Desde la perspectiva occidental, da la sensación de que Vladimir Putin se mueve a sus anchas por Rusia. Parece que nadie dentro del país se opone a sus designios, ya sean personas o grupos organizados. Y parece que las sanciones económicas a Rusia no sirven de nada, puesto que Putin sigue adelante con la guerra. Al menos, es la idea que se tiene desde fuera. Por dentro, sin embargo, las cosas son distintas. Lo explican Natalia Arno, fundadora de la Free Russia Foundation, y Vladimir Milov, ex viceministro de energía de la Federación Rusa en los gobiernos de Vladimir Putin y Mikhail Kasyanov, e Ignacio Torreblanca, investigador del European Council of Foreign Affairs.
Exiliados de Rusia
Hay bastantes similitudes entre Rusia y España. Ambos países son ricos en términos de historia y cultura. Por eso es una pena que haya sucedido lo que ha sucedido, lamenta Natalia Arno. ¿Por qué Rusia no es capaz de sacar lo mejor de su población, como hace España? Se nos conoce como un país agresor, de hackers, de criminales de guerra. Pero también hay muchas personas en Rusia que están en contra de la guerra. Arno fue una de las primeras que tuvo que marcharse de Rusia en 2012. En diciembre de ese año le dijeron, a punta de pistola, que tenía cuarenta y ocho horas para hacer la maleta e irse.
El primer país al que fue es Lituania. Allí se dio cuenta de que podía seguir luchando por la libertad rusa desde cualquier lugar del mundo. Ahora estamos intentando ayudar a los ucranianos con el tema de sus presos en cárceles rusas.
Opresión en Rusia
En el año 2019, el gobierno ruso designó a su fundación como non grata, por lo que puede encarcelar a cualquier persona que trabaje con nosotros. El coste que supone hablar con libertad en Rusia es altísimo. A pesar de eso, muchos rusos protestan. Hay muchas personas que sí apoyan a Putin, porque tienen el cerebro lavado, pero también hay muchas otras muy valientes. Empezaron a producirse protestas un día tras otro, pero se sabe muy poco de ellas porque no hay medios de comunicación independientes.
Cada vez hay más personas insatisfechas con lo que sucede en Rusia, están despertando. Muchos rusos quieren apoyar a Ucrania. Hay muchos activistas en Rusia.
Ayudando a los ucranianos
Cuando empezó la guerra, sus organizaciones ayudaron a muchos ucranianos a llegar a la frontera con Polonia. El régimen cometió un error al invadir Ucrania como lo hizo. A todo el mundo le quedó claro que esto no puede ser así. Además, tarde o temprano, todas las dictaduras caen. La democracia es la única garantía de estabilidad. Es lo que los rusos necesitan porque lo que hace Putin es perturbarlo todo; es un agente del mal. Apoyar a Ucrania supone apoyar el movimiento hacia la democracia de Rusia.
Muchos rusos siempre han sentido un enorme afecto hacia Ucrania y los ucranianos, añade Vladimir Milov. ¿Cómo llegamos hasta aquí?, continua. Una respuesta breve es con el poder autoritario secuestrando el propio país. Pero uno no llega, gana las elecciones y se convierte en dictador. No. Esto se hace de forma gradual, controlando los jueces, los medios, paso a paso. Luego pasó lo que pasó en Georgia, en Ucrania. Los pueblos libres del mundo siempre tienen que estar alerta cuando un líder fuerte dice que es más perfecto que las instituciones. Eso nos afecta a todos porque cuando un líder abusa de los derechos humanos en su país, quiere exportar ese comportamiento. ¿Quién apoya a Hizbola? ¿Quién amenaza a Taiwán? Así es que el mundo tiene que estar alerta.
Situación difícil
En Rusia, los ciudadanos están en una situación difícil. Llevan veinte años soportando la propaganda y la ciudadanía está desconectada del resto del mundo. Hay muchos responsables. En primer lugar, el pueblo ruso, que lleva muchos años alejado de la realidad. Putin reprimió cada vez más las manifestaciones y prohibió participar en las elecciones. Metió en la cárcel a quién pedía más libertad. Cualquiera que le desafiara tenía que exiliarse o acababa en prisión. Si en el año 2018 hubiera habido elecciones libres, no estaríamos en lo que estamos ahora porque ya había mucho nivel de protesta en las calles. Putin nos odia por esa imagen distinta que tenemos de lo que puede ser Rusia un día. Esta Rusia responsable, pacífica, existe y estamos haciendo todo lo posible para hacerla realidad.
La victoria militar de Ucrania es esencial para derrotar a Putin. Todos lo necesitamos porque necesitamos que el mundo libre pueda defenderse de estos atentados contra la paz internacional. Necesitamos también que el pueblo ruso dentro de Rusia reaccione. Si no se desafía a Putin en casa, va a volver a atacar. Es ayuda mutua, las dos cosas van juntas.
Propaganda en Rusia
La victoria de Ucrania es importantísima y justísima, pero no será suficiente, matiza Natalia Arno. Para los rusos demócratas, la batalla será en la misma Rusia. El pueblo lleva tanto tiempo sometido a esa propaganda que hay que explicarle todo claramente. Además, la propaganda que hizo Putin fue muy inteligente y así fue como empezó a tener cada vez más poder.
Uno de los principales errores del Kremlin fue el mundial de fútbol. A los rusos se les había dicho durante muchos años que todos quieren destruirles. Sin embargo, viendo los partidos de fútbol se dieron cuenta de que no había esa animadversión hacia ellos que les habían contado.
Drones y sabotajes
Luego, la guerra a través de los drones y los sabotajes mostraron a la opinión pública que el régimen no es tan resistente como se le ha hecho crear. En muchas ciudades rusas, para ellos no es una guerra a gran escala, sino una operación militar limitada. Quienes van a la guerra a Ucrania son las regiones más pobres. Hubo una política deliberada para empobrecer a esas repúblicas. Ahí es donde están reclutando a los soldados que envían a Ucrania. Los drones son algo que ven, algo real, con lo que pueden empezar a entender lo que está pasando.
Antes de los ataques con drones, muchos rusos se habían dado cuenta de que Putin nos había metido en algo horrible, añade Vladimir Milov. Y el ataque con drones se lo confirmó. Ahora la población se da cuenta de que están atrapados, de que no tienen derechos políticos, de que si quieren protestar van a la cárcel.
Las sanciones funcionan
Las sanciones funcionan, sigue Milov, están teniendo efectos importantes. Su efecto avanza poco a poco con el tiempo. Ahora están empezando a surtir efecto. El déficit federal de los cuatro primeros meses del año superó la cifra prevista para todo el año. El presupuesto federal se está agotando, pero el gobierno no recauda todo el dinero que esperaba. Todo tiene que ver con la capacidad del gobierno de financiar las cosas, porque no hay inversión privada. Por tanto, Rusia está descubriendo una verdad muy incómoda porque en los últimos cuarenta años Occidente era la principal fuente de ingresos y tecnología de Rusia. A China e India no les interesa ayudar a Rusia porque la ven como competidora.
Rusia también acumuló muchas reservas, por temor a la desconexión del sistema SWIFT. Pero las sanciones sí que funcionan. Putin restableció las importaciones de terceros países, pero son de peor calidad y mucho más caras. Aun así, la industria consigue sus insumos. Por tanto, es importante controlar el cumplimiento de las sanciones.
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