La Corte Penal Internacional ha empezado a instruir causas por crímenes de guerra contra los dirigentes rusos por la guerra de Ucrania. La justicia ha empezado a actuar. Incluso, ha dictado una orden de detención contra Putin. La cuestión es si estas decisiones permitirán o no una salida negociada de la guerra. Lo explican Philippe Sands, Professor of the Public Understanding of Law y Director del Centre on International Courts and Tribunals en el University College de Londres, y Mark Freeman, fundador y Director Ejecutivo del Institute for Integrated Transitions (IFIT) y Carlos Castresana, comisionado de Derechos Humanos de la ONU.
Justicia internacional
Mark Freeman advierte de que las decisiones en el área de la justicia criminal internacional habría que tomarlas pensando en el futuro. Habría que hacerlo de tal manera que permitan llegar a la paz en Ucrania a través de negociaciones. Esto es así porque no sabemos cómo terminará esta guerra. No hay más que ver lo que sucedido en Siria.
Antes se tendía a pensar en dos opciones muy claras: impunidad absoluta o condena. La justicia transicional esta entre estos dos extremos e incluye instrumentos como las comisiones para la verdad y la reconciliación. Es parte de cómo gestionamos las cuestiones de justicia en las negociaciones de paz. Los documentos de las negociaciones de Minsk para la paz en Ucrania no dicen nada sobre la rendición de cuentas, solo que habría una amnistía. La UE respaldaría esta amnistía. En Colombia, en cambio, llegaron a la conclusión de que solo habría paz si había rendición de cuentas. Hay que tener en cuenta tanto a las víctimas como los detalles, hay que hacer concesiones mutuas, señaló Freeman. Hay que alcanzar acuerdos muy complicados, pero en este contexto es muy difícil. Se pueden conseguir fórmulas creativas, pero no siempre es posible.
¿Y después de la guerra?
En las primeras semanas tras la invasión rusa, era muy importante ver lo que se estaba intentando desde 2014. Los representantes rusos y ucranianos se reunieron, pero no consiguieron gran cosa. Después de la invasión había que evaluar lo que se podía conseguir tras ella. Ahora no hay un estatus quo al que volver. Las negociaciones de cara al futuro van a ser difíciles en lo que se refiere a la justicia. Las decisiones que se han tomado en aras a la rendición de cuentas deben mantener la puerta abierta para el desarrollo de negociaciones en el futuro. Lo que es cierto hoy podría no serlo mañana. Si creo que puedo ganar la guerra no estoy interesado en negociar, pero si la situación evoluciona, mi interés en las negociaciones puede aumentar o disminuir. Las cosas cambian en el campo de batalla, ha habido amenazas nucleares, pero hay distintos niveles en esta guerra.
Independientemente de cómo acabe la guerra, de aquí a cinco años va a haber tremendos retos en Ucrania. Retos de cohesión, desarme, brechas sociales, y la justicia va a tener que encajar en este proceso. Ucrania no es una isla. Hay distintos tipos de negociación y de resolución de conflictos. Dentro de Ucrania van a pasar algunas cosas. Otras tendrán lugar entre Ucrania y Rusia. Luego, en Europa, hay que hablar sobre una nueva arquitectura de seguridad. ¿Cómo se organizan estos esfuerzos? Porque pueden facilitar, obstaculizar o impedir los esfuerzos para alcanzar la paz mediante las negociaciones.
Justicia y realidad
Esta es una situación muy complicada, advierte Philippe Sands. No hay respuestas sencillas en términos de justicia. Los países son un poco como las familias. Pasan cosas, unas buenas y otras no tanto. Y todas las familias barren las cosas no tan buenas debajo de la alfombra y tratan de seguir avanzando, pero en la segunda generación vuelven. En el caso de Ucrania, no hay una solución perfecta para todo el mundo. Depende de la cultura, las circunstancias y los hechos. Es muy difícil saber qué decir a una persona que ha perdido a su familia. En el tema de Ucrania hay muchas opiniones y distintos niveles de complejidad. En esta clase de situaciones es muy importante saber cómo enfoca esto la otra parte del debate. Es muy fácil estar en Madrid y pensar en la clase de resultados que nos gustaría en el futuro.
La situación es un crimen de agresión. No había justificación para el uso de la fuerza por parte de Rusia, por lo que hay que hacer algo al respecto. Pero ¿quiénes somos nosotros, en Washington, Londres o Madrid, para dar lecciones a los demás sobre crímenes de agresión? La guerra de Iraq fue ilegal, pero nadie ha rendido cuentas. Cuando hablamos de justicia, en Occidente somos maestros del doble rasero. Putin utiliza los mismos argumentos que los retratados en las Azores en relación con Iraq, señaló el profesor. Por lo que tenemos que ser un poco más humildes sobre cómo gestionar esta clase de temas porque tenemos poca autoridad moral.
Doble rasero
Esto es parte de un juego a largo plazo. En 1945, los países dijeron que habría una clase distinta de mundo. Las estructuras que tenemos están dando sus primeros pasos: los tribunales, las leyes, los principios. Así es que estamos desarrollando una serie de estructuras que nos ayudarán a defender la paz y la justicia, pero tenemos que abordar nuestra propia realidad. Si la injusticia sigue ahí, en algún caso nos arrollará. Ucrania es un estado que está recibiendo los ataques de Putin y ha puesto la paz y la justicia en el epicentro. Ante los avances de Ucrania, la respuesta rusa es que en la mesa de negociación todo esto debe desaparecer. Así es que nos veremos abocados a tener que decidir entre paz o justicia, pero ¿a qué precio?
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