La historia la escriben los vencedores… en todos los sentidos. Sabemos muy bien quiénes fueron los grandes nombres que protagonizaron el descubrimiento de América, la exploración del Nuevo Continente, su evangelización y su incorporación a la Corona de Castilla. Conocemos, también, aquellos otros, aunque no fueron tantos, a los que la Historia no tiene más remedio que recordar por sus malas acciones, para que podamos aprender de ellas y no volver a repetir esos mismos errores. Pero no sabemos nada, o casi nada, de las mujeres que estuvieron al lado de estos personajes, que fueron esenciales para el buen desempeño de su misión, que dejaron una profunda huella en la historia hispanoamericana. Estamos obligados a sacar del anonimato a esas mujeres desaparecidas injustamente del relato histórico.
Como indica Susana del Río, académica de la Academia Europea de Ciencias y Artes, es necesario dar visibilidad al trabajo diario de las mujeres que acompañaron a los hombres en la aventura americana. En otras palabras, hay que acabar con aquello que dijo en su momento Virginia Wolf de que, durante mucho tiempo, anónimo ha sido sinónimo de mujer.
Sacar a la luz esa gran contribución que realizaron las mujeres a la aventura hispanoamericana, sin embargo, no es tarea fácil. Lo admite Lola Higueras cuando habla de la dificultad histórica que supone seguir la pista a esas mujeres. Aun así, ha conseguido hacerlo en su libro Despertar del olvido. El decisivo papel de las mujeres españolas en las Indias. De la misma forma que Susana del Río ha puesto bajo los focos a las mujeres que protagonizaron la construcción europea, junto con sus aportaciones, en su también reciente obra Doce mujeres europeas. Construyendo la Unión Europea.
Pero, volviendo con Lola Higueras la vista al relato hispanoamericano, hay que admitir, con dolor, que, a lo largo de la historia, el papel de la mujer ha sido muy poco visible. Sus hechos, su vida diaria, en muchas ocasiones se han perdido en la niebla del olvido, cuando, en realidad, siempre han estado presentes junto al varón. Por eso, tan importante es que los españoles sean conscientes de la grandeza de nuestra historia como de la contribución que ha tenido la mujer en lograr esa grandeza.
La gesta de España en América es una de las hazañas más importantes de la Historia. La época de los grandes descubrimientos es el reencuentro de la diversidad del ser humano, separado por los océanos que rodean y aíslan América. España está a la cabeza de ese proceso y se muestra extremadamente generosa con esa diversidad que encuentra al llegar a Hispanoamérica. A los indios no les obliga a abandonar su lengua y, a pesar de que se cometieron errores, se desarrolló un corpus legal para su protección que se inició cuando Isabel la Católica indicó que los indios son vasallos de la Corona de Castilla, con los mismos derechos que los castellanos. El mundo anglosajón no puede decir precisamente lo mismo en su expansión imperial, en particular en América.
En este contexto, las mujeres más importantes son personas de toda clase y condición social que van a América para tratar de mejorar sus vidas, por ejemplo, Jordana de Mejía, una encomendera. Jordana, como muchas otras mujeres que viajaron a América, tenía como objetivo el matrimonio con un encomendero. Estas mujeres trataron a los indios mucho mejor, con más caridad. Jordana sacó a su encomienda un gran rendimiento e, incluso, comerció con España. Cumplió con la ley y demostró que ella siempre pago a los indios, en vez de obligarles a trabajar. Y cuando falleció, dejó sus propiedades en usufructo a su sobrino, pero con la obligación de que los indios siguieran obteniendo beneficios. Este es un ejemplo de cómo la mujer rompe barreras en América porque tiene capacidad para moverse y actuar.
Jordana de Mejía no fue la única. Hubo muchas otras porque, en muchos casos, la condición de la mujer en América fue pionera. Por ejemplo, Carlota Bustamante.
La gran artífice de la educación criolla e indígena, que fue una da las política clave de la Corona en Hispanoamérica. Una de sus alumnas sufrió una agresión. Carlota, entonces, acudió al virrey en busca del amparo de la justicia, pero no lo encontró. Así es que, ni corta, ni perezosa, viajo a España, a la Corte, donde obtuvo audiencia con la reina Isabel de Portugal, la esposa de Carlos I, una mujer muy inteligente y capaz que reinaba en sustitución de su marido cuando éste se encontraba fuera de España. Al conocer el caso, Isabel de Portugal promulgó una ley para la protección de los escolares en América y de sus profesoras. Después de esto, Carlota Bustamante regresó a América con la ley bajo el brazo, con gran cantidad de material escolar y acompañada de otras muchas mujeres para ayudarla en su tarea. Este caso constituye un ejemplo muy clarificador del valor que puede tener la mirada femenina para la historia de España… y del mundo.
El papel de Isabel de Portugal también es muy importante, como recuerda Susana del Río. La reina tenía una gran capacidad para gobernar, para quedarse al mando. Y, además, tenía un gran compromiso con España. Su contribución al buen gobierno durante el reinado de Carlos I es innegable. Y, lo más importante, entró de lleno en el tema de la autonomía estratégica de Europa porque quería que el imperio de Carlos fuese un sustento tanto de valores como de lo práctico.
Lo que demuestra la Historia, cuando se pone el foco en la mujer, es que, a pesar de las dificultades por las que ha debido atravesar, es muy capaz de liderar. Lo es porque es sensata y atrevida. En América, la mujer consiguió abrirse paso en un conjunto de situaciones que en Europa le hubiera resultado imposible. La realidad es que tuvo un papel de verdadero protagonismo en todo lo que se hizo allí. Conocer su historia nos permite enriquecer mucho la visión que tenemos de una época tan lejana.
Lo mismo nos sucede con Europa. Tenemos, por ejemplo, a Marie Curie, que ganó dos premios Nobel, uno de Física y otro de Química. O a Sofía Conradi, creadora del programa Erasmus. O Bertha von Suttner, quien ganó el Nobel de la Paz en 1905 por su contribución al desarrollo de un nuevo orden internacional basado en relaciones pacíficas. O Angela Merkel. O Ursula von der Leyen.
Se mire como se mire, la mujer ha desempeñado siempre en la historia papeles importantes, aunque desconocidos en muchos casos. Es hora de sacarlos a la luz y reivindicar sus aportaciones para poder tener una visión más real y completa de nuestro pasado.
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