El Estado Democrático de Derecho en España

Las instituciones son el armazón invisible pero esencial del Estado democrático de Derecho. No son solo organismos públicos o estructuras jurídicas codificadas: son reglas, prácticas y marcos de actuación que organizan el poder, estructuran la convivencia y ofrecen estabilidad, previsibilidad y seguridad a la vida social. Su legitimidad, más que su fuerza, es la que asegura su eficacia y permanencia. Cuando esa legitimidad se degrada, todo el sistema democrático se resiente.

Con este contundente párrafo da comienzo el Memorial “Por la recuperación de la normalidad democrática” redactado por un conjunto de miembros de la iniciativa “Hablemos de instituciones”, coordinada por el profesor Andrés Betancor, que viene desarrollándose desde hace años en la Fundación y que, entre otros resultados, se ha materializado en la obra “Instituciones del Estado Democrático de Derecho, conversaciones. Contribución a la cultura cívica de la institucionalidad democrática” publicada por el BOE y la Fundación.

Las personalidades firmantes de este Memorial, que puede descargarse en el vínculo adjunto, señalan que “España lleva demasiado tiempo instalada en modo «excepcional» y, como todo lo que se repite, la excepción amenaza con convertirse en costumbre. La excepcionalidad institucional en todos los ámbitos —del político y jurídico al judicial y económico— pone en riesgo la normalidad democrática y constitucional. La mejor vacuna contra el populismo, la polarización y la partitocracia es recordar que, sin instituciones sanas, la democracia es mero decorado, pura simulación. Hoy nuestras instituciones muestran signos inequívocos de fatiga”.

Asimismo, llaman la atención sobre el hecho de que “…en momentos de crisis es tradición dirigir a la ciudadanía manifiestos que, en forma de memorial, expongan con claridad las urgencias del presente y las soluciones del futuro…” e indican que “…este Memorial, modesto pero ambicioso, pretende rescatar lo que estamos perdiendo y contribuir a frenar la degeneración que amenaza nuestra democracia”.

Porque la democracia solo puede sostenerse con instituciones sólidas y personas comprometidas que compartan valores comunes, pues, sin ellas, corre el riesgo de convertirse en una fachada vacía alejada de sus principios fundamentales.

Acceda al documento completo

“La Fundación Rafael del Pino no se hace responsable de los comentarios, opiniones o manifestaciones realizados por las personas que participan en sus actividades y que son expresadas como resultado de su derecho inalienable a la libertad de expresión y bajo su entera responsabilidad. Los contenidos incluidos en el presente documento, son resultado de los debates mantenidos en el encuentro realizado al efecto en la Fundación y son responsabilidad de sus autores.”
Artículo anteriorEl mito del votante irracional

No hay publicaciones para mostrar