Estamos inmersos en la cuarta revolución industrial. En este mundo, la clave de la competitividad y la prosperidad reside en la tecnología y la innovación. ¿Qué puede hacer España al respecto? ¿Cuáles son las fortalezas de nuestro país en este terreno? ¿Por qué tecnologías debe apostar? La Cátedra de Ciencia y Sociedad de la Fundación Rafael del Pino trata de responder a estas cuestiones. Lo explica Javier García Martínez, presidente de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada, que está al frente de la cátedra.
Las tecnologías y la cuarta revolución industrial
La cuarta revolución industrial es el tren que está pasando en estos momentos. A España le cuesta subirse a él, pero debería esforzarse en cogerlo. ¿Por qué? Porque las exportaciones españolas prácticamente no han cambiado en los últimos veinticinco años. Seguimos produciendo y exportando lo mismo que en 1996. La mayor parte de los países líderes, sin embargo, ha transformado su sistema productivo por completo. Han dejado atrás las tecnologías del pasado para incorporar nuevas tecnologías. España, en cambio, sigue con un sistema productivo con una menor complejidad económica. Es decir, que emplea una tecnología estándar y al alcance de muchos otros. En consecuencia, lo que se produce en nuestro país puede copiarse y la producción relocalizarse fuera de España.
«hay que apostar por la tecnología y la innovación, que son los motores de la productividad»
Esto sucede, además, en una economía en la que la pyme tiene un peso mucho mayor que en el resto de los países avanzados. El peso de la gran empresa, por el contrario, es mucho menor. En consecuencia, la productividad española es más baja que la de nuestros socios europeos. Y a ello se suman los problemas del mercado de trabajo. Problemas definidos por una elevada temporalidad, un desempleo estructural del 12% y un paro juvenil muy alto. Todos estos problemas están relacionados. Para resolverlos, hay que apostar por la tecnología y la innovación, que son los motores de la productividad. Pero ¿cuáles son las tecnologías en las que España puede tener potencial?
Diez tecnologías por las que apostar
La Cátedra de Ciencia y Sociedad de la Fundación Rafael del Pino ha seleccionado diez tecnologías emergentes por las que puede apostar España. Dichas tecnologías satisfacen tres criterios simultáneamente. En primer lugar, se encuentran al inicio de su expansión. Es ese momento en el que su coste de acceso es atractivo y asumible para las empresas y la sociedad. En segundo término, son tecnologías adecuadas y coherentes con la posición investigadora y la realidad empresarial de nuestro país. Por último, son tecnologías que se perciben como una llamada a la acción de los agentes del ecosistema local y de más allá de nuestras fronteras. Desde esta perspectiva, se han seleccionado las tecnologías que se presentan a continuación.
Telemedicina
La segunda generación de telemedicina no solo va a hacer posible una interacción más eficiente con el sistema sanitario, sino también reducir costes y mejorar el diagnóstico de la siguiente generación de pacientes.
La hora de lo verde
El cambio del electrón al fotón va a suponer también una enorme ventaja, no solo en impacto medioambiental, sino también en la velocidad y la eficiencia de innumerables sistemas, como el LIDAR y el LIFI, que son tecnologías alternativas al radar y al wifi basadas en luz en vez de en paso de electrones.
La generación de hidrógeno verde es una gran oportunidad para España. España es la fábrica de electrones verdes de Europa, pero si vendemos electrones verdes, vendemos materia prima. La idea es utilizar estos electrones para generar moléculas verdes, como el hidrógeno o el amoniaco verde y, de esta manera, avanzar en la cadena de valor y vender productos de alto valor añadido en vez de materias primas.
Neurociencia y matemáticas
Desde hace más de cien años, España ha sido líder en neurociencias. Hoy en día lo es en muchas tecnologías que muestran la conexión cerebro-máquina que nos va a permitir una interacción con robots y ordenadores muchísimo más natural.
Las siguientes cifras son sorprendentes, pero muestran el enorme valor de las matemáticas. En el Reino Unido, la contribución de las matemáticas al PIB es del 43%. Detrás de esto están los seguros, la logística, el sistema financiero. Todas estas grandes industrias son, básicamente, datos. En España todavía tenemos un gran recorrido que hacer para que el oro del siglo XXI, los datos, se utilice de la forma más eficiente posible. Ahí las matemáticas tienen un papel fundamental. De ahí la importancia de la educación en matemáticas, para que España pueda liderar esta economía de los datos.
Tecnologías de realidad mixta y nanosensores
Hemos sufrido la realidad no aumentada de las videoconferencias, de las pantallas. En las nuevas tecnologías que estamos proponiendo hablamos de una realidad mixta (entre virtual y aumentada), en la que sea imposible distinguir el mundo virtual del físico. Hay tecnologías que ya permiten esto y, sin embargo, todavía estamos muy por detrás en cuanto a lo que la tecnología permite en comunicación en streaming. En la práctica, la realidad virtual es algo que todavía está en la primera generación cuando tenemos tecnologías muy superiores.
Una de las grandes contribuciones a la lucha contra la Covid ha sido los nanosensores que nos han permitido identificar la presencia de anticuerpos de manera muy sensible. Pero donde verdaderamente se ve el potencial de este tipo de sensores es en el Tercer Mundo, para identificar enfermedades que tienen un diagnóstico difícil a un precio razonable, en países que no tienen un sistema sanitario tan adelantado como el nuestro.
Supercomputación y agricultura de precisión
España es una potencia mundial en supercomputación. Tenemos unas infraestructuras estupendas y, sin duda, esta capacidad nos puede ayudar a despegar. Las matemáticas, unidas a la supercomputación, nos van a permitir liderar el uso de los datos. Somos líderes en capacidad de supercomputación. Esta es una herramienta que no podemos dejar pasar.
Si de todas las tecnologías hubiera que destacar una, sin duda sería la agricultura de precisión. La agricultura de precisión es una necesidad para un país que sobre utiliza los fertilizantes, lo que ocasiona problemas medioambientales muy graves; en un país que utiliza mal los recursos, que tiene escasez de agua. La agricultura de precisión, es decir, el uso de nanosensores, del internet de las cosas, de información satelital, de drones, nos permitiría no solo hacer un mejor uso del campo sino también contribuir a repoblar la España despoblada, dando un mayor beneficio a las personas que trabajan en el campo. Otros países son líderes en este sector -Israel es un ejemplo de agricultura de precisión- y no hay ninguna razón por la que nuestro país no pueda apostar por el mismo tipo de tecnologías.
Nanomedicina
La nanomedicina ha tenido un papel muy importante en las vacunas frente a la Covid. Esas vacunas contienen un material genético que no hubiera podido entrar en las células si no se hubiera investigado durante décadas el suministro inteligente de medicamentos, en este caso de material genético que entra por endocitosis en nuestras células y permite la respuesta de nuestro sistema inmunitario de una forma tan eficaz.
Estas tecnologías pueden mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos y la competitividad de nuestras industrias. Los ciudadanos que no las conozcan serán analfabetos tecnológicos.
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