Desde hace tiempo se sabe que la tecnología es la base del desarrollo económico. Ahora también sabemos que lo es de la resiliencia de los países frente a situaciones de incertidumbre y crisis. Los países que respondieron mejor a la crisis de 2007 fueron aquellos con economías con más diversidad tecnológica. Son, asimismo, los que apostaron por la innovación. Pero no es tan fácil conseguir esa capacidad. Si lo fuera, todo el mundo podría hacerlo. La cuestión, por tanto, es cómo hacer que la combinación de conocimiento y talento mejore la calidad de vida de la gente. Para ello, el informe INTEC 2022, elaborado por la Cátedra Ciencia y Sociedad de la Fundación Rafael del Pino, presenta diez tecnologías para impulsar España. Las explica Javier García, presidente de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada y Catedrático Rafael del Pino.
Tecnologías para la detección de bacterias resistentes
La primera de ellas es la tecnología para la detección de bacterias resistentes. Las bacterias evolucionan mucho más rápido que nosotros. Ahora, son cada vez más resistentes a los antibióticos. Y desarrollar un nuevo antibiótico cuesta unos mil setecientos millones de euros y dos años de trabajo. Pero, sin antibióticos, la persona enferma y puede morir. Por tanto, hay que encontrar otras opciones. Una de ellas consiste en técnicas de identificación de las bacterias más peligrosas mediante nuevos sensores.
La segunda tecnología es la movilidad inteligente. Se trata de utilizar las matemáticas, los algoritmos, para conocer mejor las opciones de desplazamiento sostenible. Con ello, se trata de evitar que haya personas sin la posibilidad de acceso a los servicios, a las zonas clave de las ciudades. Este es un tema que tenemos pendiente.
Nuevas baterías
Las nuevas baterías basadas en sodio o en magnesio, en vez de en litio, son otra de esas tecnologías. Es relevante porque buena parte de la transición energética se basa en elementos escasos o de los que carecemos. Algunos de ellos, como el litio, se concentran en muy pocos países, con lo que podrían surgir problemas de cárteles como la OPEP. De otros, como el platino, no tenemos bastante cantidad. Por tanto, se impone el desarrollo de tecnologías basadas en elementos abundantes, como el hierro o el sodio. O en aquellos otros que reciclamos bien, a diferencia del vanadio o del wolframio. Son elementos escasos, que están en nuestros móviles, pero que son imposibles de reciclar. Ahí tenemos el gran reto.
El uso de las matemáticas para conseguir un mundo más sostenible forma también parte de ese catálogo de tecnologías. Solo los algoritmos nos permitirán conocer mejor el mundo y encontrar soluciones a los grandes problemas que tenemos. Sirven para dar sentido a los datos de los que disponemos. Además, nos permiten analizar mejor realidades como el cambio climático. Y, gracias a los avances en inteligencia artificial y computación, podemos ver los resultados que depararán diferentes medidas.
Tecnologías y metaverso
El metaverso también está en el grupo. Gracias a él va a haber una industria que no estará en lo físico, sino en lo virtual. Lo que le falta es cómo integrar la biología, lo emocional, lo humano. Y una de sus asignaturas pendientes es la sostenibilidad.
Los fertilizantes inteligentes forman parte de las tecnologías seleccionadas. Se trata de fertilizantes que responden a la demanda del suelo y que no se utilizan de forma excesiva. Los fertilizantes inteligentes están encapsulados mediante nanotecnología. Estas cápsulas se abren en función de cambios en la composición del suelo. Solo se abren si la planta necesita más nitrógeno o fósforo. Un menor uso de fertilizantes ahorra gas natural y genera menos CO2.
Materiales teranósticos
Relacionados con esta tecnología, y con la nanomedicina, están los materiales teranósticos. Son materiales que pueden detectar un tumor y, simultáneamente, liberar un medicamento potentísimo. Si se liberase en cantidades indiscriminadas, tendría unos efectos secundarios terribles. Pero, con esta tecnología, se libera solo en el tumor y con una concentración minúscula, la necesaria para acabar con él. En España, con una población tan envejecida, esto es clave.
Las nuevas familias de robots se suman al catálogo de tecnologías. Por ejemplo, enjambres de robots que sirven para tratar enfermedades, o para interactuar con determinadas superficies. También hay una nueva generación de robots blandos, más parecidos a un organismo, que pueden interactuar, adaptarse, moverse. Incluso, pueden circular por el interior de nuestras venas y llevar a cabo operaciones cuando hay problemas de circulación. Vamos a ver toda una nueva dimensión de robots.
El turismo de las cosas
La penúltima tecnología es el turismo de las cosas. Estamos familiarizados con el internet de las cosas. Es decir, que los objetos que nos rodean interactúen con nosotros, que nos conecten con la red. Ahora, imaginemos lo que esto supone para la experiencia del viaje, desde comprar los billetes a la experiencia virtual del hotel y de la ciudad donde está. Luego, durante el viaje, está la posibilidad de interactuar con un cuadro, un castillo o una catedral, aprendiendo cosas nuevas. Y, al volver a casa, contar en las redes sociales todo lo que se ha hecho. Se trata de poner esta tecnología en toda la experiencia del viaje, porque en España es clave. Va más allá del turismo inteligente porque pone el énfasis en lo que nos rodea cuando viajamos y lo conecta con esa experiencia visual.
La última tecnología es la captura y transformación del CO2. Es un cambio de paradigma, de forma de pensar, porque el CO2 es uno de los grandes problemas que tenemos. Buena parte del cambio climático se debe a las emisiones de CO2. Durante un tiempo estuvimos pensando en cómo reducir las emisiones, mejorando la eficiencia de los procesos químicos. También estuvimos pensando en su captura. Pero ahora hay algo nuevo. El CO2 es como una roca, es el residuo de la combustión, es completamente estable. Y lo podemos convertir en todo tipo de cosas útiles. Podemos convertirlo en combustibles solares, en combustibles para aviones. Esto se está escalando en Madrid, en el IMDEA Energía. Incluso, con luz solar el CO2, se puede transformar en todo tipo de hidrocarburos. También se pueden generar monómeros para plásticos.
Tecnologías y competitividad
La urgencia está en que otros avanzan más que nosotros. En España se genera parte del mejor conocimiento del mundo y progresamos, pero hay que ver a qué velocidad avanzan otros. España ha perdido ocho puestos en diez años en el índice de complejidad de la economía. Somos el país número treinta y dos en complejidad económica. No hemos caído ocho posiciones porque no estemos innovando. Lo estamos haciendo, pero otros lo están haciendo más rápidamente.
Si no actuamos, no podremos mantener el Estado del bienestar. Nuestra renta y nuestros costes laborales ya están en la media de Europa. Si no podemos competir con nuestros pares, no podremos sostener ese Estado del bienestar. Por ello, la innovación es una cuestión de seguridad económica para el país.
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