo con las que contamos. Finalmente, España tiene una cultura altamente conservadora, con pocos incentivos para la colaboración entre los distintos agentes clave del ecosistema.
Déficit interrelacionados
Estos déficits están interrelacionados. El gap de financiación en el valle de la muerte coincide con un cuello de botella en el acceso a los expertos a nivel técnico, científico y de empresa para llevar a cabo este proceso de conceptualización y desarrollo de la tecnología.
Si bien en España existen iniciativas que intentan dar solución a estos retos, todavía hace falta masa crítica e iniciativas dirigidas al apoyo a la Deep-Tech, al fortalecimiento y consolidación del ecosistema, que todavía es muy débil en España.
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