Desde la llegada de la democracia, Madrid ha tratado de borrar esa imagen de capital atrasada y perdida en medio de la llanura manchega para convertirse en una ciudad de vanguardia. El llamado ‘Plan Felipe’ dio un gran impulso a la modernización de la ciudad en la década de los 80, con hitos tan destacados como la creación de Ifema o la modernización de las infraestructuras. Ese trabajo continuó en las décadas posteriores hasta el punto de que Madrid estuvo lista para optar a ser sede de los juegos olímpicos. Pero, aunque perdió por poco, los resultados de los esfuerzos de modernización perduran y siguen dando sus frutos.
Sobre esta base, hoy a Madrid se le presenta la gran oportunidad de colocarse a la vanguardia y convertirse en una de las tres grandes áreas metropolitanas de Europa, junto con Londres y París. De hecho, hoy ya es una de las grandes metrópolis europeas, gracias a la integración de la ciudad con todo el gran área urbana e industrial que la rodea. Aún así, puede llegar mucho más lejos y convertirse en una de las grandes locomotoras de Europa, en un ‘hub’ global. Al menos, esto es lo que piensa Jesús Fernández Villaverde, catedrático de Economía de la Universidad de Pensilvania.
En principio, semejante declaración parece un sueño, un deseo más que una realidad. Pero lo cierto es que ese sueño puede ser posible porque el Brexit ha abierto una gran ventana de oportunidad para que Madrid, en efecto, pueda convertirse en esa gran metrópoli europea, con todas las implicaciones positivas que ese estatus conlleva. La salida del Reino Unido de la Unión Europea va a implicar un amplio proceso de relocalización de actividades empresariales y financieras, que quieren seguir teniendo acceso al gran mercado europeo. En este sentido, Madrid tiene a su favor cosas tan importantes como una dotación de infraestructuras moderna y muy completa, un buen clima y muchas posibilidades culturales y de ocio, entre otras muchas.
Madrid cuenta también con una posición privilegiada como enlace entre Europa y Latinoamérica. España es la puerta de entrada a Europa para las empresas y los productos latinoamericanos. España mantiene importantes conexiones económicas, políticas y empresariales con Latinoamérica con las que no cuenta ningún otro país. Además, compartimos con Latinoamérica un idioma y una cultura comunes. Todo ello hace que España sea el puente ideal que enlace al Viejo Continente con el Nuevo, y Madrid se encuentra en el centro de él. Si esto se combina con las posibilidades que abre el Brexit, la ventana de oportunidad que se le abre a Madrid para convertirse en la tercera gran metrópoli y en un ‘hub’ global es impresionante.
Ahora bien, además, de estar en el lugar adecuado y en el momento justo, Madrid necesita algo más para dar ese gran salto cualitativo. Para Jesús Fernández Villaverde, lo primero que se precisa es un gran acuerdo entre los partidos políticos y los agentes sociales que permita que esa visión del futuro de Madrid pueda convertirse en una realidad tangible. Ese acuerdo es fundamental porque una de las cosas que precisa Madrid, según Fernández Villaverde, es dotarse de un sistema educativo de calidad, lo cual, como es lógico, implica a todos los partidos y a todos los agentes sociales. Un elemento esencial, en este sentido, es que Madrid se dote de una universidad líder a nivel mundial, como Oxford, Cambridge o la London School of Economics.
Junto al sistema educativo, Madrid necesita dotarse de un marco de negocios que sea el mejor del mundo, tanto en lo que se refiere a las infraestructuras físicas como a las relacionadas con el mundo de los negocios. Para ello, como es lógico, se necesita ese acuerdo entre los partidos políticos y los agentes sociales. Y Madrid también necesita ganar población, con las implicaciones que ello conlleva en materia de urbanismo, infraestructuras y transporte.
Madrid, sin embargo, no podrá convertir en realidad el sueño de la gran metrópoli europea si no cuenta con el apoyo del gobierno de la nación, en forma de medidas como la racionalización de los horarios de trabajo, medidas de conciliación de la vida familiar y laboral, una política fiscal favorable a la natalidad y una política de capital humano que se base en la selección de las élites.
Si se consigue todo lo anterior, Madrid será la tercera gran metrópoli europea. El momento de hacerlo es ahora porque oportunidades al respecto como la que brinda el Brexit se presentan en contadas ocasiones.