Desde hace tiempo, múltiples estudios demuestran la correlación tan estrecha entre libertad económica y prosperidad. Un mayor grado de libertad económica se presenta siempre asociado a un mayor nivel de renta per cápita. Esto es así para todos los países del mundo. ¿Se puede decir lo mismo de las comunidades autónomas españolas? Francisco Cabrillo, catedrático de Economía Aplicada y Hacienda Pública de la Universidad Complutense de Madrid, arroja luz sobre esta cuestión.
Un puesto mediocre en libertad económica
En los índices nacionales de libertad económica, España ocupa un puesto mediocre. El problema no es que estemos lejos de los países más prósperos de Europa. El problema es que España ha ido perdiendo posiciones de forma significativa. En PIB per cápita en términos de poder de compra, nos han adelantado países como Estonia, Letonia y Eslovenia.
Otros países, como Francia, clasifican aún peor que España. Sin embargo, Francia es un país mucho más rico que el nuestro. Además, la posición de un país en términos de renta per cápita deriva de procesos muy largos en el tiempo. Lo que nos dicen los índices de libertad económica, es que esos países están acortando distancias con Francia. Y a nosotros nos están adelantando claramente. Esta es la situación a la que nos enfrentamos como país.
Comportamiento dual
Cuando se analizan los componentes del índice de forma desagregada, vemos un comportamiento dual de España. La libertad económica es mayor en comercio internacional y en estabilidad monetaria, pero ambas cosas son competencia de la Unión Europea. También lo es en libertad de inversión, que está relacionada con la pertenencia a la UE. En cambio, los resultados son malos en lo que depende de las autoridades nacionales. Esto es, sector público, solvencia y gasto público, impuestos, mercado de trabajo y sistema judicial.
Este análisis también se puede hacer a nivel autonómico, puesto que España es un Estado descentralizado. Parte de las variables del índice vienen condicionadas por las políticas del gobierno central. Otras, en cambio, no, puesto que las comunidades autónomas desempeñan un papel muy relevante en esos ámbitos.
Libertad económica y autonomías
El índice de libertad económica toma en consideración doce indicadores. Estos indicadores se clasifican en dos grupos: indicadores de regulación e indicadores del sector público. Los indicadores de regulación son comercio, educación, medio ambiente, movilidad, sanidad y vivienda.
El indicador de comercio se refiere a las barreras administrativas para llevar a cabo actividades comerciales. La que menos tiene es Madrid; la que más, Cataluña. La educación mide el peso relativo de la enseñanza privada y concertada. Aquí afecta mucho la tradición de enseñanza privada en las regiones que ocupan los primeros lugares: La Rioja, País Vasco, Madrid y Navarra. En medio ambiente, Cataluña es la más intervencionista y, curiosamente, Castilla-La Mancha es la que menos. Madrid ocupa el lugar catorce porque tiene abundante regulación.
Movilidad y sanidad
En el apartado de movilidad se mide si hay incentivos para desplazarse a otro lugar y realizar actividades económicas. La lista la encabezan Baleares y Madrid. Llama la atención el País Vasco, que ha sido tradicionalmente una zona de mucha inmigración y mucho empresariado. Esto, sin embargo, se frenó hace muchos años, señaló el profesor Cabrillo.
En sanidad, se incluye la sanidad privada en porcentaje de la sanidad pública y algunas regulaciones. Madrid está en un puesto bajo, el catorce, porque tiene bastante sanidad pública. Luego está la regulación de farmacias, en donde hay otras regiones que lo tienen más regulado.
Vivienda y sector público
El último indicador es el de vivienda, que se refiere a las viviendas de protección oficial en relación con las viviendas totales construidas. Madrid ocupa el último lugar porque hay mucha vivienda protegida. En opinión de Francisco Cabrillo, a la luz de estos dos últimos indicadores resultan curiosos los ataques al gobierno de Madrid cuanto hay tanta sanidad pública y tanta vivienda protegida.
Los indicadores de dimensión del sector público son otros seis: gasto público, esfuerzo fiscal, deuda pública, empleo público, impuestos y transferencias. Aquí, la posición de Madrid es claramente la mejor con gran diferencia. La primera variable es gasto público de la comunidad autónoma sobre su PIB. El segundo es el de esfuerzo fiscal, o sea presión fiscal ponderada por renta per cápita, que ofrece una versión más realista. Alemania tiene la misma presión fiscal que España, pero la renta per cápita es más alta. Por eso hay que considerar cuál es el esfuerzo y ponderar por renta. De nuevo Madrid es la que presenta un menor esfuerzo fiscal.
La deuda pública autonómica
El indicador de deuda pública se mide como deuda pública de la comunidad autónoma sobre su PIB. Las mejores son Canarias y Madrid y la peor es Valencia. Esta autonomía tiene problemas serios de deterioro económico, aunque en deuda pública lleva mal muchos años.
Empleo público se refiere a asalariados de la administración autonómica, no del total de empleados públicos. Aquí, Madrid es la tercera donde hay menos, y las comunidades en las que hay más son Extremadura y Asturias.
Impuestos y transferencias
En el índice de impuestos se toman los tributos de las comunidades autónomas: impuestos sobre la renta, sucesiones, transmisiones patrimoniales y patrimonio. Con ellos se hace un modelo. Madrid es donde menos impuestos se pagan y Asturias donde más.
Por último, están las transferencias, es decir, cuánto se da del gasto público que se reparte entre grupos. Navarra da mucho, tiene un gasto muy grande en ese sentido, mientras que Madrid es la que menos.
Madrid, líder en libertad económica
Todos estos datos se coordinan y se intenta llegar a un resultado, que es el índice de libertad económica. Madrid ocupa el número uno, muy destacada, seguida del País Vasco y La Rioja. Asturias y Extremadura de nuevo quedan en muy mala situación. Valencia, que no estaba en esa situación, ha caído al puesto quince. Navarra se ha deteriorado también. Cataluña está en una posición intermedia. Andalucía ha mejorado.
El profesor Cabrillo extrae de estos datos dos reflexiones. La primera es que se suele decir que en Madrid se pueden bajar los impuestos porque es una región rica. Los que son pobres no pueden hacerlo porque, si bajan los impuestos, no hay para hospitales, ni para escuelas. No hay para nada, con lo que es «normal» cobrar más impuestos. Al final, señala, es un círculo vicioso porque si siguen subiendo los impuestos, no habrá nadie dispuesto a invertir en la comunidad autónoma.
Además, esta teoría no se corresponde con lo que estamos viendo en los países del Este de Europa, que están desarrollando estrategias para atraer inversiones. Tampoco se parece a lo que ocurre en Estados Unidos. No hay nada que indique una correlación de ese tipo, sino al contrario. Los dos estados norteamericanos más libres son New Hampshire y Florida. New Hampshire está en Nueva Inglaterra, donde hay muchos estados que tienen niveles de regulación muy altos, pero no es su caso. Quienes ocupan los peores puestos son Nueva York, que es enormemente intervencionista, y, curiosamente, Delaware, que tiene un grado de intervención grande. Si vamos a los equivalentes a Andalucía o Extremadura, tenemos a Utah, Idaho, Carolina del Sur, Dakota del Sur, Montana. Estos estados no son precisamente el centro industrial e investigador del país. Sin embargo, estos estados tienen sistemas de libertad mucho mayores.
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