¿Es el crecimiento de la población uno de los motores del desarrollo económico? Tradicionalmente se ha pensado que el aumento de la demografía es contrario al desarrollo ya que presiona sobre los recursos disponibles. Son las ideas de Thomas Malthus, según las cuales, el aumento de la población impide el desarrollo. La realidad, sin embargo, es bien distinta. Más personas implican más creatividad, más innovación, más recursos. Lo explican Marian L. Tupy, editor de HumanProgress.org y analista de políticas públicas del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global; Deirdre McCloskey, catedrática Isaiah Berlin de Pensamiento Liberal en el Instituto Cato y Profesora Distinguida Emérita de Economía y de Historia en la Universidad de Illinois en Chicago, e Ian Vásquez, vicepresidente de Estudios Internacionales y director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute.
Crecimiento de la población y juego de suma cero
Marian L. Tupy, de entrada, desmonta la trampa de pensar que el crecimiento de la población es un juego de suma cero. Es decir, que, con más población, unos ganan a costa de otros. Pero no es así. Cuando vivíamos en grupos de unas ciento cincuenta personas los cazadores cazaban, traían la presa y la tribu tenía que dividirla de forma justa. Si al jefe le daban dos filetes de mastodonte, alguien se quedaba sin almuerzo.
Sin embargo, hemos evolucionado y ahora las cosas son distintas. Si vienen más a cenar, esos filetes van a ser cada vez más pequeñitos. Pero los seres humanos no pensamos así. Si alguien va a cenar a casa de otra persona, lleva una ensaladilla, un ibérico, o una botellita de vino. O sea, nuestro filete es un filete que va creciendo. Lo interesante de los seres humanos es que llegan al mundo con un cerebro que puede trabajar para que se le ocurran ideas y con unas manos para poder ponerlas en práctica.
Lo interesante de los seres humanos es que llegan al mundo con un cerebro que puede trabajar para que se le ocurran ideas y con unas manos para poder ponerlas en práctica.
Población y generación de ideas
Deirdre McCloskey aporta una segunda explicación complementaria con la anterior. Adam Smith, destaca McCloskey, dijo que la división de trabajo se ve limitada por los límites del mercado. Así que una sociedad con más población tiene más personas con quienes intercambiar bienes. El resultado es que el crecimiento de la población en el mundo moderno es bueno para nosotros, no es malo. Que haya más población es enriquecedor, se generan más ideas. Distintas personas tienen distintas ideas, porque todos nosotros somos muy distintos. Cada uno de nosotros somos únicos: los padres, el pasado, los conocimientos, los gustos. Si conversamos los unos con los otros, si comerciamos, aprendemos de los demás. El idioma es la clave. Sin idioma, sin hablar, es muy difícil gestionar una sociedad.
Por eso, Ian Vásquez destaca que la abundancia a la que se refería Juan de Mariana era una abundancia al estilo de Adam Smith. Se trataba de una ampliación del mercado, con más división del trabajo. Pero el incremento en abundancia y prosperidad que hemos visto desde Adam Smith se debe a algo más. Obedece a la relación que existe entre la libertad y los indicadores del bienestar humano.
Libertad y prosperidad
A mayor libertad, mayor prosperidad para los países, mayor bienestar.
La evidencia desde luego es patente: a mayor libertad, mayor prosperidad para los países, mayor bienestar. Así que, lo que verdaderamente importa es ese trasfondo de políticas, instituciones, incluso valores culturales, que apoyan a las instituciones de la libertad. Cuando aumenta la libertad es cuando apreciamos esta explosión de riqueza. Es lo que McCloskey llama el gran enriquecimiento. Algo que solamente se ha dado en los últimos cien años y que fue precedido por miles de años de estancamiento.
El cambio, recuerda McCloskey, llega en 1700, cuando aparecen las ideas liberales. Antaño, en las sociedades agrarias, la teoría era que los reyes siempre ganan, las mujeres siempre pierden. El liberalismo dice no, le da la vuelta a esa tortilla y ahí surge una libertad que es el elemento que da lugar a esta explosión. La libertad y la igualdad no entran en contradicción. Todos descendemos de algún campesino muy pobre, pero aquí estamos. Si nos dignificamos, no nos envidiaremos los unos a los otros. Vamos a disfrutar de la diversidad ajena, de las diferencias.
El mercado y la selección de ideas
¿Basta con todo lo anterior? No. Según Tupy, se producirán más ideas cuantas más personas haya. Pero la mayor parte de las ideas que tiene la población son malísimas. Por eso se necesita el mercado, para que separe las buenas ideas de las malas. Superabundancia es igual a población por libertad. Empezamos con seres humanos con sus ideas. El mercado diferencia las buenas de las malas, las que van a dar lugar a invenciones e innovaciones. Unas son buenas, otras son malas. Pero cuando el mercado las ha puesto a prueba, lo que permanece son innovaciones útiles que van a mejorar la productividad y nuestro nivel de vida.
Es responsable de incrementos en el bienestar impresionantes como nunca antes se habían visto.
La clave aquí es el concepto de libertad que surgió hace doscientos años. Es lo que realmente ha conformado el mundo moderno. Lo que ha dado lugar a la explosión de riqueza, primero en parte de Europa y luego en el mundo. Es responsable de incrementos en el bienestar impresionantes como nunca antes se habían visto.
Población y abundancia
Por eso, afirma Vásquez, el planteamiento pesimista de que todo va peor es contrario a la evidencia. Aún más, y esto es lo más novedoso, no se nos están agotando los recursos. El crecimiento de la población no es un problema que vaya a desembocar en mayor escasez de recursos. Los recursos son cada vez más abundantes, no menos. Y todo esto ha sucedido cuando ha habido una explosión demográfica, pese a que llevamos décadas oyendo lo contrario. Las instituciones, las políticas de libertad, son esenciales para este proceso.
¿Qué son las ideas? Son la creación de nuevos conocimientos.
¿Qué son las ideas? Son la creación de nuevos conocimientos. El conocimiento, recuerda Tupy, tiene una propiedad muy especial: cuanto más conocimiento consumas, más vas a tener. La llave para la creación del conocimiento es doble. En primer lugar, es imprescindible un mercado que funcione. El mercado es la única manera de diferenciar entre las buenas y las malas ideas. Pero la creación de conocimiento también requiere una sociedad libre. Necesita libertad de expresión, libertad de publicar, libertad de asociación y libertad de escuchar otras opiniones. Si no puedes escuchar lo que otros dicen porque se ha cancelado, entonces no eres realmente libre de pensar porque no has podido escuchar otras ideas e incorporarlas a tu pensamiento personal.
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