La desigualdad de rentas es una preocupación creciente en las sociedades avanzadas. Cuestiones como el populismo, la inmigración o el rechazo a la globalización, tienen sus raíces en este problema. Branko Milanovic, President Fellow de la City University de Nueva York lo explica.
Desigualdad global
Milanovic entiende por desigualdad global aquella que se produce entre todos los ciudadanos del mundo. Adopta la forma de desigualdad de rentas y se manifiesta como desigualdad entre países y dentro de los países.
Para comprender el fenómeno, Milanovic estudió la evolución de la desigualdad global, medida por el índice de Gini, entre mediados de los 80 y 2011. Pues bien, durante este periodo, la desigualdad aumentó en casi todo el mundo, aunque con algunas excepciones en Latinoamérica. Esas excepciones son, fundamentalmente, Brasil, México y Argentina. Al mismo tiempo, la desigualdad entre países ha disminuido. ¿Razón? Pues que se ha reducido en los países menos igualitarios y ha aumentado en donde había más igualdad.
Impuestos y transferencias
Las mayores desigualdades en los países desarrollados se producen en Estados Unidos e Israel. En los demás, la desigualdad es mucho menor y, además, ha crecido mucho menos que en Estados Unidos. Esta diferencia de comportamiento viene explicada por dos factores: los impuestos y las transferencias públicas. En la mayor parte de las economías, ambos elementos actúan para reducir el nivel de desigualdad, medido por la renta disponible. En Estados Unidos, en cambio, esta política es poco importante, por lo que sus niveles de desigualdad son mayores.
Este hecho debe servir a los países desarrollados para pensar en cómo reducir la desigualdad en el futuro. No se trata de aplicar grandes programas de redistribución de rentas, dice Milanovic. Se trata de igualar impuestos, educación y propiedad, con el fin de que la gente condiciones de partida similares.
Los problemas de la desigualdad
La existencia de desigualdad de rentas dentro de los países suscita una serie de problemas. En primer lugar, se produce un distanciamiento de los ricos respecto del resto de la sociedad. Es decir, este grupo se vuelve comparativamente cada vez más rico. Como consecuencia de ello, las distancias, en términos de renta, entre los ricos y la clase media se amplían. Esa desigualdad, también, se considera como una de las causas de la crisis financiera internacional.
La gente percibe esta realidad de forma distorsionada, porque considera que la desigualdad es mayor de lo que realmente es. Pero su percepción es la que condiciona su comportamiento político y social. Y esa percepción viene condicionada por el papel de las redes sociales, por el capitalismo de amiguetes y por las consecuencias de la globalización. Recientemente, además, se ha empezado a prestar atención a los activos que los ricos ocultan en paraísos fiscales. Esos activos suponen entre el 8% y el 9% de los activos globales totales, generan renta y no pagan impuestos. Y eso no le gusta a la gente.
Diferencias entre países
Cuando se pasa a la desigualdad global, se observa que se deriva tanto de la desigualdad entre países como dentro de los países. De hecho, puede explicarse por tres factores. Uno es lo que está lo que ha sucedido dentro de cada país. Otro tiene que ver con que los países más pobres estén o no en proceso de acercamiento a los países más ricos. El tercero es las rentas medias de China e India, los países más poblados del mundo, que concentran la tercera parte de la población mundial. Por tanto, lo que pase en ellos tienen un gran efecto sobre la desigualdad global. Teniendo en cuenta estos elementos, puede decirse que la desigualdad global estuvo creciendo hasta el año 2000, aproximadamente. A partir de entonces empezó a decrecer ligeramente.
A nivel global, la evolución de la distribución de la renta en este periodo se puede representar con el famoso diagrama del elefante. De acuerdo con él, los mayores crecimientos de renta se han producido en la clase media en sentido estricto. Esta duplicó su renta debido a los países asiáticos, en especial China. La renta de la clase media de Estados Unidos, en cambio, y, en general, de los países de la OCDE, se estancó durante el periodo. A su vez, la renta del 1% más rico casi se duplicó.
Consecuencias políticas
Esta realidad tiene consecuencias políticas. Cabe preguntarse, en primer lugar, si las sociedades desarrolladas seguirán apoyando la globalización si sus rentas se mantienen estancadas. En este sentido, Milanovic estima que existen dos riesgos relacionados con esta situación: el populismo y la plutocracia.
La persistencia de la desigualdad de rentas entre países explica, además, las migraciones internacionales. Cualquier persona de África, por rica que sea, exceptuando al dictador de turno y su entorno, tiene menos renta que un pobre de Europa Occidental. Así es que para ella tiene sentido embarcarse en la peligrosa aventura de la emigración ilegal, aunque sea para terminar pidiendo a la puerta de un supermercado. Incluso así, siempre tendrá más renta que en su lugar de origen.
Desde esta perspectiva, por tanto, el problema de las migraciones internacionales no se resuelve con muros ni deportaciones. Para Milanovic, lo que hay que hacer es ayudar a los países menos desarrollados a que crezcan con rapidez. Y los países desarrollados deben aplicar políticas de reducción de las desigualdades. Solo así se podrán preservar los aspectos positivos de la globalización.
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