En 1816 Napoleón hizo la siguiente profecía: “Cuando China despierte, el mundo temblará”. El despertar económico del gran dragón asiático ya se ha producido. Sus multinacionales van a la conquista del mundo. Y su combinación de capitalismo y comunismo es disruptiva. Lo explica Lourdes Casanova, profesora de Management y directora del Emerging Markets Institute de la Johnson School of Business de la Universidad de Cornell.
Multinacionales de rápido crecimiento
China está cambiando la economía mundial a través de sus empresas. Son compañías multinacionales que han crecido muy rápidamente. Lo han hecho a más velocidad que las de los países desarrollados porque la economía china también crece a tasas mucho mayores. Para un país es importante tener empresas grandes. Son ellas las que generan empleo, las que innovan. Son, también, las que cuentan con recursos suficientes para tirar de las pequeñas y medianas empresas.
La crisis financiera de 2008 brindó a China la gran ocasión de hacer crecer sus empresas.
La crisis financiera de 2008 brindó a China la gran ocasión de hacer crecer sus empresas. Fue gracias a la aparición de grandes oportunidades de compra de empresas y de expansión, debido a que las compañías estadounidenses sufrían una grave crisis. Por eso, durante esos años se produjeron muchas ventas de empresas a capital chino. Además, surgieron espacios en países e industrias que ocuparon claramente las empresas chinas.
El papel de las reservas de divisas chinas
Las multinacionales chinas, además, crecen y se expanden gracias a que el país tiene unas reservas de divisas gigantescas. Suman más de un billón de dólares, una cantidad equivalente al PIB español. Con esas divisas China adquirió bonos estadounidenses y de otros gobiernos. En cierto momento, sin embargo, el gobierno consideró que empezaba a concentrar demasiados riesgos con ese tipo de activos. Entonces empezó a diversificar sus inversiones, entre otras formas mediante la compra de empresas en otros países.
Gracias a todo lo anterior, China ha podido converger rápidamente con las naciones desarrolladas. Y es que a los países avanzados les cuesta mucho más hacer crecer a sus empresas. Esto le ha permitido unirse al selecto club de países que cuentan con grandes empresas en el Fortune 500.
Los recursos de las multinacionales
Los bancos chinos también acuden a las compras para internacionalizarse y convertirse en los mayores del mundo. Otras empresas, como las aseguradoras, las constructoras, las telecos o las de ingeniería hacen lo mismo. Lo hacen porque las compañías chinas son las que tienen los recursos financieros para continuar su expansión global.
Las multinacionales chinas también son diferentes de las de los países desarrollados. Por ahora no cotizan en los mercados de valores. El 79% de las empresas del Fortune 500 están en bolsa. En China, en cambio, el 67% de las compañías son públicas o de capital mixto. Esto no va a cambiar por ahora porque el gobierno quiere seguir controlando las grandes empresas. Esas empresas dominan mercados globales, como teléfonos móviles, ordenadores, aire acondicionado, televisores y otros muchos productos. Además, se da la paradoja de que, aunque están controladas por el gobierno, ganan concursos de privatización de empresas públicas en otros países.
Competir en precios
De forma general y sistemática, las multinacionales chinas compiten en precios. Los costes laborales siguen siendo bajos. Además, tienen que producir para un mercado local cuyo poder adquisitivo es mucho menor que el de los países occidentales. Por eso, tienen que poder vender más barato. El resultado es que tienen productos tecnológicos de las mismas características que los de los occidentales, pero más baratos.
Las multinacionales chinas, además, están menos interesadas que las americanas en los beneficios a corto plazo. Por el contrario, piensan más en el largo plazo. Por eso, prefieren sacrificar los márgenes empresariales para, de esta forma, poder seguir creciendo.
Una cadena de valor muy eficiente
Los chinos han resultado ser unos competidores increíbles. Inventan formatos diferentes, los hacen más pequeños, pueden vender sus productos más baratos pese a que los costes de producción siguen subiendo. El secreto consiste en haber creado una cadena de valor muy eficiente e invertir en puertos como Barcelona o el Pireo. Con ello, han devuelto al Mediterráneo su carácter de mar comercial. Y es que, para conseguir esa cadena de valor tan eficiente los barcos chinos cruzan el canal de Suez y entran a Europa por el Pireo para el este y Barcelona para el oeste. Con ello, han conseguido ofrecer un producto terminado que lo llevan a tu casa.
China, por último, es un gran innovador. Es el primer o el segundo país del mundo por inversión en I+D, en patentes, en número de investigadores, en publicaciones científicas. Lo es porque percibe la necesidad de ser autosuficiente en tecnología ante las barreras que le están poniendo, en especial en Estados Unidos. Lo que todavía no ha conseguido China es dotar a sus marcas del nivel de poder que tienen las estadounidenses.
Las multinacionales chinas por el mundo
Las multinacionales chinas están aventurándose al exterior, a pesar de ser más jóvenes que las coreanas, japonesas o estadounidenses, por ejemplo. Se expanden abriendo sucursales o filiales, o mediante fusiones y adquisiciones. En apertura de empresas ya invierte tanto como Estados Unidos, en un momento en que el gigante americano está replegándose. Aun así, Estados Unidos sigue invirtiendo mucho en el exterior, en especial en China, India y Australia. China, en cambio, invierte más cerca de casa, en países como Indonesia, aunque también en India. Además, se dirige a Latinoamérica y África. En términos regionales, el área que más inversiones chinas recibe es Europa, en especial a través de fusiones y adquisiciones.
China necesita su gran expansión porque, aunque cuenta con recursos naturales, no tiene los suficientes. Por ello, está asegurándose de que no le va a faltar. Es lo que busca su inversión en Latinoamérica, África y Australia. Pero, cuando sus empresas salen al exterior, también buscan aprender y, cada vez más, diversificar los riesgos relacionados con la inversión de su enorme reserva de divisas.
¿Qué puede hacer Occidente ante esto? Lo primero de todo es reconocer que China está haciendo crecer el pastel económico global, que está contribuyendo al crecimiento mundial y a la reducción de la pobreza. También hay que conocer a las empresas chinas y entender que la combinación de capitalismo y comunismo de China es disruptiva. La cuestión es cómo lo hacemos para competir con esas empresas.
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