Dos visiones del capitalismo

Yanis Varoufakis, exministro de Finanzas de Grecia y cofundador del movimiento internacional DiEM25 y Daniel Lacalle, economista jefe en Tressis, conversaron sobre el capitalismo y el estatismo en un acto en la Fundación Rafael del Pino. Veamos los argumentos de las dos partes.

Las contradicciones del capitalismo

Según Varoufakis, el capitalismo es un sistema fantástico. Ahora bien, conviene recordar que él mismo se autodefine como marxista. De esta forma se comprende mejor lo que dice a continuación. Y lo que añade es que el problema reside en que este sistema está lleno de contradicciones. Lo mismo que escribió Karl Marx para concluir, a continuación, que esas contradicciones acabarían con el capitalismo.

«El capitalismo ha liberado unas fuerzas tremendas, como la creatividad o la producción.»

Al igual que Marx, Varoufakis señala que el capitalismo ha liberado unas fuerzas tremendas, como la creatividad o la producción. Esas fuerzas han producido riquezas en grandes cantidades. Pero, también, señaló, han generado nuevos tipos de pobreza desconocidos antes de que naciera el capitalismo. En su opinión, el peor enemigo de este sistema son esas contradicciones, que no son estáticas.  Por el contrario, evolucionan con el paso del tiempo. Y, en consecuencia, ya no tendríamos capitalismo, especialmente desde el estallido de la crisis financiera internacional en 2008.

Hacia el post capitalismo

Entonces ¿qué es lo que tenemos ahora? Pues, según Varoufakis, vivimos en una especie de feudalismo tecnológico. La competencia de antaño ha sido sustituida por grandes empresas que ganan dinero con el Estado. Por tanto, señaló, tenemos socialismo para unos pocos y feudalismo para muchos. Esta situación no es sostenible porque genera desigualdades e impide aprovechar los recursos existentes para superarlas. En consecuencia, el capitalismo ha evolucionado hacia el post capitalismo.

Para Lacalle, el sistema actual se ve corroído por el amiguismo, que no tiene nada que ver con el capitalismo.

Lacalle, por su parte, sostiene una visión antagónica. Para él, el capitalismo ha deparado unos logros magníficos. El problema es que el sistema actual se ve corroído por el amiguismo, que no tiene nada que ver con el capitalismo. Por el contrario, es una consecuencia directa del estatismo, en forma de impresión de dinero, de déficit público. El capitalismo no crea pobreza, sino que le permite a la gente dejarla atrás. Lo que crea pobreza son esas políticas que tienen poco que ver con el mercado libre. Lo que estamos viendo desde la década de los 90 es el crecimiento del Estado. A lo que estamos asistiendo es al asalto por parte del amiguismo. El resultado es la creación de una élite que suprime las ventajas que depara el capitalismo.

El origen del amiguismo

Varoufakis se pregunta, al respecto, si el amiguismo es un fallo del capitalismo o, más bien, el producto de su evolución natural. Para contestar a esta cuestión se remonta hasta 1900. Es cuando en Estados Unidos se crean las grandes empresas industriales y energéticas. En una economía de ese tipo, las economías de escala y la inversión necesaria son tan enormes que se necesita un megabanco. Esa institución, por definición, crea dinero de la nada. Y si se crea dinero de la nada, tenemos una burbuja, como advertía Hayek, que explota. El Estado, entonces, acude al rescate. Para ello, produce más dinero, salva a la banca y, de esta forma, crea el amiguismo. Si el capitalismo genera estas enormes redes de intereses, ¿se puede proteger el mercado competitivo?

Para Lacalle, sin embargo, el problema es el Estado, no el capitalismo. Si el Estado crea un monopolio y luego lo perpetua, tenemos un problema. El Estado no creó Amazon. Amazon no es un monopolio porque ser líder del mercado no es lo mismo que ser un monopolio. Google tampoco lo es. El ordenador no tiene Google como opción, sino que hay que descargarlo. Quien lo elige lo hace porque así lo decide. Lo mismo que cuando alguien utiliza Amazon. Lo que demuestra que no son monopolios es que surgen de la destrucción creativa de otros que sí lo eran. Cuando el capitalismo funciona hace que Walmart, una empresa subvencionada por el Estado, fracase porque llega Amazon y rompe el monopolio. En el futuro vendrá otro que sustituirá a Amazon, como Google sustituyó a Yahoo!

Proceso evolutivo

Varoufakis discrepa. En su opinión, lo que sucede en el capitalismo es un proceso evolutivo en el que aparecen oligopolios. Esos oligopolios tienen gran poder de mercado. El estado no los creo, sino que surgen de forma espontánea. Fue el caso de General Electric, porque Edison inventó la electricidad, la bombilla, el horno eléctrico. Una vez que Edison creó todo esto, se convirtió en dominante. Lo que importa es que tenemos una empresa que no tiene competencia, con un margen impresionante. Al mismo tiempo, el capitalismo crea megabancos. Los bancos generan burbujas de la nada. Luego el Estado tiene que salvar a los banqueros, con lo que las pérdidas privadas se cubren con dinero público. Ese es el resultado del capitalismo.

Lacalle insiste en que los bancos privados no crean dinero de la nada. El crédito viene de los depósitos. El único que crea dinero de la nada es el banco central, que aumenta enormemente la oferta monetaria. Luego, a través del mecanismo del crédito y de tipos de interés muy bajos, obliga a los bancos a prestar. Por eso, hay que tratar de quitar poder al Estado. Al mismo tiempo, hay que tratar de eliminar los fallos que genera la dinámica del mercado. Aun así, seguiría habiendo desigualdades porque los que sean capaces de innovar e invertir más eficazmente serán más poderosos. Con sus intervenciones, el Estado y los bancos centrales concentran el poder. De esta forma se crea un nivel aun mayor de monopolio. Si concentramos el poder en un banco central, corremos el riesgo de que erosione el poder adquisitivo de los salarios y del ahorro.

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